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01 August 2013

La organización y la planificación son claves para superar las dificultades de viajar con Enfermedad Inflamatoria Intestinal

 Durante las próximas semanas, miles de personas se irán de viaje para huir del calor y disfrutar de sus vacaciones de verano. Para más de 200.000 españoles con Enfermedad Inflamatoria Intestinal, las vacaciones necesitan más planificación para minimizar el impacto que el viaje pueda ocasionar en el curso de su enfermedad.
La Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) engloba tanto la Enfermedad de Crohn como la Colitis Ulcerosa y la colitis indeterminada. Son patologías crónicas, inmunológicas y discapacitantes que producen, entre otros síntomas, diarrea o sangrado rectal y alternan periodos de brote con etapas de remisión. La EII puede ser diagnosticada en personas de cualquier edad, sin embargo, está mayoritariamente diagnosticada en personas jóvenes, principalmente entre los 20 y los 30 años de edad. En concreto, debido a los fuertes dolores intestinales y diarreas de urgencia, las personas que padecen esta enfermedad se hacen muchas veces dependientes de un cuarto de baño.
Viaje, alimentación y dieta
Muchos españoles eligen como destino vacacional en verano las costas españolas. En algunas ocasiones, la Enfermedad Inflamatoria Intestinal puede dificultar el propio viaje, así como la estancia en la playa. Según Ildefonso Pérez, presidente de la Confederación de Asociaciones de Enfermos de Crohn y Colitis Ulcerosa de España, ACCU España, “cuando las personas que padecen esta enfermedad viajan en coche, normalmente calculan las distancias y toman el camino que más estaciones de servicio y paradas tengan para que, en el caso de iniciarse un brote de ésta, puedan tener cerca un baño. Además de ello, pasar el día en la playa para una persona con EII no es tan fácil como lo concibe el resto de la población, ya que en la mayoría de las playas no existen los cuartos de baño. Por eso, los pacientes, antes de viajar, escogen un destino vacacional con playas transitadas que, por regla general, suelen ser las que tienen un baño cercano”.
Asimismo, las personas con Enfermedad Inflamatoria Intestinal deben cuidar su alimentación para evitar crisis, ya que la enfermedad puede asociarse a problemas de intolerancia a diferentes alimentos, principalmente los más irritantes para el aparato digestivo, tales como alimentos picantes o especialmente ácidos.
Leyre Marín Noguera, paciente con Enfermedad de Crohn de la asociación ACCU Canarias, explica que, “mi enfermedad nunca ha representado un problema a la hora de viajar, incluso aunque haya tenido algún ingreso durante los viajes realizados con mi familia. Cuido mi alimentación, ya que es fundamental para no tener ningún tipo de problema. Por ejemplo, cuando acudo a países tropicales y asiáticos nunca como alimentos no cocinados como ensaladas, ni tampoco picantes y, además, el agua siempre la compro embotellada. Siempre descanso lo que necesito y para las actividades en general intento aplicar el sentido común”. Además, su madre, Cristina Noguera, afirma que, “desde que mi hija empezó a padecer la Enfermedad de Crohn, ésta se ha convertido en una enfermedad de toda la familia, ya que debemos planear nuestros viajes y demás en función de ésta”.
José Ramón Marinas, paciente con Enfermedad de Crohn de la asociación ACCU Asturias, comenta que, “siempre utilizo el sentido común para evitar los excesos, tener un buen descanso, una alimentación saludable, etc., por eso nunca he tenido ningún problema”.
Viajar con medicación
Los tratamientos en la Enfermedad Inflamatoria Intestinal permiten mantener la enfermedad bajo control, limitando la aparición de brotes.
José Ramón Marinas asegura que, “dado que mi medicación debe conservarse bajo unas condiciones ambientales determinadas, intento viajar en función de los días en que tengo que tomar esta medicación para que no coincida con su administración. Si tengo que viajar con la medicación, informo a la aerolínea e intento que durante el viaje ésta esté lo más refrigerada posible. Nunca he tenido problemas por ello y siempre me la han guardado junto con las bebidas en los aviones. Toda mi medicación viaja siempre en mi maleta de mano. Además, procuro llevar medicación extra para que, en caso de extravío de uno de los bultos del equipaje, siempre tenga todo lo que tomo habitualmente. Además de ello, para algunos países que son bastante rigurosos con la entrada de medicinas en su territorio, llevo un certificado médico con la medicación que suelo tomar”.
Con respecto al transporte de los medicamentos, Leyre Marín Noguera concluye que, “viajo con mi medicación en una maleta aparte y asegurándome de que las condiciones ambientales son las más adecuadas. Por lo que me pueda pasar, siempre me informo de los hospitales más cercanos que hay en el país al que viajo y acerca de cómo funcionan”.

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