Expertos en respiratorio aseguran que en los últimos años se han producido importantes avances en el conocimiento de los mecanismos fisiopatológicos del asma y en la aparición de nuevos fármacos y dispositivos de inhalación, pero sin embargo no ha ocurrido lo mismo con los métodos diagnósticos.
“A día de hoy el diagnóstico del paciente asmático se sigue basando en la clínica y en las pruebas de función respiratoria, que valoran las características funcionales del paciente (obstrucción, reversibilidad, hiperreactividad bronquial, y variabilidad) como estimación indirecta del grado de inflamación". Precisamente el uso de la medición del flujo espiratorio máximo resulta especialmente útil en la identificación de la variabilidad y, en consecuencia, complementaria a la espirometría para el diagnóstico óptimo del asma en atención primaria”, asegura el Dr. Jesús Molina, Médico de Familia en el centro de salud Francia, en Fuenlabrada (Madrid).
El diagnóstico del paciente asmático se basa en la evidencia clínica y en las pruebas de función respiratoria que valoran la obstrucción, reversibilidad, hiperreactividad bronquial y variabilidad como estimación del grado de inflamación. Los expertos abogan por un mayor uso de la medición del flujo espiratorio máximo para el diagnóstico óptimo del asma en Atención Primaria.
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