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07 November 2014

Aunque ha aumentado el número de Unidades de Rehabilitación Cardiaca, el acceso de los pacientes sigue siendo bajo y desigual entre CC.AA.

Según revelan los datos del estudio R-EUReCa (Registro Español de Unidades de Rehabilitación Cardiaca), que ha analizado el número de centros existentes en nuestro país, localización geográfica, dotación de personal y número y tipo de pacientes a los que atiende, aunque el número de Unidades de Rehabilitación Cardiaca ha aumentado en los últimos años (en 2014 existen 115 unidades), el acceso a los programas de rehabilitación cardiaca es desigual entre CC.AA e inexistente en algunas de ellas. En este sentido, “Andalucía, Cataluña, Madrid, Comunidad Valenciana y País Vasco son las autonomías que cuentan con mayor número. Sin embargo, hay otras autonomías que no tienen ninguna”. Así lo ha asegurado la doctora Carmen De Pablo, directora de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, durante la presentación “Situación actual de la Rehabilitación Cardiaca en España: Registro R-EUReCa”, que ha tenido lugar en el marco del Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares (SEC2014) en Santiago de Compostela.

Las enfermedades cardiovasculares constituyen unos de los principales problemas de salud en los países desarrollados. En concreto, en nuestro país se estima que el 30% de los fallecimientos que se producen se deben a este tipo de patologías. Los programas de rehabilitación cardiaca y prevención secundaria son recomendados por las guías de práctica clínica por mejorar la calidad de vida de los pacientes y  disminuir las complicaciones, número de reingresos y mortalidad.  Precisamente por ese motivo, los expertos reunidos en la sesión han coincidido en señalar que estos programas son coste-efectivos y, por ello, todas las provincias deberían tener unidades de prevención y rehabilitación cardiaca. “Hay importantes zonas del territorio español, en las que sus habitantes no tienen acceso a ninguna Unidad. Tampoco parece lógico que un paciente tenga que desplazarse diariamente o varios días de la semana hasta otra provincia para llevar a cabo este tipo de programas”, afirma esta experta. A modo de ejemplo, es destacable que los múltiples estudios realizados han mostrado que estos programas pueden reducir la mortalidad alrededor de un 25-30%.

Diferencias por CC.AA.

La distribución geográfica de unidades de rehabilitación cardíaca es heterogénea. Mientras la lista la encabezan Andalucía, Cataluña, Madrid y Comunidad Valenciana con 23, 22, 20 y 11 unidades respectivamente, País Vasco dispone de 8 y Aragón y Murcia, de 5. Otras como Galicia y Castilla y León, Canarias y Extremadura cuentan con 3 o 4. Tras ellas, se sitúan Asturias e Islas Baleares, con 2 unidades, y Castilla La Mancha, Cantabria y Navarra con solo 1 unidad. La Rioja, Ceuta y Melilla no tienen ninguna unidad en la que se lleven a cabo programas de rehabilitación cardiaca.


Durante la sesión de presentación de los datos del R-EUReCa, los expertos han destacado que durante 2013 pasaron por estas unidades un total de 7.500 pacientes, lo que supone un aumento de 1.300 pacientes con respecto al año anterior. Se ha estimado que el 6% de los pacientes tras Síndrome Coronario Agudo son enviados a una Unidad de Rehabilitación Cardiaca. De esta cifras, aproximadamente un 25% de los pacientes se rehabilitaron en la Comunidad de Madrid, un 22% en Andalucía, el 16% en Cataluña y un 9% en la Comunidad Valenciana. Por otra parte, el estudio revela que la patología que con más frecuencia es atendida en estas unidades es la cardiopatía isquémica (85% de los casos), y especialmente tras un síndrome coronario agudo (65%). Con menor frecuencia se rehabilitan pacientes con insuficiencia cardiaca, cardiopatía congénita o cardiopatía valvular.

Unidades de RC: personal y recursos

Los programas de rehabilitación cardiaca incluyen entrenamiento físico, control de los factores de riesgo cardiovascular (en los que se vigila la tensión arterial, los lípidos, la diabetes, la disfunción eréctil o se modifican hábitos como el tabaco), actuaciones psicológicas, programa educativo, ajuste del tratamiento farmacológico y valoración sociolaboral. Para ello las Unidades deben disponer de material y espacio para poder entrenar y realizar el control de dicho entrenamiento. La mayoría cuenta con un gimnasio y equipos para el entrenamiento aeróbico y en menor medida el entrenamiento de la fuerza muscular. Sin embargo, los expertos consideran que se deben cumplir unos requisitos mínimos de actuación con el paciente. En este sentido, el estudio pone de manifiesto que hay unidades que no incorporan pautas de atención psicológica “que deberían existir siempre”, según la doctora De Pablo, y una evaluación sociolaboral tras el episodio cardiaco. Sin embargo, evidencia que, por ejemplo, en el 75% de las unidades se enseñan técnicas de relajación y que en un 48% de ellas se realizan terapias de grupo o  terapias de tipo cognitivo-conductual.

Por último, los especialistas reunidos han explicado que los consensos europeos indican que las Unidades de Rehabilitación Cardiaca deben estar coordinadas por un cardiólogo, y contar con una enfermera y un fisioterapeuta, ya que el objetivo es que los pacientes conozcan cómo controlar la enfermedad y aprendan a modificar hábitos de vida. La doctora De Pablo considera que, “llama la atención que en el caso de España todavía existe un 25% de las unidades que no cumple con la dotación de personal mínimo  recomendado”. Otro aspecto negativo es que habitualmente el trabajo en estas unidades es compartido con otras actividades, no dedicándose a tiempo completo a las actuaciones de los programas.

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