Si algo
define la historia y la cultura de un país son sus mercados.
Jerusalén tiene algunos de los más importantes de Israel y su visita
se convierte en una actividad obligada para conocer las
particularidades del destino, ya sean culinarias, sociales o culturales.
El mercado más famoso de Jerusalén es, sin duda, el de Mahane Yehuda, en el lado
oeste de la ciudad, muy cerca de la calle Agripas, una de las más
animadas de la urbe israelí. Este mercado, el más colorido de la
ciudad tres veces santa, refleja como pocos la enorme heterogeneidad
del país. Este espacio se puede visitar de forma organizada gracias a
los diversos tours turísticos que existen: desde la visita más
convencional, hasta la visita nocturna (con especial atención a la
ruta por los grafitis y los bares).
Mahane Yehuda es un mercado tradicional, con sus puestos que avanzan
sobre el pavimento, techo de uralita en la arteria principal y
ambiente oriental, donde se encuentran los productos más típicos como
los garbanzos, indispensables para la preparación del hummus o del
falafel, así como todo tipo de especias, pasteles y dulces como halva
o el kenafeh. Sin olvidar, por supuesto, el pan de pita o las
berenjenas, tanto recién hervidas para ser comidas hoja por hoja,
como fritas con huevo duro y ensalada para disfrutar de un sabroso
“sabij”.
En torno a Mahane Yehuda, hay restaurantes y puestos de productos
delicatesen, importados, embutidos kosher o no, aceitunas de todo
tipo, tamaño y sabor, anchoas sazonadas u olorosos arenques.
Pero no es este el único mercado de la capital israelí. Tres zocos y
un segundo mercado, de muy distinto estilo, comparten la mercadería
con el de Mahane Yehuda. El más antiguo es Al-Qattanin (mercado de
algodón) construido en 1336. Cien metros de arcos y cúpulas que en su
época contaba con baños turcos. En la actualidad, desaparecidos los
comerciantes de algodón, se venden desde souvenirs hasta dátiles y
especias. El puesto de café es –dicen– uno de los mejores de
Jerusalén.
El zoco árabe, otro de los mercados de la ciudad israelí, es la
expresión más auténtica del espíritu comercial del ser humano. Es un
lugar donde aún se realizan trueques, donde nada tiene precio fijo y
el regateo es la única norma establecida. Es un espacio, además, en
el que se puede encontrar absolutamente de todo.
El tercero, el zoco Khan Al-Zeit, en la Ciudad Vieja, sigue siendo un
mercado tradicional donde los residentes del barrio musulmán vienen a
hacer sus compras diarias. Está al aire libre, y es un lugar perfecto
para comprar frutas frescas o secas, especias, puestos de zumo o
cualquier otro producto. Para los locales es un sitio ideal para un
desayuno económico, rápido y tan típico como sabroso: zumo de granada
recién “aplastada” y pan árabe recién horneado.
El último, el mercado del Muristán, está ubicado en el barrio
cristiano de Jerusalén a escasos metros del Santo Sepulcro. Fue en su
día un foro romano, y más tarde un hospital durante las primeras
cruzadas en el S XI. Se trata de un mercado en el que se puede
encontrar desde iconos religiosos hasta antigüedades, pasando por
todo tipo de recuerdos de viaje. Es el sitio perfecto para relajarse
y probar un excelente café.
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