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14 April 2013

Nuevas claves en el abordaje del paciente terminal


A pesar de que las labores de las unidades de dolor (UD) y las de cuidados paliativos (CP) son diferentes y diferenciadas, el tándem entre ambas es fundamental para el buen abordaje y asistencia del paciente. Es una de las conclusiones que se desprenden de la mesa “Cuidados Paliativos y Unidades del Dolor: dos aliados inseparables”, celebrada ayer en el marco del X Congreso de la Sociedad Española del Dolor (SED) y la XI Reunión Iberoamericana del Dolor, que tiene lugar en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Granada hasta el sábado.

En el caso de las UD, éstas surgen de la necesidad de proporcionar una asistencia integral al enfermo con dolor. Este tratamiento va encaminado no solo a disminuir el dolor, sino también a mejorar la funcionalidad del enfermo para lograr una mejor calidad de vida.

Por su parte, las unidades de CP están diseñadas para proporcionar bienestar y soporte a los pacientes y sus familiares en las etapas finales de una enfermedad terminal. Procuran que los enfermos se encuentren conscientes y libres de dolor, con los síntomas bajo control, de tal forma que sus últimos días puedan discurrir con dignidad, en su casa y rodeados de la gente que les quiere.

En España existen distintos tipos de organización tanto en las UD como de CP. Normalmente, las UD dependen de los servicios de Anestesia y, en muchos casos, las de CP dependen de Medicina Interna o de Oncología. Es más, en algunos hospitales, como el Virgen de las Nieves de Granada o el Hospital Universitario de Salamanca, ambas unidades se encuentran integradas.


A pesar de esto, el doctor Francisco Vara, jefe de Servicio del Centro Regional de Cuidados Paliativos y Tratamiento del Dolor del Hospital Universitario de Salamanca (Los Montalvos), considera que “a pesar de que la experiencia de estos dos hospitales es altamente satisfactoria y ha permitido mejorar la calidad de la asistencia y la atención continuada, los campos de actuación son absolutamente independientes, por lo que lo ideal es que estuvieran coordinadas”. No hay que olvidar que “comparten objetivos comunes en bastantes campos de actuación, pero el más importante de todos es el abordaje integral del enfermo y su familia” añade el especialista.

De hecho, y según los expertos, uno de los síntomas más comunes y que más limitan la calidad de vida de los enfermos terminales es el dolor. Este problema va a estar presente en el 80% de los pacientes en algún momento, y un 20% va ser muy difícil de controlar. “El trabajo conjunto entre las dos unidades debe producirse a lo largo de todo el proceso, pero se hace imprescindible cuando nos encontramos ante un dolor de difícil control”, asegura eldoctor Vara.

En ocasiones, el equipo de CP tiene que desarrollar parte de su trabajo en el domicilio del paciente, apoyando y dando soporte a profesionales de Atención Primaria. Es en esos casos cuando la coordinación con las UD se hace imprescindible para poder garantizar una continuidad asistencial.

Aunque no existe ningún registro nacional de enfermos atendidos en unidades de dolor, se estima que apenas 800.000 pacientes son atendidos en las 183 unidades que existen en nuestro país, lo que supone un 13% del total de personas que padecen esta patología en España.

En cuanto a las UCP, existen en nuestro país 420 equipos, de los que 166 son de soporte domiciliario, 59 de soporte hospitalario, 37 mixtos, 34 unidades hospitalarias de agudos, 76 en hospitales de crónicos, y 31 equipos de atención psicosocial. Se calcula que un 60% de los 250.000 enfermos que necesitan cuidados paliativos son atendidos por estas unidades.
**Publicado en CONSALUD.ES

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