Más
de ocho de cada diez pacientes a los que
se detectan un cáncer de próstata en un estado precoz se cura y puede
incorporarse inmediatamente a la vida cotidiana sin problemas de incontinencia y
con una baja tasa de impotencia, gracias a los tratamientos locales, de
radioterapia, braquiterapia y cirugía.
Sin embargo, cuando el
tumor está avanzado y el papel de la cirugía es mucho menos claro por la
dificultad de erradicar toda la enfermedad, la radioterapia externa ofrece una
tasa de curación de entre un 40-50% a 10 años, un porcentaje que aumenta de
manera importante con la braquiterapia, en la que los isótopos radioactivos se
colocan dentro o cerca de la zona que requiere tratamiento. “Aquí es donde la braquiterapia de alta tasa
nos permite dar un salto cualitativo, ofreciendo tasas de control del orden del
70-80% a diez años, por lo que considero que las Administraciones deberían
hacer un esfuerzo para que se extienda el uso de esta técnica, que todavía no
está al alcance de muchos Servicios de Oncología Radioterápica”. Así lo
asegura el doctor Carlos Ferrer, director del Instituto Oncológico del Consorcio
Hospitalario Provincial de Castellón, en el marco del XVII Congreso de la
Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR) que estos días reúne a más
600 oncólogos en Vigo.
Según el Dr. Ferrer,
estos datos van a conseguir que la braquiterapia se convierta en breve en el
tratamiento estándar en este tipo de tumores, pues hace posible una mejora muy
significativa sobre los ya existentes: “el
resultado de estos avances supone una reducción muy significativa de la
toxicidad rectal, vesical o uretral, de manera que la mayoría de los pacientes
durante el tratamiento pueden hacer una vida normal, sin problemas de
incontinencia o síntomas intestinales”. Además, estos avances permiten dar
unas dosis muy elevadas de radiación durante muy poco tiempo y realizar este
tipo de tratamientos de forma ambulatoria, sin hospitalización.
La
hormonoterapia, cada vez más dirigida a pacientes de medio y alto riesgo
La hormonoterapia
realizada junto a radioterapia externa juega un papel muy importante en el
tratamiento del cáncer de próstata y en la mejora de la supervivencia global y el
control local en los pacientes localmente avanzados y con metástasis, en los
que “prolonga de forma significativa la
supervivencia”, según el doctor José López Torrecilla, vicepresidente de la
SEOR y jefe del Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital General Universitario de Valencia.
Según este experto, la
hormonoterapia no ha perdido peso en el tratamiento de los cánceres de
próstata, sino que “cada vez se conoce
mejor en qué grupo de pacientes es más efectiva, de tal manera que en la
actualidad se clasifican los tumores de próstata en tres grupos, de acuerdo a
su agresividad y a la supervivencia: bajo riesgo, intermedio y alto. Ahora
sabemos que en los primeros no es necesaria la hormonoterapia y que cualquier
tratamiento local, radioterapia, braquiterapia o cirugía es suficiente para
lograr un alto control local y supervivencia. Sin embargo, en los pacientes con
riesgo intermedio y alto sí es necesario utilizarla en combinación con
radioterapia, con una duración variable que depende del grado de agresividad
del tumor y su respuesta al tratamiento”.
Los objetivos de los
expertos en este ámbito se encaminan a conocer con mayor seguridad la
agresividad del tumor por sus características moleculares, pudiendo llegar a
adaptar los tratamientos a su agresividad y pudiendo ajustar la dosis de
radioterapia y la duración de la hormonoterapia con factores más precisos que
los actuales. “La hormonoterapia actual
tiene una serie de efectos secundarios que alteran de forma importante la
calidad de vida de los pacientes, por ello se intenta reducir lo más posible el
tiempo de tratamiento, aunque su duración estándar sigue siendo, de acuerdo a
varios estudios realizados, de seis meses en los pacientes de riesgo intermedio
y de 28-36 meses en los de alto riesgo”, señala el Dr. López Torrecilla.
Por ello, la principal
vía de mejora son los nuevos compuestos hormonales que están apareciendo y que
se han comenzado a estudiar en pacientes en los que no han funcionado los tratamientos clásicos de
hormonoterapia. En un futuro, señala este experto, es probable que la mayor
eficacia de estos fármacos “pueda acortar
los tratamientos actuales de hormonoterapia y por tanto las secuelas que
producen en los pacientes, pero de momento esto solo son esperanzas hasta que
no tengamos estudios que lo demuestren”.
El
tratamiento de las metástasis, en el horizonte de la Oncología prostática
Una de las líneas de
investigación clínica en Oncología prostática se centra en el manejo de la
enfermedad oligometastásica (aquel paciente con un tumor primario y un número
limitado de metástasis). Según el doctor Ferrer, “en estos momentos se están publicando estudios con series de pacientes
en donde se observa que aquellos con metástasis aisladas pueden tener una mejor
supervivencia que los que tienen metástasis múltiples si en el manejo de estos
pacientes se introduce la radioterapia estereotáxica ablativa (consiste en
administrar dosis muy elevadas en muy pocas sesiones en el contexto de un
tratamiento semejante a la radiocirugía)”.
Con ello, indica este
experto, en estos pacientes se puede retrasar la introducción de los
tratamientos hormonales, al conseguir el control bioquímico: “esta área es todavía experimental, pero probablemente en pocos
años tendremos consolidada la evidencia que apuntan los trabajos preliminares,
lo que, unido a las nuevas generaciones de antiandrógenos, más eficientes y con
menor toxicidad, harán que podamos seguir ofreciendo mejores perspectivas a
nuestros pacientes”.
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