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18 September 2014

Una micotoxina presente en muchos alimentos afecta a la regeneración de las neuronas

Investigadores del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad CEU Cardenal Herrera, en colaboración con la U. de Valencia, han confirmado, mediante experimentos in vitro e in vivo en animales experimentales, el potencial efecto negativo para la neurorregeneración de una micotoxina, la Ocratoxina A, presente en muchos alimentos, especialmente los cereales y sus derivados. La investigación ha permitido demostrar que la Ocratoxina A afecta a la formación de nuevas neuronas en el cerebro, proceso conocido como neurogénesis, concretamente en la mayor zona neurogénica del cerebro adulto: la zona subventricular.
La investigación ha permitido demostrar también que la Ocratoxina A es capaz de acumularse en el cerebro y producir un aumento de la muerte celular en los denominados nichos neurogénicos, afectando de este modo a la producción de nuevas células madre neurales, que reemplazan de forma habitual poblaciones neurales, pudiendo ser este un factor determinante en enfermedades neurodegenerativas.
El estudio, dirigido por los doctores María Ángeles García Esparza y José Miguel Soria, del grupo de investigación Estrategias en neuroprotección y neurorreparacion de la Facultad de Ciencias de la Salud de la CEU-UCH, ha sido publicado en la revista Journal of Applied Toxicology.

María Ángeles García Esparza, tercera en la imagen, junto a miembros del equipo investigador.
La Ocratoxina A
Según explica la profesora María Ángeles García Esparza, del departamento de Farmacia de la CEU-UCH e investigadora principal de este trabajo, la Ocratoxina A es una micotoxina producida por varias especies de hongos de los géneros Aspergillus y Penicillium. Esta toxina se encuentra en una amplia variedad de alimentos, tanto para consumo de animales como para el hombre, especialmente en los cereales, el café, la uva y sus derivados. El carácter soluble en sangre de esta micotoxina es lo que le permite afectar al proceso de neurogénesis adulta.
Hasta ahora, el efecto de la Ocratoxina A había sido estudiado sobre diversas estructuras del sistema nervioso central, pero su efecto sobre la zona subventricular del cerebro durante la vida adulta no había sido investigado todavía. La zona subventricular es el mayor nicho neurogénico del cerebro adulto de los mamíferos. “Esta zona, con una elevada presencia de células madre neuronales, constituye la principal fuente de nuevas neuronas en la edad adulta- señala la profesora García Esparza-. Estudios recientes han demostrado además que las alteraciones de esta región cerebral tienen relación directa con importantes disfunciones cognitivas y de comportamiento”.

Células madre neuronales adultas
Según concluye la profesora García Esparza, “con esta investigación hemos demostrado que la exposición a la Ocratoxina A reduce la proliferación y la diferenciación de las células madre neuronales adultas en la zona subventricular al tiempo que aumenta la muerte celular, es decir, se muestra un claro efecto negativo de la Ocratoxina A sobre la capacidad neurorregenerativa del cerebro adulto”.
No obstante, y dado que el estudio se ha realizado en un modelo experimental en ratones, la citada profesora añade que “de confirmarse en humanos las conclusiones obtenidas en este primer estudio, sería necesario un mayor control de la exposición a determinadas toxinas presentes en los alimentos que consumimos diariamente; en concreto, a estas micotoxinas en los cereales y derivados, así como en otros alimentos de la ingesta diaria, a fin de evitar el efecto negativo de la Ocratoxina A sobre el sistema nervioso”.

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