Las
funciones de nuestros órganos más importantes están medidas por nuestro reloj
biológico, ese reloj interno que se rige por dos etapas bien diferenciadas: el
día y la noche, la vigilia y el sueño. De su buen funcionamiento dependen
problemas tan comunes en la población como son la obesidad, el colesterol, el
insomnio o la diabetes. Por eso, en general las personas que duermen poco o
trabajan en el turno de noche engordan más tienen peor salud que las
que consiguen un descanso reparador por la noche.
La
revista «Nature» publica dos estudios que podrían dar una respuesta a los
problemas que ocasiona una mala regulación de ese reloj endógeno y de los ritmos
circadianos, el ciclo de 24 horas que regula los procesos biológicos. El primero
ofrece información clave para conocer cómo se regula, pero el segundo da un
primer paso hacia el tratamiento y prevención de los procesos vinculados con ese
reloj central.
Un
grupo de investigadores del Instituto
Scripps de Investigación, de la Universidad de Florida, ha sintetizado un
par de moléculas que alteran el reloj biológico. Este tratamiento se probó en
ratones y se comprobó cómo alteraban el ritmo circadiano y el reloj que desde el
cerebro, en el hipotálamo, sincroniza los ritmos diarios en los mamíferos.
Para
probar su efecto en el tratamiento de los problemas asociados a la alteración
del reloj biológico, administraron estos compuestos a ratones obesos que habían
engordado con una dieta rica en grasas y azúcar. El resultado fue impactante.
Pese a no modificar su dieta redujeron su peso y mejoraron los niveles de
colesterol y azúcar en la sangre.
Adelgazaban a pesar de comer
Los
dos compuestos tuvieron un efecto en el metabolismo del hígado, del músculo
esquelético y del tejido adiposo. Los científicos también observaron un aumento
del 5 por ciento en el consumo de oxígeno, lo que sugiere un mayor gasto de
energía durante el día y la noche. Sin embargo, estos aumentos no se debieron a
una mayor actividad, ya que los animales mostraron una disminución de un 15 por
ciento en el movimiento.
Además
de sus efectos sobre el metabolismo, los dos compuestos también afectaron la
actividad de los animales durante los períodos de luz y oscuridad, lo que
sugiere que esta clase de compuestos pueden ser útiles para
el tratamiento de los trastornos del sueño, desde el insomnio al «jet
lag».
Este
trabajo es una muestra más de que los ritmos circadianos están relacionados con
los procesos metabólicos, y también de que pueden ser modulados con fármacos.
**Publicado en "ABC"
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