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24 May 2013

Uno de cada 10 españoles con sobrepeso ha realizado algún tipo de dieta “milagro”

Las dietas heterodoxas son aquellas que, sin
ninguna evidencia científica que las avale, prometen al paciente resultados
rápidos y “mágicos” mediante la prohibición de un grupo de alimentos que
distorsionan la realidad científica del nutriente y que se basan en el
consumo de determinados alimentos preparados que suele vender la persona o
entidad que promueve este tipo de tratamientos dietéticos. Según la doctora
Ana Zugasti, especialista en Endocrinología y Nutrición, médico adjunto de
la Sección de Nutrición y Dietética Clínica del Complejo Hospitalario de
Navarra, “las dietas milagro son un riesgo para la salud y se pueden volver
en contra del paciente por el efecto rebote y posibles complicaciones en las
comorbilidades que presente el paciente con obesidad”. Sin embargo, se
estima que un 31% de los españoles que han sufrido obesidad ha seguido algún
tipo de dieta milagro[1].



Así se ha puesto de manifiesto durante el 55 Congreso Nacional de
Endocrinología y Nutrición, en el que el sobrepeso y la obesidad ha sido uno
de los temas más analizados. En este sentido, más de cinco millones de
personas en España padecen obesidad y 15 millones pesan más de lo que
deberían. Entre el 30 y 35% tiene obesidad abdominal.



Algunas de las dietas heterodoxas más famosas son la Dieta Ornish, muy pobre
en grasas, Dieta del Dr. Atkins, pobre en carbohidratos y rica en grasas,
Dieta de la Zona, puramente hiperproteica, Dieta de Montignac, disociada,
entre muchas otras. Según la doctora Zugasti, “se trata de dietas
promovidas, en la mayoría de los casos, por personas ajenas a la medicina y
cuentan con escaso o nulo aval científico. Además, suelen ponerse de moda
porque las realizan personas famosas, favoreciendo su rápida divulgación por
Internet”. Por el contrario, una dieta eficaz es aquella capaz de conseguir
una pérdida de peso segura y sostenible a largo plazo y que tenga
consecuencias positivas sobre las enfermedades asociadas y los factores de
riesgo, como por ejemplo la diabetes o la hipertensión arterial.



En relación a las dietas hiperproteicas o bajas en carbohidratos, podrían
ser una solución alternativa en el tratamiento de la obesidad, “siempre y
cuando la distribución de macronutrientes se haga de manera adecuada, aunque
solo se dispone de datos de eficacia a corto plazo, de 6 a 12 meses”,
explica esta experta. “Además, hasta el momento, los ensayos clínicos
demuestran que lo que marca la diferencia en la pérdida de peso no son las
manipulaciones en las proporciones de los macronutrientes sino las
diferencias en la ingesta energética”.



Razones por las que se recurren a estas dietas



A pesar de que la gran mayoría de estas dietas puedan ser consideradas como
dietas heterodoxas, ya que no son respaldadas científicamente, son aceptadas
por la sociedad y difundidas masivamente en los medios de comunicación, lo
que supone un problema, ya que estas recomendaciones dietéticas promueven
prácticas de alimentación para perder peso que no coinciden con las
establecidas por las guías clínicas y los consejos nacionales e
internacionales para el tratamiento de la obesidad.



El éxito de estas dietas entre la población general reside en los grandes y
rápidos resultados que se consiguen al seguirlas. Son multitud las razones
por las que las personas que sufren sobrepeso deciden recurrir a este tipo
de dietas en vez de recurrir a la medicina convencional. “En general, los
pacientes obesos tienen una idea preconcebida sobre su peso ideal y lo que
las dietas heterodoxas prometen es ese peso ideal que ellos buscan”, explica
la doctora Zugasti. “Sin embargo, ese peso ideal que tanto anhelan los
pacientes obesos no existe, es un peso utópico, ya que es casi imposible de
conseguir y de mantener”. De hecho, estas dietas suelen crean falsas
expectativas en los pacientes.



Otra de las razones por la que estos pacientes recurren a este tipo de
dietas es porque las dietas heterodoxas prometen resultados definitivos y
duraderos, “algo completamente erróneo, ya que cuando los pacientes terminan
de hacer este tipo de dietas, recuperan todo el peso perdido”, añade.



Una forma de mantener el peso conseguido es, sin duda, hacer ejercicio
físico de forma regular, algo que, no obstante los pacientes obesos o con
sobrepeso no suelen llevar a la práctica. “Actualmente, vivimos en una
situación de crisis y el sector sanitario se ha visto muy afectado por ello.
Así, la sobrecarga asistencial del sistema público es tan grande que los
especialistas se han visto obligados a espaciar las revisiones del obeso, lo
que perjudica en el seguimiento del tratamiento que se les plantea y en la
educación y adopción de hábitos de vida saludables como parte fundamental de
dicho tratamiento”, concluye la doctora Zugasti.

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