Dentro de 5 años la nanomedicina ya no será la medicina del futuro, sino que,
muy probablemente, sea la del presente. La medicina de lo “más pequeño”, tendrá
aplicaciones en el diagnóstico, tratamiento y monitorización de una gama amplia
de enfermedades, que van desde las cardiovasculares, hasta el cáncer, el
VIH/sida o el Alzheimer. La nanomedicina, explica la Dra. Mª Ángeles Muñoz,
Directora del 8th
International Dendrimer Symposium, que se celebra esta
semana en Madrid, no es más que la “aplicación médica de la
nanotecnología”. Es decir, “todo aquel proceso de diagnóstico, tratamiento y
prevención de enfermedades y lesiones traumáticas, que mitiguen el dolor y
preserven la salud humana mediante el uso de herramientas y dispositivos a una
escala menor que un micrómetro o, lo que es lo mismo, a nivel molecular”.
La investigadora reconoce que cada vez son más los
problemas médicos a los que se aplican conocimientos sobre nuevos materiales y
dispositivos nanoestructurados. Así, “a medio plazo, la biotecnología y la
nanomecánica permitirán avances mucho más profundos en la medicina molecular,
consiguiendo así el desarrollo de la ingeniería de organismos y biorobots muy
útiles en diferentes disciplinas, entre ellas, la salud. Y, a largo plazo, las
primeras máquinas moleculares y nanorobots comenzarán a formar todo un nuevo
concepto médico, logrando así una herramienta muy poderosa sobre la enfermedad,
la salud, y el envejecimiento humano”.
Cáncer,
enfermedades cardiovasculares, la enfermedad de Alzheimer o VIH/Sida son
enfermedades en las que las nanomedicina está ya empezando a ofrecer resultados.
En oncología, reconoce la Dra. Muñoz, “los resultados obtenidos en fases
preclínicas y clínicas demuestran que la nanomedicina ofrece respuestas al
facilitar, por ejemplo herramientas de diagnóstico precoz, para hacer un
seguimiento mas cómodo y eficaz de los pacientes durante el tratamiento y en el
desarrollo de nanomedicamentos más seguros y fáciles de administrar que
disminuyen los efectos citotóxicos”. En áreas como diabetes, enfermedades
neurodegenerativas o cardiovasculares los resultados actuales “aunque aún
lejanos” permiten augurar éxitos en los próximos años que permitan la
“traslación a la clínica”.
¿Y
España?
En España existe una intensa actividad científica en
Nanomedicina y así lo demuestran los más de 400 proyectos de
investigación que hay en marcha, especialmente en el área del diagnóstico y en
la de la liberación de fármacos.
De hecho, el equipo del Hospital Gregorio Marañón de
Madrid que dirige la Dra. Muñoz, trabaja en distintas líneas
de investigación -terapia génica, liberación de fármacos, nanovacunas con
células dendríticas y microbicidas-. Pero, en donde están más avanzados es en
el desarrollo de microbicidas para prevenir la transmisión del VIH. Su equipo,
en colaboración con la Universidad de Alcalá
de Henares, ha desarrollado un nuevo microbicida que tiene una eficacia cercana
al 100% en la prevención de la infección del VIH por vía sexual. “En
este momento estamos trabajando con modelos animales, principalmente ratones
humanizados, y los primeros resultados son buenos”, señala. Además de la
eficacia del 100%, su compuesto no produce efectos inflamatorios.
Concretamente, este equipo trabaja con una combinación de una nanopartícula o
dendrímero junto a un medicamento antirretroviral (maraviroc). Los
investigadores esperan que en 2014 puedan iniciar los ensayos clínicos en
humanos.
Los dendrímeros se están utilizando, entre otras
aplicaciones, como vehículos para la liberación a las células dianas de
fármacos, péptidos, oligonucleótidos antisentido o siRNAs, por ejemplo en
cáncer. Por la biocompatibilidad demostrada, explica, “se están utilizando en
la prevención y/o tratamiento del
VIH/sida, VHC, etc., priones y como antibacterianos o antifúngicos, y por su
versatilidad también se están empleando en el diseño de vacunas”.
De
entre lo más de 200 investigadores que participarán en la reunión destaca la
presencia del Prof. Donald Tomalia, Director del National Dendrimer &
Nanotechnology Center y descubridor de los dendrímeros entre 1979 y 1984; el
Prof. De la Universidad de Pensilvania; Virgil Percec, el primero que propuso
una aplicación biológica/médica a los dendrímero; la Prof. Anne Marie Caminade
o el Prof. Majoral, pioneros en el uso de dendrímeros a distintas patologías, o
el Prof. Valentín Ceña, cuyo equipo de la Universidad de Castilla-La Mancha
trabaja en diabetes con resultados esperanzadores.
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