La insuficiencia cardiaca , considerada ya como una epidemia, genera numerosos ingresos hospitalarios y cargas asistenciales, provocando en los pacientes una disminución de su calidad de vida y una elevada mortalidad.
Alrededor del 50% de estos pacientes son diabéticos. De hecho, la presencia de diabetes favorece el desarrollo de IC y condiciona un peor pronóstico de los pacientes. Así lo afirma el doctor Francesc Formiga, coordinador del Grupo de Insuficiencia Cardiaca de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) con motivo de la XV Reunión de Insuficiencia Cardíaca y Fibrilación Auricular de la Sociedad y I Reunión Ibérica de Insuficiencia Cardiaca y Fibrilación Auricular, que se celebra en Sevilla los días 14 y 15 de marzo y en la que participan alrededor de 200 especialistas de Medicina Interna.
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