Castilla-La Mancha ha acogido el inicio de
un proyecto piloto para formar sobre diabetes a enfermeras -tanto asignadas a
Atención Primaria como a los servicios de Endocrinología y a las unidades de
Hospita-lización- y capacitarlas, a su vez, para educar sobre esta enfermedad a
los pacientes y sus familiares. La jornada formativa, celebrada en Talavera de
la Reina, ha sido posible gracias a la colaboración entre la Consejería de
Sanidad de la región, a través del Área Integrada del citado municipio, y la
Sociedad Castellano-Manchega de Endocrinología, Nutrición y Diabetes (SCAMEND),
con el apoyo de Novo Nordisk.
A la jornada de
Talavera de la Reina seguirá otra en mayo en la ciudad de Toledo, fruto también
de la colaboración entre las tres entidades mencionadas. El balance de los
resultados de las dos sesiones permitirá valorar la ampliación del proyecto a
más municipios de Castilla-La Mancha o a otras comunidades autónomas. La
iniciativa tiene su origen en una de las necesidades detectadas por el estudio
DAWN2 (siglas en inglés del segundo “Estudio de actitudes, deseos y necesidades
ante la diabetes”), un sondeo realizado en 17 países a personas con diabetes,
sus familiares y los profesio-nales sanitarios que las atienden. En el caso de
España, estos tres colectivos deman-dan mayoritariamente más formación sobre la
enfermedad y más educadoras en diabetes.
También según
los resultados de DAWN2, sólo el 50% de los españoles
con diabetes dicen haber asistido alguna vez a sesiones formativas individuales
sobre su enfer-medad y la forma de controlarla, y únicamente el 38%, a
reuniones en grupo con el mismo objetivo. El
porcentaje es incluso menor en el caso de los familiares, pues sólo 1 de cada 5
afirman haber recibido alguna formación. Los temas sobre los que más interés
manifiestan son, por este orden, pautas de alimentación (57,5%), tratamien-tos
y fármacos (53%) e información general sobre la diabetes (51%).
Mercedes Galindo, enfermera educadora en Diabetes del
Hospital Clínico San Carlos de Madrid y vocal de la Sociedad Española de
Diabetes (SED), apunta que “la diabetes es una de las patologías en las que más
importancia tiene el autocontrol por parte de los pacientes para asegurar la
optimización de su tratamiento y mejorar su calidad de vida. Debe compaginar el
autocuidado mediante una alimentación saludable, la práctica de ejercicio
físico y una adherencia al tratamiento que se irá consiguiendo desde un proceso
educativo, unido a la automonitorización de la glucemia. La impor-tancia del
autocontrol conlleva, lógicamente, priorizar la educación de la persona y su
familia”.
Frente a la demanda de formación de los pacientes
españoles, la gran mayoría de los profesionales sanitarios sondeados para
DAWN2, el 85%, aseguran que los principales recursos con que cuentan para
satisfacerla son folletos formativos y otros materiales impresos, seguidos de páginas
web monográficas sobre diabetes o salud en general (45,3%). Por ello, el
65% piden que se incremente la formación presencial sobre el autocontrol de la
enfermedad y el 66%, que haya más educadoras en diabetes.
La labor de
la educadora en diabetes, necesitada de continuidad
“Aunque la SED
trabaja en el desarrollo de un máster monográfico para oficializar la figura de
la educadora en diabetes -explica Mercedes Galindo-, las profesionales que la
ejercen actualmente presentan una gran movilidad, con lo que, cuando dejan de
realizar estas competencias, se pierden su experiencia y conocimientos, con el
claro perjuicio para las personas con diabetes”. Se trata, en suma, de
profesionales con una capacitación específica para educar sobre conocimientos,
habilidades y actitudes y están insertadas en el equipo de salud, manteniendo un contacto directo y periódico con los pacientes.
“La figura de la educadora en diabetes -confirma el Dr. Benito
Blanco, coordinador del servicio de Endocrinología del Hospital General
Nuestra Señora del Prado de Talavera de la Reina- es clave en el proceso
formativo del paciente y sus familiares desde que el primero debuta en diabetes
tipo 1 o desde que su médico le diagnostica que padece una diabetes tipo 2. En
el caso de los familiares, es fundamental porque soportan y comparten la
angustia del control de la enfermedad y la posibilidad de complicaciones agudas
y crónicas. Por ello, la labor de esta enfermera especializada debería
desarrollarse siempre a largo plazo y con la mayor continuidad posible, de
forma que el paciente entienda y asuma su situación cuando antes y tenga en su
educadora la referencia necesaria para resolver cualquier duda sobre su
convivencia diaria con la enfermedad”.
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