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02 April 2019

El 81% de los niños alérgicos tiene dificultades para conseguir el tratamiento para la anafilaxia



 El 81% de los niños alérgicos en riesgo de anafilaxia tiene dificultades para acceder al tratamiento que les puede salvar la vida en caso de reacción alérgica grave, la adrenalina autoinyectable. Así lo concluye una encuesta realizada por la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) a sus socios, pediatras alergólogos. El motivo de ello es la situación de desabastecimiento de autoinyectores de adrenalina originada a finales de 2017 cuando los laboratorios ALK cesaron la comercialización del autoinyector JEXT ® 300 mcgr debido a una falta de acuerdo sobre su precio con el Ministerio de Sanidad. Desde entonces, y a pesar de la comercialización del fármaco por parte de otras empresas farmacéuticas, el abastecimiento no resulta suficiente, lo que está ocasionando problemas graves para los pacientes pediátricos y sus familias, incluso para sus médicos, según constata la SEICAP en esta encuesta.

Los pediatras alergólogos afirman que las familias y los pacientes, no solo tienen problemas para acceder al tratamiento, sino que esta situación está teniendo un fuerte impacto psicológico en ellos, con síntomas de angustia y ansiedad. “Se trata de una situación muy grave para la que SEICAP reclama una pronta solución que garantice la seguridad de estos niños”, indica la doctora Mercedes Escarrer, presidenta de la SEICAP. A día de hoy, la disponibilidad más habitual es la de Anapen® 300, un autoinyector de adrenalina con un sistema de aplicación distinto. “Esto nos ha llevado a tener que instruir nuevamente a los pacientes y familiares en su uso, lo que genera estrés”, advierte. Por otro lado, la otra opción, Emerade® 300, no financiado, habitualmente ya no se encuentra disponible.

Una de las soluciones a las que han tenido que recurrir las familias, es a la obtención de la medicación vía extranjera. Así, el 31% de los médicos encuestados refiere pacientes que han tenido que recurrir a ello, bien a través de los servicios de farmacia hospitalaria o bien mediante los servicios de salud autonómicos. “Esto implica un aumento de los trámites para conseguir la medicación y de los tiempos de espera para su disponibilidad”, comenta la doctora Escarrer. La encuesta ha sido realizada por pediatras alergólogos de la SEICAP procedentes de 14 comunidades autónomas, siendo las comunidades mayoritarias las de Cataluña, Andalucía, Madrid, Islas Canarias, Comunidad Valenciana y Murcia, lo que coincide con áreas con mayor población pediátrica.

La anafilaxia es la reacción alérgica más grave, rápida y potencialmente mortal que puede padecer una persona. “Su prevalencia está aumentando en los últimos años en niños por lo que es importante que todos estemos concienciados sobre la importancia de su tratamiento, para lo que es fundamental el autoinyector de adrenalina, ya que puede salvar vidas”, argumenta el doctor Juan Carlos Juliá, miembro del Grupo de Trabajo de Anafilaxia de la SEICAP. Una de las principales causas de anafilaxia es la alergia alimentaria, que también están en aumento.

La anafilaxia se caracteriza por “la presencia simultánea de sintomatología en varios órganos del cuerpo, hasta en un 80 % hay afectación cutánea (urticaria y/o angioedema) pudiendo acompañarse de síntomas digestivos y respiratorios principalmente, pero en los casos más graves puede verse afectado el sistema cardiovascular pudiendo originar hipotensión y shock”, explica el doctor Juliá. En cuanto aparecen los primeros signos de anafilaxia “se debe administrar lo antes posible la adrenalina para evitar su evolución y una consecuencia fatal. Por ello es necesario que los niños en riesgo la lleven encima en todo momento”, indica.

Abastecimiento insuficiente
En España la adrenalina autoinyectable se adquiere con receta médica, que proporcionará  el pediatra alergólogo al paciente. “Es aconsejable disponer de 2 autoinyectores de adrenalina que siempre deberán estar en donde se encuentre el niño (casa, colegio, viajes, etc.)”, afirma el doctor Juliá. Lo recomendable es que tenga una fecha de caducidad lo más larga posible, “ya que lo normal y deseable es que no la tenga que usar y caduque y hay que tener en cuenta que no se puede sustituir por otros medicamentos”, añade.

Después del desacuerdo entre ALK y el Ministerio de Sanidad por el precio del autoinyectable (pasaba de 42,09 a 35,81 euros), el problema de desabastecimiento fue incrementándose durante 2018. “Por un lado, había pacientes que precisaban renovar los autoinyectores que caducaban, para lo que no resultaba suficiente el abastecimiento de otras farmacéuticas (Altellus® y Emerade®, este no financiado) dado que la demanda se incrementó de forma rápida”, sostiene el doctor Juliá. Además, el breve tiempo de almacenamiento por  la caducidad del producto, conllevó roturas de stock de estos fármacos. La incorporación al mercado español de un nuevo AIA (Anapen® 300) a partir de marzo de 2018 aumentó la disponibilidad pero de manera insuficiente. Por otro lado, a  partir de la mitad de 2018, también se produjo desabastecimiento de los AIA de 150 mcg, al dispensarse dos de ellos como sustitutos del de 300 mcg, lo que amplificaba el problema a los niños que tenían prescrita la dosis de 150 mcg.


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