En
los últimos tiempos, Alemania se está erigiendo como modelo económico a seguir
dentro de la Unión Europea, y es muy probable que esta tendencia se haga
palpable en otros ámbitos competenciales, como la sanidad. En el caso concreto
de España, hay quien dice incluso que el Ejecutivo central está considerando
esta posibilidad, lo cual parece razonable si tenemos en cuenta que ambos
países presentan un elevado nivel de descentralización y otras similitudes en
cuanto a las necesidades de racionalización del gasto sanitario, en general, y
del gasto farmacéutico, en particular. En los dos territorios también se han
llevado a cabo reformas que introducen novedades importantes en el acceso a los
medicamentos innovadores.
Con
el objetivo de analizar los sistemas sanitarios de Alemania y de España, la
Fundación Gaspar Casal y PharmaMar han organizado un encuentro conjunto en el
que “se pondrán en valor las ventajas y desventajas de las reformas llevadas a
cabo en ambos países, con especial atención a la incorporación de la
innovación”, explica Juan del Llano, director de la Fundación Gaspar Casal.
“Aunque los modelos sanitarios tienen orígenes diferentes (en Alemania son las
compañías aseguradoras las que gestionan el sistema bajo un férreo control
estatal), el incesante crecimiento del gasto sanitario público se presenta como
un problema común que no encaja con las políticas de austeridad que se están
llevando a cabo a causa de la crisis económica”, añade.
La
principal diferencia entre ambos modelos está en las condiciones laborales de
sus profesionales sanitarios. “Mientras que la gran mayoría de los médicos
alemanes trabajan por cuenta propia en sus consultas privadas y facturan a las
aseguradoras con precios concertados, prácticamente todos los facultativos
españoles están asalariados y desarrollan su labor asistencial en dependencia
del sistema sanitario público, simultaneándola con el ejercicio privado en algunos
casos”, afirma el director de la Fundación Gaspar Casal.
La
reforma AMNOG en Alemania, iniciada en enero de 2011, “gradúa de 1 a 6 el nivel
de beneficio terapéutico añadido exigible como cuarta garantía a los nuevos
medicamentos autorizados (grande, significativo, discreto, no cuantificable,
sin beneficio terapéutico añadido y menor que el comparador)”, comenta el
experto. Por su parte, “los desarrollos del Real Decreto Ley 16/2012 en España parecen ir en el mismo sentido”.
Ambas normativas sanitarias también han tenido efectos importantes en la
definición de la cartera básica de servicios, como “la puesta en marcha de
políticas de desinversión sobre prestaciones y tecnologías que no añaden valor
ni al sistema ni a la salud de los ciudadanos o la reasignación de recursos
entre los distintos niveles asistenciales.
Financiación selectiva y fijación de precios
Según
Regina Múzquiz, directora de Relaciones Institucionales de PharmaMar, las
políticas de contención del crecimiento del gasto sanitario que se están
llevando a cabo en algunos países de la Unión Europea (UE), como Alemania y
España, “presentan tendencias similares en lo que se refiere específicamente a
la financiación selectiva y a la fijación del precio de los nuevos
medicamentos”. En este sentido, “hay que destacar que, mientras los procesos de
evaluación de la eficacia, seguridad y calidad de los fármacos están sometidos
a una creciente centralización a favor de la UE, los relativos a la decisión de
financiación y fijación de precio se circunscriben al ámbito estatal, o incluso
regional, en los países descentralizados, más allá del marco común que
establece la Directiva de Transparencia”, explica.
Los
aspectos fundamentales de todas estas reformas sanitarias “giran alrededor del
valor añadido que aporta el nuevo fármaco frente a las alternativas
terapéuticas existentes y de los órganos evaluadores a los que corresponde esta
valoración”.
Además,
Regina Múzquiz se pregunta “a quién corresponde la elección del comparador y
cómo condiciona esta elección el diseño de los ensayos clínicos”. Mientras que
Alemania cuenta ya con dos años de experiencia, España está en un momento
crucial para la definición de todos estos aspectos clave.
Por
su parte, José María Fernández Sousa-Faro, presidente del Grupo Zeltia, ha dicho de
nuestro sistema de salud que “adolece de una serie de necesidades relacionadas
con la eficiencia en la utilización y consumo de recursos que precisan de una
estrategia urgente de todos los integrantes de la cadena de valor del segmento
de la salud en España”. Asimismo, señala que nuestro país tiene que incrementar
necesariamente su inversión en I+D, si quiere volver a ser un país de primera
línea en la Unión Europea.
En este encuentro han participado destacados expertos en Economía
de la Salud de España y Alemania y la clausura del acto ha corrido a cargo del
director general de PharmaMar Alemania, Alfonso Casal, y del propio Juan del
Llano, director de la Fundación Gaspar Casal. Según Luis Mora, director general
de PharmaMar, “este tipo de encuentros facilitan la labor de empresas como
PharmaMar, comprometida con su internacionalización. Prueba de ellos son las
dos filiales que acabamos de abrir en Italia y en Alemania. El compromiso con
la innovación debe de ser tenido muy cuenta a la hora de evaluar nuevos
medicamentos, especialmente en áreas complejas como la oncología”.
**Mesa inaugural, de izda. a dcha., Jesús Millán, presidente de la Fundación Gaspar Casal y José María Fernández Sousa, presidente de Pharmamar (Grupo Zeltia)
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