Algo que puede pasar tan inadvertido para el ciudadano como la iluminación nocturna de una ciudad influye directamente en su estado de ánimo. Así puede favorecer el sentimiento de arraigo y de valoración del entorno y, al contrario, provocar rechazo. Según un estudio de investigación desarrollado por la arquitecta Berenice Calvillo, presentado en la ETS de Arquitectura de Barcelona, la luz ámbar ofrece una mayor sensación de inseguridad que la blanca, que ofrece más información a la vista. Además, la luz intensa incita emociones como la diversión, según asegura la autora.
No comments:
Post a Comment