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14 June 2013

La eficacia y la seguridad, principales concordancias entre médicos y pacientes en la elección del tratamiento en AR

La eficacia y la seguridad son los dos aspectos más importantes tanto para los pacientes como para los reumatólogos a la hora de elegir la mejor opción terapéutica en artritis reumatoide. Así lo han puesto de manifiesto los principales expertos reunidos en el simposio ‘Resultados de los Tratamientos a Largo Plazo en Artritis Reumatoide: Decisión Temprana para Lograr un Éxito Mantenido’, organizado por UCBen el marco del Congreso de la Liga Europea contra el Reumatismo (EULAR), que se celebra estos días en Madrid.

Sin embargo, las discrepancias llegan a la hora de determinar cómo se percibe la eficacia de estos tratamientos por parte del paciente y también del especialista, según comenta Dr. José María Álvaro Gracia, coordinador de la Unidad de Terapias Biológicas del Hospital Universitario de la Princesa de Madrid, durante su ponencia ‘Tratamientos para resultados mantenidos: elección clínica frente a preferencia del paciente’:esta discordancia radica en que los pacientes se centran más en el efecto sobre el dolor, el cansancio y la influencia de la enfermedad en su vida cotidiana, mientras los especialistas partimos de medidas de desenlace bien definidas que integran varios aspectos a la vez”.

De esta forma, los índices de medición que emplean los especialistas son la valoración DAS 28 (evaluación del número de articulaciones inflamadas, número de articulaciones con dolor en la exploración, valoración global y velocidad de sedimentación), datos objetivos de cómo está el paciente y el efecto del tratamiento sobre el daño estructural. “En definitiva, el especialista se centra en analizar la eficacia global del tratamiento”, concreta el Dr. Álvaro-Gracia.

Sin embargo, durante el simposio organizado por UCB, los especialistas han reconocido que existe un punto intermedio en el que se puede satisfacer al médico y al paciente. “Los pacientes valoran unas cosas, los médicos otras, pero hay acuerdo cuando se pregunta si considera que la enfermedad está en remisión o no”, apunta el doctor de La Princesa.

Y si este acuerdo no llega, lo importante es la comunicación y la confianza entre ambos: “el médico debe ser capaz de transmitir por qué es importante la medida que va a llevar a cabo aunque el paciente no lo perciba y, al mismo tiempo, debe ser permeable al síntoma que el paciente comenta que no está controlado, para tratar de buscar una forma complementaria de abordarlo”, puntualiza el Dr. Álvaro-Gracia.

La existencia de discordancias entre médico y paciente desencadena graves consecuencias como la falta de adherencia al tratamiento. “Muchas veces nos creemos que el paciente está siguiendo el tratamiento y en realidad nos encontramos con un alto porcentaje de casos en los que no es así. Hasta un 30% de los pacientes no sigue nuestras instrucciones”, explica el especialista. En este sentido, el doctor incide en la educación al paciente como la mejor arma para enseñarles qué es la enfermedad, por qué es importante seguir el tratamiento y los consejos terapéuticos, aunque no coincidan con la valoración global de la enfermedad.

Elección terapéutica
A la hora de evaluar las opciones terapéuticas disponibles para el tratamiento de la artritis reumatoide, el Dr. Álvaro-Gracia destaca los medicamentos biológicos, que han conseguido una mayor eficacia en los pacientes de AR y que “son la mayor revolución que ha ocurrido en la investigación de la artritis reumatoide en los últimos 15 años”.

La rápida respuesta de algunos de estos fármacos biológicos permite predecir mejores resultados del tratamiento a largo plazo, facilitar un control temprano de la enfermedad y posibilitar el ajuste de la estrategia terapéutica hasta conseguir, en algunos casos, la remisión de la enfermedad o al menos el control de la misma.

Además, según apunta el especialista, el reflejo casi inmediato que estos tratamientos tienen sobre el paciente “aumenta su confianza y es clave para evitar secuelas a posteriori como la discapacidad o el daño estructural. Asimismo, supone que si el paciente no va a responder adecuadamente, podemos evitar un tratamiento que el paciente no va a asimilar y un coste sanitario innecesario”, concreta el Dr. Álvaro-Gracia.

En este sentido, certolizumab pegol ha demostrado su eficacia en personas con AR ya desde la primera semana de tratamiento, alcanzando su pico de respuesta hacia la semana 12, permitiendo predecir la respuesta a largo plazo de aquellos pacientes que alcanzan respuesta dentro de esas primeras 12 semanas. Del mismo modo, ofrece una rápida y mantenida reducción del dolor, la fatiga y la discapacidad ya en la 1ª semana de tratamiento.

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