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18 June 2013

Baleares lleva a cabo el primer contrato de riesgo compartido para una tecnología sanitaria



Pilotado por el Servicio de Salud de las Islas Baleares y la Fundación Kovacs desde el 1 de enero de 2011, el primer contrato de riesgo compartido destinado a aplicar una tecnología sanitaria no farmacológica y que ya había demostrado su eficiencia y eficacia, ha generado hasta finales de 2012 un ahorro neto de más de 11 millones de euros al erario público.

Se trata de una tecnología denominada “intervención neurorreflejoterápica - NRT” que consiste en estimular fibras nerviosas de la piel, relacionadas con los nervios implicados en el dolor, la inflamación y la contractura muscular. Para realizarlo, se implanta superficialmente en la piel un material quirúrgico -denominado "grapas quirúrgicas"-, que se deja colocado unos tres meses. Esta tecnología está indicada principalmente para el tratamiento del dolor de espalda resistente al tratamiento farmacológico, incluidos los casos crónicos.

En el ámbito sanitario, un contrato de riesgo compartido (CRC) consiste en pagar la aplicación de una tecnología sanitaria en la medida en la que los resultados clínicos y económicos que obtiene alcanzan los objetivos fijados. Si estos resultados no alcanzar estos objetivos mínimos establecidos, el sistema sanitario deja de pagar parte o todos los costes de aplicación.

Estudios previos realizados en diversos países como el Reino Unido y Estados Unidos demuestran que un porcentaje de los recursos sanitarios tecnológicos se derrochan o se aplican en casos en los que no están indicados. En nuestro país, el 60% de los recursos destinados a cubrir los tratamientos rehabilitadores por dolencias de hombro, cuello y lumbares son mal utilizados, mientras que el 30% de las resonancias magnéticas lumbares que se realizan no están indicadas.

En palabras del doctor Juan José Rodríguez Sendín, presidente de la Organización Médica Colegial (OMC) " los resultados de este estudio que ha realizado la Fundación Kovacs demuestra que se pueden establecer medidas de mejora en el proceso de utilización de tecnologías sanitarias”. 

Para el doctor Francisco M. Kovacs, presidente de la Fundación Kovacs, "este estudio demuestra que, sobre todo en momentos como los actuales de crisis económica, es posible adoptar medidas rigurosas que aseguran la eficiencia de los recursos públicos y benefician a los pacientes, en vez de improvisar decisiones carentes de fundamento y que tal vez causen más gastos y perjuicios que beneficios, como el euro por receta, la supresión de la cobertura a fármacos baratos, o el incremento del copago farmacéutico".

Tal y como apunta el estudio, extender los contratos de riesgo compartido a muchas de las tecnologías sanitarias que se aplican en el Sistema Nacional de Salud (incluyendo aquellas que carecen de estudios que demuestran su eficacia o eficiencia), permitiría reducir el derroche en casos en los que no estén indicados o en los que suponen un gasto inútil. Además, aseguraría la eficiencia de los recursos sanitarios, al limitar los pagos a aquellos en los que los beneficios (clínicos y económicos) que generan, realmente han justificado su uso.
Los acuerdos de riesgo compartido se plantean como una alternativa para conseguir el acceso de los pacientes a medicamentos o tecnologías sanitarias dirigidos a tratamientos de patologías severas, con un coste elevado y suele llevar asociada una demanda social, como es el caso de las enfermedades raras, algún tipo de cáncer o enfermedades crónicas y progresivas donde no existen un tratamiento o tecnología concreto que haya demostrado eficacia y eficiencia.

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