Los primeros
datos presentados en EULAR 2013, el Congreso Anual de la Liga Europea contra el
Reumatismo, demuestran los beneficios de un programa dirigido por enfermeras para
la autogestión del paciente y la gestión de las comorbilidades de la artritis
reumatoide (AR).
El
estudio COMEDRA consistió en un ensayo de seis meses de duración con pacientes
con AR que asistieron a uno de los veinte centros de tratamiento que participaron
en Francia. Los pacientes fueron asignados aleatoriamente a uno de dos grupos
del ensayo: programas dirigidos por enfermeras en la auto-evaluación del
paciente o en la gestión de las comorbilidades.
En esos
seis meses, la rama de autoevaluación del paciente mostró que un 89% de estos
completó la autoevaluación y supo calcular su Escala de Actividad de la
Enfermedad (DAS, Disease Activity Score). Los resultados fueron compartidos con
sus tratamientos reumatológicos, dando como resultado que el 17,2% cambió su
tratamiento farmacológico (p = 0,0012)1. La evaluación regular de la
actividad de la enfermedad permite la medición de la situación de ésta en el tiempo
(por ejemplo, erupciones); mientras que en la clínica este proceso es inviable,
estos datos muestran que esta evaluación puede realizarse por enfermeras y
pacientes.
Los pacientes
con AR tienen un mayor riesgo de enfermedades asociadas como enfermedades
cardiovasculares (EC) o infecciones. En la rama en la que las enfermeras dirigen
un programa para evaluar potenciales comorbilidades
y los factores de riesgo, a los 6 meses, el número de las medidas adoptadas
para reducir la comorbilidad, por paciente, fue significativamente mayor (p
<0 sup="">20>
Las medidas tomadas varían en función de la comorbilidad,
por ejemplo los pacientes con EC habrían recibido terapias hipolipemiantes o
antiplaquetarias, mientras que aquellos con un riesgo de infección habrían sido
vacunados.
La AR
es una enfermedad autoinmune crónica que ataca principalmente las
articulaciones flexibles. Afecta a aproximadamente 1 de cada 100 personas en
todo el mundo, puede causar dolor, rigidez, la destrucción progresiva de las
articulaciones y reducción de la función física, calidad y esperanza de vida.
Además, la AR se asocia con un gran número de comorbilidades, incluyendo
enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades pulmonares, trastornos
gastrointestinales e infecciones3.
El
profesor de Reumatología de la Universidad René Descartes, Maxime Dougados, Jefe
de Reumatología del Hospital Cochin en París (Francia), e investigador
principal del estudio, comentó: "el Treat to Target* y las recomendaciones
de EULAR sugieren que deberíamos promover las habilidades de autogestión de
modo que los pacientes puedan evaluar regularmente la actividad de su
enfermedad. Las enfermeras pueden participar en esta formación. Según lados
datos recogidos, el impacto positivo de
un programa dirigido por enfermeras es claro; no sólo la mayoría de los
pacientes participaron en la auto-evaluación, sino que además en sólo seis
meses estas auto-evaluaciones se tradujeron en que muchos pacientes cambiaron
su tratamiento".
Al hablar
sobre el impacto de la intervención de las enfermeras en comorbilidades, Dr.
Gossec, profesor adjunto de Reumatología en la Universidad de París y el
Hospital Pitié-Salpêtrière, dijo: "Los pacientes con AR tienen un mayor
riesgo de desarrollar una serie de comorbilidades que tienen una mayor influencia
sobre la mortalidad y la evolución de la enfermedad. Durante este ensayo, el
número de acciones emprendidas para prevenir estas comorbilidades fue
significativamente mayor en el grupo en el que las enfermeras habían evaluado a
fondo los riesgos, con mejoras específicas observadas contra las enfermedades
cardiovasculares, las infecciones, el cáncer y la osteoporosis".
A los
pacientes en el grupo de auto-evaluación se les pidió la auto-medición de las
articulaciones inflamadas y reportar los resultados de DAS28-ESR†. En el grupo con comorbilidad,
se midió el número de acciones llevadas a cabo de acuerdo con las
recomendaciones; las acciones relevantes fueron la introducción de terapia hipolipemiante, dejar de fumar, bajar
de peso, vacunarse y consultar a especialistas en oncología.
"Los
datos demuestran que en este corto plazo las intervenciones dirigidas por
enfermeras pueden proveer a los pacientes con las herramientas necesarias para
gestionar más eficazmente su enfermedad. Sería necesario seguir a los pacientes
en un plazo mayor de tiempo para investigar la viabilidad de estos beneficios,
pero estos datos tienen el potencial de alterar significativamente el
tratamiento de la AR", concluyó el profesor Dougados.
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