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19 June 2013

La braquiterapia aumenta un 30% el control de los tumores de próstata a diez años respecto a la radioterapia externa

Más de ocho de cada diez pacientes a  los que se detectan un cáncer de próstata en un estado precoz se cura y puede incorporarse inmediatamente a la vida cotidiana sin problemas de incontinencia y con una baja tasa de impotencia, gracias a los tratamientos locales, de radioterapia, braquiterapia y cirugía.

Sin embargo, cuando el tumor está avanzado y el papel de la cirugía es mucho menos claro por la dificultad de erradicar toda la enfermedad, la radioterapia externa ofrece una tasa de curación de entre un 40-50% a 10 años, un porcentaje que aumenta de manera importante con la braquiterapia, en la que los isótopos radioactivos se colocan dentro o cerca de la zona que requiere tratamiento. “Aquí es donde la braquiterapia de alta tasa nos permite dar un salto cualitativo, ofreciendo tasas de control del orden del 70-80% a diez años, por lo que considero que las Administraciones deberían hacer un esfuerzo para que se extienda el uso de esta técnica, que todavía no está al alcance de muchos Servicios de Oncología Radioterápica”. Así lo asegura el doctor Carlos Ferrer, director del Instituto Oncológico del Consorcio Hospitalario Provincial de Castellón, en el marco del XVII Congreso de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR) que estos días reúne a más 600 oncólogos en Vigo.

Según el Dr. Ferrer, estos datos van a conseguir que la braquiterapia se convierta en breve en el tratamiento estándar en este tipo de tumores, pues hace posible una mejora muy significativa sobre los ya existentes: “el resultado de estos avances supone una reducción muy significativa de la toxicidad rectal, vesical o uretral, de manera que la mayoría de los pacientes durante el tratamiento pueden hacer una vida normal, sin problemas de incontinencia o síntomas intestinales”. Además, estos avances permiten dar unas dosis muy elevadas de radiación durante muy poco tiempo y realizar este tipo de tratamientos de forma ambulatoria, sin hospitalización.

La hormonoterapia, cada vez más dirigida a pacientes de medio y alto riesgo

La hormonoterapia realizada junto a radioterapia externa juega un papel muy importante en el tratamiento del cáncer de próstata y en la mejora de la supervivencia global y el control local en los pacientes localmente avanzados y con metástasis, en los que “prolonga de forma significativa la supervivencia”, según el doctor José López Torrecilla, vicepresidente de la SEOR y jefe del Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital General Universitario de Valencia.

Según este experto, la hormonoterapia no ha perdido peso en el tratamiento de los cánceres de próstata, sino que “cada vez se conoce mejor en qué grupo de pacientes es más efectiva, de tal manera que en la actualidad se clasifican los tumores de próstata en tres grupos, de acuerdo a su agresividad y a la supervivencia: bajo riesgo, intermedio y alto. Ahora sabemos que en los primeros no es necesaria la hormonoterapia y que cualquier tratamiento local, radioterapia, braquiterapia o cirugía es suficiente para lograr un alto control local y supervivencia. Sin embargo, en los pacientes con riesgo intermedio y alto sí es necesario utilizarla en combinación con radioterapia, con una duración variable que depende del grado de agresividad del tumor y su respuesta al tratamiento”.

Los objetivos de los expertos en este ámbito se encaminan a conocer con mayor seguridad la agresividad del tumor por sus características moleculares, pudiendo llegar a adaptar los tratamientos a su agresividad y pudiendo ajustar la dosis de radioterapia y la duración de la hormonoterapia con factores más precisos que los actuales. “La hormonoterapia actual tiene una serie de efectos secundarios que alteran de forma importante la calidad de vida de los pacientes, por ello se intenta reducir lo más posible el tiempo de tratamiento, aunque su duración estándar sigue siendo, de acuerdo a varios estudios realizados, de seis meses en los pacientes de riesgo intermedio y de 28-36 meses en los de alto riesgo”, señala el Dr. López Torrecilla.

Por ello, la principal vía de mejora son los nuevos compuestos hormonales que están apareciendo y que se han comenzado a estudiar en pacientes en los que no han  funcionado los tratamientos clásicos de hormonoterapia. En un futuro, señala este experto, es probable que la mayor eficacia de estos fármacos “pueda acortar los tratamientos actuales de hormonoterapia y por tanto las secuelas que producen en los pacientes, pero de momento esto solo son esperanzas hasta que no tengamos estudios que lo demuestren”.

El tratamiento de las metástasis, en el horizonte de la Oncología prostática

Una de las líneas de investigación clínica en Oncología prostática se centra en el manejo de la enfermedad oligometastásica (aquel paciente con un tumor primario y un número limitado de metástasis). Según el doctor Ferrer, “en estos momentos se están publicando estudios con series de pacientes en donde se observa que aquellos con metástasis aisladas pueden tener una mejor supervivencia que los que tienen metástasis múltiples si en el manejo de estos pacientes se introduce la radioterapia estereotáxica ablativa (consiste en administrar dosis muy elevadas en muy pocas sesiones en el contexto de un tratamiento semejante a la radiocirugía)”.

Con ello, indica este experto, en estos pacientes se puede retrasar la introducción de los tratamientos hormonales, al conseguir el control bioquímico: “esta área es todavía experimental, pero probablemente en pocos años tendremos consolidada la evidencia que apuntan los trabajos preliminares, lo que, unido a las nuevas generaciones de antiandrógenos, más eficientes y con menor toxicidad, harán que podamos seguir ofreciendo mejores perspectivas a nuestros pacientes”.


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