La
mortalidad global de la meningitis bacteriana está alrededor del 20 % en
adultos, si consideramos todas las causas, menor en niños, porque no tienen
comorbilidades. La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y
Microbiología Clínica (SEIMC) recuerda los principales retos ante esta
enfermedad -reducir la mortalidad y las secuelas-, con motivo de la celebración
el próximo 24 de abril del Día Mundial contra la Meningitis.
Los expertos
señalan la vacunación como la mejor arma para luchar contra la enfermedad, y en
algunos casos, como el de H. influenzae, ha conseguido que casi desaparezca. “En otros casos, aunque las vacunas no sean
tan eficaces, son igualmente recomendables, e incluso en el caso de las que no
están incluidas en el calendario vacunal pero los pediatras sí las ofrecen,
vale la pena administrarlas”, añade esta especialista.
La situación en España
En
España ha disminuido la frecuencia de meningitis meningocócica de forma
drástica desde los años 80 en que se vivía una situación de hiperendemia,
debido en parte a la inclusión en el calendario de la vacuna para meningococo
C. La meningitis por H. influenzae ha desaparecido prácticamente también
gracias a la vacuna. La meningitis por neumococo se mantiene aunque parece
haber una tendencia a disminuir y la meningitis por L. monocytogenes
aumenta.
Globalmente,
la que cuenta con menor mortalidad es la meningitis meningocócica (5%), frente
al 25% de mortalidad de la meningitis por Listeria monocytogenes, una causa que
es más frecuente ahora, porque es propia de pacientes mayores y con defensas
bajas, y ambas poblaciones están aumentando mucho.
Meningitis: síntomas,
transmisión y tratamiento
Se
conoce como meningitis la inflamación de
las meninges (una cobertura del cerebro y la médula espinal) y del líquido
cefalorraquídeo que contienen. Cuando está ocasionada por bacterias, hablamos
de meningitis bacteriana. Las más frecuentes son las agudas, causadas por
microorganismos piógenos. En la práctica, el término meningitis bacteriana es
equivalente al de meningitis piógena. La meningitis también puede estar
ocasionada por virus, hongos, agentes químicos, fármacos etc. Los
microorganismos causales más frecuentes son N.
meningitidis (meningococo), S.
pneumoniae (neumococo) y Haemophilus influenzae, si bien este
último prácticamente ha desaparecido en muchos países desde el uso generalizado
de la vacuna.
Puede
verse en todas las edades de la vida pero hay más frecuencia en neonatos y niños. Después la frecuencia desciende
en la edad adulta pero no desaparece. Los pacientes que no tienen bazo y los
que tienen algunas enfermedades, como mieloma, tienen más riesgo de meningitis
neumocócica y los pacientes mayores o con enfermedades inmunosupresoras como
leucemias que bajan las defensas- pueden tener mayor riesgo de meningitis por
listeria. También puede haber mas riesgo de enfermedad meningocócica (una de
las causas) en convivencias en barracones o grandes aglomeraciones.
Los
síntomas más frecuentes son
fiebre, dolor de cabeza, nauseas y
vómitos. Se puede acompañar de agitación, obnubilación y disminución del nivel
de conciencia y de aparición de crisis epilépticas y otros signos de afectación
cerebral. El dato más destacable en la
exploración física es la rigidez a la flexión del cuello o rigidez de nuca.
La
transmisión es diferente para cada
microorganismo. En el caso de meningococo, que era muy frecuente en España en
los 80 y 90 del siglo pasado, se transmite por vía aérea y puede haber brotes.
Esta es la única para la que hay que administrar profilaxis a los convivientes
para evitar nuevos casos y precisa aislamiento respiratorio las primeras 24
horas de tratamiento. Las otras bacterias que son causa frecuente de meningitis
suelen formar parte de la flora faríngea y por alguna razón consiguen llegar al
líquido cefalorraquídeo, ya sea por contigüidad, como complicación de otitis
por ejemplo, o por la sangre.
Para
la meningitis bacteriana hay que realizar tratamiento
antibiótico por vía endovenosa, para la mayoría de los casos se utilizan
cefalosporinas de 3ª generación, la duración varía en función del
microorganismo causal entre 4 y 21 días.
También se utiliza simultáneamente y durante los primeros días de
tratamiento dexametasona para disminuir la hipertensión intracraneal y el edema
cerebral y así tratar de mejorar el pronóstico.
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