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07 November 2014

La Fundación de Ciencias de la Salud ha organizado una jornada sobre “La Investigación de Doble Uso” en el Centro Cívico La Bolsa, de Bilbao El control del conocimiento y sus aplicaciones no debe transgredir la libertad individual

La investigación de doble uso se refiere a aquellos estudios legítimos cuyos resultados pueden ser mal utilizados o representar una amenaza para el individuo o la sociedad en su conjunto. En principio, esta definición se refiere a cualquier tecnología que tenga uso civil y militar. En los últimos años, el problema que esto representa ha atraído una gran atención y se ha reabierto el debate en torno a la necesidad de un mayor control del conocimiento y sus aplicaciones.

Con el objetivo de abordar las diferentes facetas que plantea este problema, principalmente desde las áreas de la biología y de la inteligencia artificial, la Fundación de Ciencias de la Salud, con la colaboración de GSK, ha organizado la jornada “La Investigación de Doble Uso”, en el Centro Cívico La Bolsa, de Bilbao.

El profesor José María Mato, patrono de la Fundación de Ciencias de la Salud y director general de CIC bioGUNE y CIC biomaGUNE, ha puesto como ejemplo de doble uso la energía nuclear, que “ha sido utilizada históricamente con fines destructivos por medio de la bomba atómica, pero también es imprescindible en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades”. En este contexto, “es importante hacer una profunda reflexión ética de este asunto, dado que el conocimiento puede utilizarse con múltiples propósitos a pesar de considerarse neutro”, señala. “Para vigilar todo esto, la sociedad en su conjunto debe estar en alerta constante y, al mismo tiempo, no transgredir la libertad individual”.

Según el profesor Juan Anguita, de Ikerbasque -Fundación Vasca para la Ciencia-, “a raíz de los atentados del 11 de septiembre de 2001 y el posterior ataque con esporas de ántrax en Estados Unidos, se calificó como riesgo el uso de material biológico para atacar poblaciones civiles y se identificaron numerosos agentes infecciosos que podrían ser utilizados para la creación de armas biológicas”. Los grandes avances de las últimas décadas “permiten el acceso a tecnologías con relativa facilidad y sin demasiados medios”.

El doble uso del conocimiento en Medicina
Este experto se ha referido más concretamente al virus H5N1, “particularmente preocupante por su gran capacidad de generar variantes mediante mutaciones y por su gran poder patogénico, con tasas de mortalidad muy elevadas”, explica. “Afortunadamente, se replica casi exclusivamente en aves y muy raramente infecta a humanos”. Es por ello que “las personas carecemos de una inmunidad apreciable frente a la infección, por lo que podría producirse una pandemia con altos índices de mortalidad si alguna de las muchas mutaciones que ocurren desembocara en una elevada transmisibilidad entre humanos”.
A este respecto, en 2012 se dieron a conocer unas polémicas investigaciones que “describen mutaciones en la proteína H (hialuronidasa) que podrían llevar a transmisiones más eficientes del virus entre humanos”, señala el profesor Anguita. “Dada la posibilidad de que estos resultados puedan ser usados para crear armas biológicas, se abrió un intenso debate entre la libertad de información de resultados científicos, que es fundamental para el avance de la ciencia, y la restricción de la difusión de información con posible uso espurio”.

Seguridad y privacidad en tiempos del ‘big data’
El profesor Josep Domingo-Ferrer, director de la Cátedra UNESCO de Privacidad de Datos de la Universidad Rovira i Virgili, de Tarragona, ha hablado de la seguridad y privacidad en tiempos del ‘big data’. “Cualquier cesión de datos sensibles sin consentimiento informado debe hacerse bajo una de las tres formas siguientes: fichero fuertemente anonimizado de uso público, fichero moderadamente anonimizado de uso científico, o centro de acceso seguro con datos originales sin identificadores”. La regulación europea de protección de datos –actualmente en proceso de aprobación- extrema las cautelas en este sentido. Según este experto, “si el ciudadano desconfía de que se respete su privacidad, se resistirá a dar información fiable”.

La acumulación de ‘big data’ sobre los ciudadanos “es muy apetitosa para las empresas, que ven al ciudadano como consumidor y quieren conocerle a fondo”, afirma el profesor Domingo-Ferrer. “Ante esta demanda creciente de acceso a datos personales sensibles, es importante reforzar el control para garantizar la libertad y la privacidad del ciudadano”, añade. “El aumento incesante de los datos recogidos sobre la actividad humana hace más deseable –que no legítimo- explotarlos con ánimo de lucro”, concluye.

Red de Laboratorios de Alerta Biológica RE-LAB
Por último, la profesora Carmen Cañavate, de la Unidad de Gestión de la Red de Laboratorios de Alerta Biológica RE-LAB, del Instituto de Salud Carlos III, ha hablado sobre la utilización de los agentes biológicos con fines bélicos y terroristas y sobre las iniciativas internacionales para impedir su proliferación. También se ha referido al papel que desempeña la RE-LAB, una red que “dispone de la capacidad necesaria para hacer frente al diagnóstico de agentes altamente patógenos con el fin de confirmar o excluir este tipo de amenazas e implantar las medidas de salud pública requeridas en cada caso”, afirma.

A raíz de los ataques de 2001, los laboratorios de alto nivel de bioseguridad “han evolucionado y las regulaciones sobre bioseguridad y biocustodia tienen niveles de exigencia más elevados”, según esta experta. “Los reglamentos para trabajar con agentes biológicos y toxinas de alto riesgo intentan equilibrar la necesidad de controlar el acceso a los agentes patógenos más peligrosos y minimizar las cargas regulatorias sobre la investigación biológica básica”, explica. Aun así, “hay investigadores que afirman que estas restricciones han ralentizado las investigaciones sobre organismos que suponen un riesgo para la humanidad independientemente de su potencial para ser utilizados como armas biológicas”.


Hasta el momento, han sido relativamente escasos los actos terroristas con agentes biológicos, aunque “bien es cierto que las consecuencias de un incidente de este tipo podrían ser muy preocupantes”, comenta la profesora Cañavate. No obstante, “no debemos perder de vista el hecho de que el número real de víctimas causadas por el uso intencionado de estos agentes ha sido insignificante en comparación con los causados ​​por las infecciones humanas adquiridas naturalmente”.

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