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08 April 2013

Déficit de alfa-1 antitripsina: su descubrimiento e importancia



Déficit de alfa-1 antitripsina: su descubrimiento e importancia

Los próximos 11, 12 y 13 de abril se celebrará en Barcelona la Conferencia Científica Internacional: Enfermedad Hepática por el déficit de alfa-1 antitripsina (AAT) y el IV Congreso Internacional de Pacientes de esta enfermedad, promovidos por la Fundación Alpha-1 de Norteamérica, por lo que Barcelona se convertirá esos días en la capital mundial de la salud pulmonar y la investigación hepática. El acto tendrá lugar en el hotel Hilton Diagonal Mar.
Es una ocasión especial, pues se conmemora el 50 aniversario del descubrimiento del déficit del alfa-1 antitripsina en 1963 por los investigadores suecos Carl-Bertil Laurell y Sten Eriksson. Se trata de una enfermedad hereditaria considerada rara según el baremo de la Unión Europea para catalogar este tipo de trastornos: patologías potencialmente mortales o debilitantes a largo plazo que afectan a menos de 5 personas por cada 10.000 habitantes
Medio siglo después, Sten Eriksson recuerda como sucedió todo. 
En 1962, Sten Eriksson era un médico residente de 30 años de edad, en el personal del Hospital General de Malmo en Suecia. Atendía regularmente los pacientes en la clínica del hospital y era asistente de investigación de Carl-Bertil Laurell, jefe del laboratorio clínico.
 
Carl-Bertil Laurell

 Eriksson recuerda una llamada telefónica. "Un día Laurell me llamó y dijo: 'Ven aquí, quiero mostrarte algo." Y lo que me mostró fue un manojo de tiras de papel electroforéticos que él quería que yo viera para ver las concentraciones subnormales de la proteína alfa-1".

La electroforesis es una técnica, todavía hoy utilizada, que Laurell había perfeccionado para estudiar proteínas humanas en la sangre. Se utiliza un papel especial o gel y suero de la sangre. Se aplica una carga eléctrica que separa las proteínas en cinco categorías principales, siendo uno de ellas la alfa-1 antitripsina.

Laurell se había dado cuenta de las cantidades extremadamente pequeñas de alfa-1 en algunas de las tiras. La pregunta era por qué esto era así, y si era importante.
 
Comienza el estudio

Así que Eriksson y Laurell comenzaron un estudio. "Estudié 1.500 bandas electroforéticas no seleccionadas", dice Eriksson. "Quería saber cuántos casos de deficiencia de alfa-1 podría haber".

El resultado del estudio fue un artículo de 1963 en el Scandinavian Journal of Clinical Investigation y que el laboratorio que se convirtió en un punto de referencia: el descubrimiento de la alfa-1 antitripsina.

El estudio informaba sobre cinco pacientes con bajos niveles de la proteína, y tres de ellos con enfisema pulmonar. Con tan pocos pacientes, Eriksson y Laurell no hicieron ninguna conclusión definitiva, pero del estudio surgieron sugerencias muy precisas acerca de la naturaleza de la alfa-1: La deficiencia parecía ser de origen genético y tenía una "llamativa" conexión a una enfermedad pulmonar, aunquealgunas personas con Alfa-1 tenían una función pulmonar normal.

En 1963, Eriksson estudiaba la conexión de la familia con el Alfa-1. Comenzó con una familia numerosa. Un hallazgo importante: "... había varios hermanos de la misma familia con deficiencia alfa-1 que tenían enfisema." Comenzó a trabajar con muchos más pacientes Alfa-1 y cuando escribió su tesis doctoral en 1965, “Estudios de alfa-1-antitripsina”, Eriksson contaba con 33 pacientes y sus familias, cuya historia apoyó firmemente la base genética de alfa-1.
 
Una nueva era para la enfermedad pulmonar

Años más tarde, Eriksson apuntaría a 1963 como el comienzo de "una nueva era del estudio del enfisema. "Los investigadores comenzaron a construir pruebas de la verdadera causa biológica de enfisema,  que nunca se había entendido”.

En 1964, Paul Gross informó que una enzima llamada papaína podría crear enfisema en ratas. Pero normalmente, los pulmones no están sometidos a la papaína.

Después, en 1967, Aaron Janoff descubierto la enzima elastasa, que se lleva en los propios glóbulos blancos del cuerpo, y también pueden destruir el tejido pulmonar. Inmediatamente, se convirtió en una sospechosa lógica como la causa del enfisema.

En la década de 1970, los investigadores demostraron que la alfa-1  bloquea la acción destructiva de la elastasa de los neutrófilos. Y otros investigadores demostraron que el humo del cigarrillo destruyó el efecto protector de alfa-1 de proteína.

Todas estas investigaciones condujeron a la explicación actual del Alfa-1. Nuestros glóbulos blancos envían elastasa a los neutrófilos, que destruyen los gérmenes y limpian las células pulmonares viejas o dañadas. La proteína Alfa-1 neutraliza la elastasa antes de que pueda dañar el tejido pulmonar normal. Pero las personas con Alfa-1 no tienen la proteína protectora, por lo que la elastasa permanece en el tejido pulmonar, causando finalmente el enfisema, o EPOC.

Esto condujo también al tratamiento específico para la enfermedad de alfa-1, una terapia de aumento  de la cantidad de proteína alfa-1 en la sangre y los pulmones.
 
Nueva teoría general para explicar la EPOC

La investigación tras el descubrimiento de la deficiencia Alfa-1 inspiró una teoría general amplia para explicar no sólo la enfermedad pulmonar de alfa-1, sino también la EPOC en general. "Laurell y Eriksson hicieron el descubrimiento que nos llevó no sólo a comprender por qué se produce el enfisema en alfa-1-antitripsina, sino también a la comprensión de la EPOC en general y de los mecanismos detrás de ella", dice Robert (Sandy) Sandhaus, quien trabajó con Aaron Janoff y ahora es el director clínico de la Fundación Alpha-1 y director médico de AlphaNet.

Seis años después de Laurell y Eriksson, Harvey Sharp de la Universidad de Minnesota hizo historia al demostrar que la deficiencia de Alfa-1 también puede conducir a una enfermedad hepática.

Eriksson recuerda que ya tenía un paciente Alfa-1 enfermo del hígado y los pulmones en 1962, mucho antes del estudio de Sharp. "Ni Laurell ni yo lo entendíamos. Pensamos que tal vez se trataba de una deficiencia adquirida, y nunca escribió sobre el paciente".

Eriksson escribió cerca de 200 trabajos de investigación, muchos de ellos tanto sobre el pulmón y la enfermedad de hígado de Alfa-1. Uno de ellos fue un estudio de 1986 en el New England Journal of Medicine, que describe como aumenta el riesgo tanto de cirrosis hepática y cáncer de hígado en Alfa-1 conforme el paciente se hace mayor. Fue científico visitante en la unidad de gastroenterología de la Clínica Mayo en Minnesota en 1975 y finalmente se convirtió en profesor de medicina y gastroenterología del Hospital de Malmo antes de su retiro en 1997.

"Él es el padre de la Agencia Sueca de Investigación Alfa-1", dice Eeva Piitulainen, quien obtuvo su doctorado bajo la supervisión de Eriksson, le ayudó con el trabajo de la fundación en el Registro en 1990, y dirige hoy el registro sueco alpha-1.

Eriksson dice que siempre ha apreciado el campo de la investigación en la que hizo su carrera. "Me siento muy afortunado. A muchos investigadores les gustaría tener tanto reconocimiento. Muchos grandes hombres me trataron con gran amabilidad, como Laurell y Jan Waldenstrom, y yo tengo con ellos una deuda de gratitud".

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