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24 May 2014

La SEFAC avisa de que los modelos autonómicos de receta electrónica no permiten la interoperabilidad



Diez años después de dar los primeros pasos para implantar y generalizar la receta electrónica en España el desarrollo de esta herramienta tecnológica sigue sin ser homogéneo ni permitir la interoperabilidad entre los distintos modelos autonómicos. Ésta es una de las conclusiones principales de un estudio llevado a cabo por la Comisión de Receta electrónica de la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (Sefac) que se ha presentado en el VI Congreso Nacional de Farmacéuticos Comunitarios.

El análisis de este estudio, según indica la sociedad científica en un comunicado, revela que aún existen muchas diferencias entre comunidades autónomas en la implantación de esta herramienta tecnológica. Mientras que hay regiones como Galicia, Baleares, Andalucía, Comunidad Valenciana y Extremadura donde el uso de la receta electrónica es completo y existe una buena integración entre los niveles asistenciales de Primaria y especializada con las farmacias, en otras aún no existe o aún está en fase de pilotaje.

Además, la dispensación de recetas electrónicas es muy variable y en cinco comunidades autónomas no alcanza el 10 por ciento.

Luis Brizuela, coordinador de la Comisión de Receta electrónica, señala al respecto que “el desarrollo de la receta electrónica se ha hecho de forma descoordinada y sin un modelo básico común para garantizar la interoperabilidad; además la integración en los distintos niveles asistenciales está a medio hacer en la mayoría de las comunidades autónomas a pesar de que ya hace una década que se viene hablando de ello y que desde el Ministerio de Sanidad se anunció primero que estaría en 2013 y ahora se ha ampliado el plazo a 2015”.

El estudio también pone de manifiesto que el uso de la receta electrónica se ha enfocado por las administraciones hacia la gestión administrativa y burocrática de los procesos de prescripción y dispensación de medicamentos. Esto ha permitido mejorar la gestión de recetas al permitir tener en tiempo real el conocimiento del consumo y adecuarlo a los recursos económicos. Además, este enfoque ha facilitado también disminuir la burocracia y el número de visitas del paciente al centro de salud, aunque a cambio ha aumentado el número de visitas del paciente a la farmacia.

Al respecto Brizuela apunta que “el objetivo principal de la receta electrónica es el seguimiento continuo del proceso de gasto mediante el control de la prescripción, de la dispensación y del consumo por parte de los pacientes. Esto significa que la receta electrónica  actualmente tiene una parte de control administrativo hipertrofiada y una parte sanitaria-asistencial completamente atrofiada y sin desarrollar”.

Paradoja

El estudio indica también que existe una paradoja entre las posibilidades que la receta electrónica ofrecería a las farmacias (al dar a los farmacéuticos más protagonismo dentro del sistema sanitario al no tener que ir los pacientes tantas veces a sus centros de salud) y la realidad de su desarrollo.

Los datos del estudio corroboran esta idea pues el 86 por ciento de los farmacéuticos comunitarios españoles considera que la receta electrónica es una herramienta exclusivamente de control administrativo que no ha desarrollado sus posibilidades sanitarias. “Si se dotara al farmacéutico de los medios necesarios para desarrollar su labor de agente sanitario la receta electrónica podría contribuir mucho a mejorar la atención sanitaria de los pacientes, sin embargo hoy en día presenta muchas limitaciones”, apunta también Vicente Baixauli, vicepresidente de Sefac.

**Publicado en REDACCION MEDICA 

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