Andalucía se sitúa en los estándares óptimos de consumo de antibióticos en Europa. Concretamente, desde la puesta en marcha a principios de 2014 del programa PIRASOA, se ha logrado reducir el consumo de antibióticos en un 6% en atención primaria y un 9% en hospitales del sistema sanitario público andaluz. Así lo ha puesto en valor hoy en comisión parlamentaria el consejero de Salud de la Junta de Andalucía, Aquilino Alonso.
El programa PIRASOA forma parte de una estrategia de la Consejería de Salud para mejorar el uso de antimicrobianos en la red de centros asistenciales, unida a otra de prevención, control y reducción de infecciones derivadas de la asistencia sanitaria, principalmente en hospitales.
Se trata, además, de un programa pionero a nivel nacional y europeo, que persigue mejorar la utilización de antibióticos en los centros sanitarios andaluces para luchar contra el incremento de las resistencias bacterianas, un problema que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido como una de las mayores amenazadas para la salud pública mundial.
Para ello, el Servicio Andaluz de Salud ha ido implantando medidas que permiten el control efectivo de infecciones, como el fomento de la higiene de manos, el uso correcto de guantes, la profilaxis quirúrgica o asociada a otros procedimientos invasivos, medidas de aislamiento y protección ante enfermedades transmisibles en auge, etc. Al mismo tiempo, ha propiciado un importante programa formativo para los profesionales, tanto de atención primaria como de atención hospitalaria.
Estas actuaciones, desarrolladas en el marco de la Estrategia de Seguridad del Paciente, han logrado evitar un número importante de muertes y estancias hospitalarias asociadas a complicaciones y mortalidad de las bacterias multirresistentes.
En esta labor, ha destacado el consejero, “han tenido un papel fundamental los profesionales: equipos clínicos, equipos gestores y la propia administración andaluza han cooperado y apostado por resolver este problema trabajando en equipos multidisciplinares tanto en atención primaria como hospitalaria. Estamos, por tanto, ante un éxito colectivo”.
Hay que recordar que la resistencia a antimicrobianos representa en la actualidad un grave problema de salud pública y exige una acción común y mundial por parte de los agentes e instituciones sanitarias, en cuanto se requiere sensibilizar sobre el grave riesgo que supone el crecimiento de las resistencias bacterianas.