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09 October 2020

El Hospital Costa del Sol realiza una campaña sobre la Degeneración Macular Asociada a la Edad, principal causa de ceguera en España

 

El área de Oftalmología del Hospital Costa del Sol coincidiendo con la celebración ayer del Día Mundial de la Visión ha iniciado una campaña de información y concienciación de la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE), una patología que es la principal causa de ceguera en España y que afecta aproximadamente a 700.000 personas, lo que supone una prevalencia del 1,5% respecto a la población glogal. Además se estima que hasta tres millones se encuentran en riesgo de padecerla en España.

El Día Mundial de la Visión es un evento que se celebra cada año en el mes de octubre con el objeto de sensibilizar a todo el mundo de la importancia de la prevención y el tratamiento de las principales enfermedades que conducen a la pérdida de visión. Según datos de la OMS, a nivel mundial existen más de 300 millones de personas con discapacidad visual y, de todas ellas, 45 millones son ciegas.

El servicio de Oftalmología del Hospital Costa del Sol atiende aproximadamente unos 6.000 pacientes con DMAE que son asistidos en la unidad de Retina. En este sentido, un profesional de esta unidad, junto con otros especialistas de distintos hospitales a nivel nacional, ha participado en el estudio de investigación ‘Ojetivo DMAE’ impulsado por asociaciones de pacientes y sociedades científicas con la colaboración de Novartis, con el objetivo de profundizar en el conocimiento de la situación de las personas afectadas por esta enfermedad teniendo en cuenta, además, que se prevé que su incidencia y prevalencia aumente de forma considerable en todo el mundo a medida que la población vaya envejeciendo.

La DMAE es una enfermedad ocular progresiva altamente invalidante que se caracteriza por la aparición de lesiones degenerativas en la mácula, la parte más noble de la retina y responsable de que se puedan distinguir detalles. Su afectación conlleva una pérdida más o menos gradual de la visión central.

Clínicamente existen dos tipos de DMAE, la forma seca ó atrófica y la forma húmeda o exudativa. La seca es más prevalente y representa cerca del 85% de todos los casos de degeneración macular asociada a la edad, así como el 35% de todos los casos de DMAE avanzada. En personas de 85 años y más, la presencia de la forma seca es cuatro veces más frecuente que la forma húmeda.

A pesar de que la forma húmeda sea menos frecuente ya que afecta aproximadamente al 15% de la población con DMAE, tiene peor pronóstico por su agresividad, siendo responsable de las pérdidas de visión más graves debido a que sin un tratamiento adecuado y precoz, su rápida progresión conduce a la destrucción de la visión central.

Se trata de una patología que impacta en la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS) de las personas y que se manifiesta en diferentes esferas de su vida, por ejemplo actividades esenciales para el desarrollo de una vida independiente como conducir, viajar, leer, realizar actividad física, cruzar la calle o identificar caras, entre otras muchas. La depresión puede llegar a convertirse en una importante comorbilidad asociada a esta enfermedad que ejerce un significativo impacto negativo en la calidad de vida. No sólo afecta a las personas que la padecen, sino también a sus familias y cuidadores, así como al sistema sanitario y social cuya demanda sobre los recursos públicos aumenta cada año.

Los tratamientos más frecuentes para las personas con degeneración macular asociada a la edad principalmente en su forma húmeda son las inyecciones intravítreas de los llamados fármacos anti-VEGF y los suplementos vitamínicos por vía oral. Los fármacos anti-VEGF se inyectan en el ojo en salas destinadas a tal fin que pueden estar en consultas externas o como en el caso del Hospital Costa del Sol, en el área quirúrgica. En este hospital se realizan unos 3.700 tratamientos intraoculares hospitalarios no demorables al año, aunque esta cifra engloba también otras patologías menos prevalentes. En el caso de la DMAE húmeda ó exudativa, alrededor de entre 700 y 800 pacientes vienen recibiendo tratamiento con regularidad, ya que se trata de una enfermedad

crónica en la que el tratamiento es un freno muy eficaz en su evolución a pesar de que no consiga una curación definitiva.

Los factores de riesgo que se combinan en el desarrollo de esta enfermedad son varios, siendo la edad avanzada el principal predictor de la misma seguido por el hábito tabáquico, el más importante sobre el que se puede intervenir. También está relacionada con la predisposición genética, el historial familiar, los hábitos alimentarios, el estilo de vida, la exposición a la luz solar o el color claro del iris entre otros. Por otra parte, algunos estudios sugieren cierta relación entre la presencia previa de enfermedades cardiovasculares y el diagnóstico de la degeneración macular asociada a la edad como consecuencia de procesos inflamatorios presentes en ambos tipos de patologías.

El estudio ‘Objetivo DMAE’ es un proyecto que parte del análisis de las necesidades y vivencias de las personas afectadas por esta enfermedad para llegar a propuestas de mejoras asistenciales, que se consideran pueden tener un impacto muy positivo en la calidad de vida de los pacientes, y que han sido valoradas y priorizadas por expertos.

Para obtener los resultados el estudio ha llevado a cabo una encuesta telefónica a 181 pacientes, de los cuales el 34,3% presentaban un DMAE seca y el 42% una DMAE neovascular (forma húmeda). Es importante y relevante destacar el dato de que el 23,7% desconocían qué tipo de DMAE tenían.

Una de las principales conclusiones que se derivan de los pacientes estudiados es la elevada frecuencia de efectación de ambos ojos en el momento de diagnóstico lo que mantiene relación con el hecho de que las personas con DMAE acuden al oftalmólogo muy tarde, cuando ya presentan problemas relevantes de visión. Esto refuerza la necesidad de un diagnóstico temprano para conseguir que el resultado del tratamiento sea mejor permitiendo una menor pérdida de agudeza visual a lo largo del tiempo y disminuyendo el impacto de esta patología en la calidad de vida de los pacientes.

En cuanto a la adherencia al tratamiento, el propio estudio indica que, a una de cada cuatro personas que lo habían recibido le supone un esfuerzo o incomodidad seguirlo debido a que obliga a acudir varias veces al oftalmólogo, sobre todo, en el caso de las neovasculares. En este sentido, garantizar una correcta adherencia a la terapia intravítrea es clave para mantener la agudeza visual y calidad de vida de los pacientes, sobre todo, en aquéllos que presentan la DMAE neovascular.

Teniendo en cuenta todas las conclusiones del estudio, los expertos han resuelto y priorizado una serie de propuestas, entre ellas: campañas informativas periódicas para informar y concienciar sobre esta patología e identificar a las personas en riesgo mediante prevención y cribado; mejoras en el circuito asistencial y diagnóstico, atención sanitaria y social y seguimiento; información y educación sanitaria a pacientes; desarrollo de planes formativos para los profesionales sanitarios de atención primaria, etc.

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