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06 March 2013

Los farmacéuticos insisten en la necesidad de colaborar con los demás agentes sanitarios para ofrecer una atención asistencial continuada



infarma 2013     BARCELONA - CONGRESO Y SALÓN EUROPEO DE FARMACIA, MEDICAMENTOS Y PARAFARMACIA
Los profesionales farmacéuticos han debatido las posibles formas de colaboración para garantizar una mejor atención al paciente y eficiencia del sistema sanitario en INFARMA 2013, que tiene lugar en Barcelona hasta mañana. Según Roser Vallès Fernández, vocal de Atención Primaria del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona y moderadora de la ponencia Cogestión Interprofesional de Procesos: ¿es posible trabajar juntos?, “el futuro de la Farmacia pasa por un cambio de orientación global en el ámbito de la farmacia comunitaria y también de la clínica. Todos debemos seguir el mismo camino. La unión hace la fuerza, también entre médicos, enfermeros y el conjunto de agentes socio-sanitarios. Por ello, no sólo es posible trabajar juntos sino que es absolutamente necesario”.

Como ejemplos de esa colaboración entre profesionales sanitarios se han presentado los resultados de dos programas: APOF (coordinación telemática de equipos de atención primaria y oficinas de farmacia para el seguimiento del paciente hipertenso) y el programa de seguridad del paciente polimedicado. El primero muestra la experiencia en el manejo de la hipertensión entre farmacéuticos comunitarios y de atención primaria con el fin de mejorar la coordinación en los procesos asistenciales a través de la aplicación de un software específico.

APOF: un ejemplo de mejora para pacientes, médicos y farmacéuticos comunitarios

Aplicado en dos poblaciones (Cerdanyola del Vallès y Ripollet), según Meritxell Boquet, farmacéutica comunitaria de Ripollet y Secretaria de la Fundación Pharmaceutical Care este programa, “evita duplicidades en las tomas de presión arterial gracias a un seguimiento que se realiza en los centros de atención primaria a partir de las medidas de tensión tomadas en las farmacias. Esto supone una considerable mejora en el control y una mayor comodidad para el paciente, ya que puede tomar sus niveles de presión en la farmacia que le resulte más próxima en cada momento”.

Todo ello supone una reducción del número de visitas en los centros de atención primaria, hoy sobresaturados. La puesta en marcha del programa APOF ha sido posible gracias a la estrecha colaboración entre médicos y farmacéuticos comunitarios, a través de protocolos de actuación
consensuados y la adaptación de un único modelo de tensiómetro.

Su aplicación permite un control detallado de los niveles de presión arterial, mediante un software que indica si se debe esperar para realizar una nueva medición y aconseja la derivación, en caso de ser necesaria, a la enfermera o el médico. Todos los datos se vuelcan en la historia clínica del paciente, lo que posibilita la visualización de las mediciones realizadas en la farmacia.  Según Boquet, “hoy este programa, concebido originariamente para el control de los pacientes hipertensos, también se aplica a la población normotensa”.

Programa de seguridad para el paciente polimedicado

Otro de los programas desarrollados a partir del trabajo conjunto de médicos, enfermeros y farmacéuticos es el de seguridad del paciente polimedicado, presentado por Imma Ventura de Blas, farmacéutica de Serveis de Salut Integrats Baix Empordà (SSIBE). Sus objetivos son mejorar la calidad y la seguridad farmacoterapéutica y el cumplimiento del plan de medicación en este tipo de pacientes detectando posibles problemas de adherencia al tratamiento, además de optimizar el uso de recursos y potenciar la coordinación entre los distintos profesionales de salud implicados.

El 59% de las farmacias de la zona del Baix Empordà (un total de 27 oficinas) participan en este programa. En total, se ha realizado el seguimiento de un total de 219 pacientes que, en un 80% de los casos, “saben cómo deben tomar su medicación, si bien esto no quiere decir que lo hagan correctamente. Este resultado no refleja los problemas que se dan en el cumplimiento del plan de medicación en la mayoría de pacientes. Por ello, deducimos que, probablemente, los profesionales no estén lo suficientemente formados para detectar estos problemas”.

Ventura de Blas concluye que “la actualización máxima del plan de medicación es totalmente necesaria, y también potenciar la formación de los agentes socio-sanitarios implicados en el correcto cumplimiento de los tratamientos”. Y recuerda que “es muy importante comunicar los resultados de los esfuerzos realizados a los profesionales que participan en los programas”.

Escocia: un ejemplo de modelo sanitario a seguir

Carles Codina, consultor Senior del Servicio de Farmacia del Hospital Clínic y Director del Servicio de Farmacia del Consorci Hospitalari de Vic, ha destacado el alto nivel de implicación y la atención farmacéutica continuada y transversal como principales características de un modelo sanitario a seguir en muchos aspectos: el escocés. Según Codina, “el futuro del sector radica en las alianzas interprofesionales, que permiten compartir planes estratégicos. No tiene sentido la parcelación por entornos sino todo lo contrario: el trabajo conjunto. En ese sentido, podemos aprender mucho de un modelo sanitario como el de Escocia”.

La cobertura del sistema sanitario escocés es gratuita (medicamentos incluidos) e independiente. Este modelo se aplica desde 2002 como iniciativa gubernamental, y una de sus principales características es la existencia de una agencia de evaluación de medicamentos, mediante la cual clínicos asesores valoran todos los nuevos fármacos y establecen consensos que se trasladan tanto a la industria como al área farmacéutica y terapéutica de NHS (gestión sanitaria del Gobierno). “Esta agencia es única: establece recomendaciones específicas y ampliamente consensuadas, orientadas directamente al uso. Es muy importante destacar e intentar exportar esa dirección única que, en el modelo sanitario escocés, aúna los criterios de profesionales de atención primaria y especializada y farmacia comunitaria” afirma Codina.

En ese sentido, el modelo sanitario existente en nuestro país difiere del escocés: “en Escocia todos los profesionales comparten el mismo discurso, que trasladan directamente al gobierno. El trabajo de hospitales y atención primaria va de la mano, fruto de alianzas estratégicas. De esta forma, se consensuan todas las decisiones”.

Codina también ha destacado el programa de seguimiento de tratamientos crónicos desde la farmacia comunitaria como una medida “cuya implantación sería muy adecuada en España en la situación actual”. Asimismo, el modelo escocés contempla la figura del farmacéutico no sólo como un mero dispensador de medicamentos sino como un profesional sanitario al que evalúa y remunera en función de la calidad de atención farmacéutica. Según Codina, “ese modelo orientado a la asistencia al paciente tiene, a la larga, una repercusión en su salud y supone una reducción en el consumo de recursos sanitarios (menos ingresos y consultas a médicos, etc.). Es preferible un seguimiento continuado que repetidos ingresos”.

Sin embargo, “los médicos todavía no están acostumbrados a trabajar estrechamente con los farmacéuticos: para ello es imprescindible que lo consideren un valor. De ahí la importancia y necesidad de que los farmacéuticos logren transmitírselo”.

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