El dos
por ciento de la población vasca sufre un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC),
un síndrome psiquiátrico que se caracteriza por la presencia de obsesiones
-pensamientos, ideas o imágenes que generan angustia- y compulsiones -acciones
para regularla-
Estos
datos han sido aportados por el Dr. Juan Carlos Irurzun, de la Red de Salud Mental de Gipuzkoa
durante la conferencia “TOC y las Depresiones”, celebrada en la XII Reunión de
la Sociedad
Vasco-Navarra de Psiquiatría que tiene lugar hasta mañana en
Lekeitio. El experto ha afirmado que “la
cifra de prevalencia sería del 2% si nos basamos en investigaciones comunitarias
realizadas en muy diversos países y que arrojan resultados similares”.
“Podríamos afirmar que alrededor de un 2% de la población vasca podría verse
afectada por un TOC a lo largo de su vida”, ha añadido.
En la
conferencia también ha estado presente la Dra. Yoane Rodríguez, residente de psiquiatría del
Hospital Universitario Donostia. La cita, que sido declarada de interés
sanitario por el Departamento de Salud del Gobierno vasco, aborda de forma muy
precisa la problemática del TOC, una enfermedad mental que se presenta en la
edad juvenil y produce una importante discapacidad.
En este
sentido, los especialistas han indicado que este trastorno mental “es una de las
enfermedades más olvidadas de la Psiquiatría que genera mucha angustia, depresión y
limita la vida cotidiana de las personas”.
El TOC es
una patología que tiene mucha comorbilidad con otras enfermedades. Quienes
padecen el Trastorno Obsesivo Compulsivo pueden padecer enfermedades como
depresión, trastorno de pánico, de ansiedad, de alimentación, o de personalidad,
entre otros.
Las
obsesiones más frecuentes son ideas de contaminación cuya respuesta es limpiarse
y asearse una y otra vez; preocupación por el orden o seguridad que lleva a los
afectados a controlar los cajones, las cerraduras y los aparatos para asegurarse
que están guardados, cerrados o apagados; o inquietud por haber hecho mal una
actividad o tarea, aun cuando la persona sabe que esto no es verdad, llevándole
a buscar consuelo constantemente.
“Llevar a
cabo conductas de seguridad para cerciorarse de si hemos hecho algo o, no es
malo. El problema reside cuando una persona dedica más de un ahora a actividades
repetitivas que le frenan en sus actividades diarias. No es tan importante el
qué, sino el cuanto, referido a términos de frecuencia y repetición, así como el
malestar que generan”, han subrayado los especialistas.
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