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25 June 2013

NO DEBEN ADOPTARSE POSTURAS DE SOBREPROTECCIÓN, DE CRITICA O DE TEMOR HACIA EL PACIENTE BIPOLAR

 “La calidad de vida del paciente bipolar puede ser como la de cualquier persona”, asegura el doctor Francisco Toledo Romero, miembro de la Junta Directiva de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP). Ahora bien, para que esta premisa pueda cumplirse es necesario “el conocimiento de la enfermedad y la aceptación de la misma que ayudará mucho a que el paciente tenga una buena adaptación psicosocial y normalidad en su vida. En este sentido, la familia juega un papel fundamental como elemento influenciador en el día a día del paciente bipolar”.
 “Es necesario que la familia conozca la enfermedad  para poder detectar precozmente síntomas de inicios de fases e intervenir, convirtiéndose de esta forma en co-terapeutas”, explica el doctor. En esta misma línea, los allegados al paciente deben saber que “adoptar posturas de sobreprotección, una aptitud crítica u hostil hacia el afectado por la enfermedad no favorece en absoluto la estabilidad del mismo, de igual manera han de saber que manejar y reducir los niveles de estrés del afectado  es primordial para evitar posibles recaídas del familiar con trastorno bipolar”.
 Los afectados con esta patología y sus familiares han de ser conscientes de que las profesiones sujetas a una irregularidad horaria o bien un factor de estrés importante (policías, bomberos, médicos, enfermeras, camareros de locales nocturnos, trabajadores con cambios de turnos…), “no son recomendables porque pueden agravar el curso  de la enfermedad”, indica el experto.
 El trastorno bipolar es una enfermedad psiquiátrica que afecta a más de 400.000[1] personas en nuestro país, consiste en la alteración cíclica, recurrente y ocasionalmente progresiva del estado de ánimo, entre episodios de depresión, o  manía, ambas con o sin características mixtas, causando variaciones intensas y extremas en el ánimo, energía y conducta que interfieren de forma considerable en la vida de las personas que la padecen. “Estos episodios se alternan con épocas en las que el paciente se encuentra asintomático, es decir, sin síntomas afectivos de la enfermedad“, matiza el doctor Toledo. “El amplio conocimiento que se tiene de esta patología está permitiendo un diagnóstico cada vez más precoz de la misma, lo que evita un gran sufrimiento al paciente y su entorno y evita un deterioro en la calidad de vida del afectado”. 
 “La prevalencia a lo largo de la vida se sitúa en el 2,5 y 5%, si se incluyen todos los trastornos del espectro bipolar”, asegura el este experto. Los estudios realizados sobre el trastorno bipolar han mostrado que existe un fuerte componente biológico y genético que predispone al individuo a esta patología. Según este experto,  “No solo se trata de una alteración en los neurotransmisores, también existen componentes relacionados con implicaciones hormonales y de neuromodeladores  y de factor hereditario”.  Aunque la causa es biológica, “no conviene olvidar que los factores psicológicos o ambientales son desencadenantes o agravantes de los episodios que puede atravesar un paciente bipolar”.  
 Existen dos tipos de episodios dentro de la patología bipolar: depresión y manía. “Cuando el paciente se presenta en un estado de ánimo depresivo durante mínimo dos semanas, siente una pérdida  de interés o de la capacidad de placer, se siente triste, abatido, con pérdida de energía o sensación de fatiga, insomnio, con sentimientos pesimistas, ideas de culpa y sentimientos de inutilidad, dificultades de concentración, pensamiento de muerte o ideas de suicidio, hablamos de un episodio de depresión”, explica el doctor Toledo. Por el contrario, cuando, durante más de una semana, el paciente presenta un estado de ánimo anormal, expansivo, irritable, autoestima exagerada o sentimiento de grandiosidad, está más hablador de lo habitual, agitación psicomotora, pensamiento acelerado, aumento de actividades placenteras, corre riesgos físicos sin percatarse del peligro, provoca deterioro social y laboral, “hablamos de un episodio de manía”, asegura el doctor Toledo.

¿Cómo se trata el trastorno bipolar?
Es frecuente-indica el doctor- que para tratar el trastorno bipolar se requieran varios fármacos que ayuden a mantener la estabilidad”. Sin embargo, “hay tantos tratamientos como afectados, ya que la terapia se establece por el profesional en función de la sintomatología que presente, siendo los medicamentos eutimizantes esenciales en uso mantenido”.  El futuro en el tratamiento de estos afectados es “prometedor”, según el doctor Toledo: “Tenemos motivos para ser optimistas, ya que se está investigando mucho en este campo y hoy día se cuenta con un amplio número de fármacos muy eficaces”. “El tratamiento farmacológico junto con la psicoeducación y la labor social iniciada  por los profesionales  de la salud para acabar con la estigmatización de la enfermedad mental”. La psicoeducación es una intervención de carácter psicológico que “instruye en el conocimiento de la enfermedad y esto va a contribuir que tanto el paciente como sus familias conozcan la enfermedad y así poder afrontarla”.

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