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03 June 2013

LOS NIÑOS, ANCIANOS Y ENFERMOS, SON LAS PERSONAS QUE MÁS APORTE ENERGÉTICO NECESITAN

En el transcurso de la edad adulta las
necesidades de energía se mantienen relativamente constantes (en torno a
25/30kcl/kg/día), “valor que varía según el ejercicio físico”, ha asegurado
la doctora Dra. María Ángeles Valero Zanuy, médico adjunto de Endocrinología
del Hospital 12 de Octubre, Madrid, Progfesor Asociado de la Universidad
Complutense, Madrid, durante su intervención en el 55 Congreso de la
Sociedad Española de Endocrinología (SEEN),  celebrado recientemente en
Granada. “Durante la infancia debido al crecimiento y maduración del
organismo, el cuerpo necesita más energía para cubrir esta demanda,
especialmente durante la pubertad”, asegura esta experta.



“En las sociedades occidentales- explica Valero Zanuy- una buena parte de la
población ingiere más energía de la que necesita, motivado por una mayor
sedentarismo en los hábitos de vida, una dieta rica en calorías y un escaso
ejercicio físico.” Además, añade la doctora “los alimentos tiene más
densidad calórica y las porciones son más grandes”.  El incremento en el
número de horas que consumimos televisión, videojuegos y la falta de zonas
para realizar deporte, son también algunas de las razones por las cuales se
“gastan menos calorías en actividad física y por tanto, como resultado, se
gana peso”.



Por otro lado, explica el doctor Alfonso Vidal, Endocrinólogo del Complejo
Asistencial Universitario de León, “las personas mayores, pueden desarrollar
situaciones de fragilidad que se caracterizan por perder músculo y fuerza.
Aumentar el consumo de proteínas ayuda a conservar mejor estos parámetros”.
Sin embargo, según este experto, “con frecuencia, su consumo está reducido
por diversas causas como cambios en el apetito, problemas con la
masticación, alteraciones de la memoria, situaciones económicas
desfavorables que impiden el consumo de alimentos frescos, como la carne o
el pescado, que por norma  general son más caros”.



La enfermedad grave demanda más proteínas

Ambos expertos coinciden en destacar que durante los procesos de enfermedad
el individuo necesita un mayor aporte energético que “compense la demanda de
la enfermedad”, explica Valero Zanuy. “Para adaptarse a la enfermedad, el
cuerpo humano utiliza las proteínas como combustible para las defensas del
organismo y para fabricar señales que regulan la inflamación”, indica el
doctor Vidal, que añade, “si el aporte nutricional de proteínas es
insuficiente se utilizan las proteínas contenidas en el músculo, por lo que
el paciente puede perder una parte importante de su masa muscular durante
los periodos de enfermedad”.



Mientras que en los procesos de enfermedad leve no es necesario incrementar
el consumo de proteínas, sin embargo, en los procesos graves que requieren
hospitalización “es posible que el aporte de estas deba aumentarse entre un
20% y un 50%”, explica el doctor Vidal. “Un problema añadido es que en
situaciones de enfermedad se suele reducir el apetito, por lo que es más
difícil que el enfermo ingiera las cantidades de alimentos necesarias, por
lo que con frecuencia hay que llevar a cabo modificaciones de la dieta  o
pautar suplementos nutricionales”.



Una dieta se considera hiperproteica cuando las proteínas suponen más del
20% de las calorías totales que se consumen, mientras que las sociedades
científicas recomiendan consumir entre un 10% y un 15%. “Existen datos que
sugieren que el consumo de proteínas puede ayudar a reducir el apetito, a
aumentar el gasto energético del cuerpo y a aumentar la masa muscular en
personas sanas”, indica Vidal. Este tipo de dietas se han puesto de moda en
los últimos años para el tratamiento de la obesidad, “aunque no existe una
evidencia firme de que aporten alguna ventaja respecto a otro tipo de
dietas”, asegura el doctor.



Las legumbres, esas grandes olvidadas

“Incorporar lácteos en los desayunos y en los postres e intentar que no
falten alimentos como el huevo, la carne, los pescados y las legumbres,
ayuda a mantener el consumo adecuado de proteínas,” explica Vidal.



Las legumbres es un grupo de alimentos con un elevado contenido en proteínas
y un alto valor biológico, que destaca además por su alto contenido en fibra
y por contener una escasa cantidad de grasa. A pesar de estas
características tan saludables, su consumo ha ido disminuyendo en España a
lo largo de las últimas décadas, al verse sustituido por alientos de origen
animal. “Sería muy recomendable que la población general sustituyera parte
de sus raciones habituales de carne por legumbre, de modo que las lentejas,
alubias, garbanzos, guisantes, etcétera, estuvieran en nuestros platos entre
2 y 4 veces a la semana”, concluye el doctor Vidal.

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