La
excelencia es uno de los retos éticos más importantes de nuestro
sistema sanitario. “Este objetivo se podría alcanzar cuando cada
profesional se lo proponga de manera individual”, ha apuntado el doctor
Víctor J. Suberviola, coordinador del Grupo de Trabajo de Bioética de la
Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria (SVMFiC),
durante su intervención en la Jornada-Debate “Retos éticos en Atención
Primaria”, organizada por la Fundación de Ciencias de la Salud y la
Fundación para la Formación de la Organización Médica Colegial (FFOMC),
con la colaboración del Colegio Oficial de Médicos de Baleares y
GlaxoSmithKline (GSK).
En
este contexto, “se hace necesaria la implementación de estrategias
organizativas y de coordinación que persigan esta meta y que cuenten con
la participación de la población a la que se atiende”, apunta el
experto. “Un médico no se puede conformar con dar un buen tratamiento a
su paciente, sino que debe proporcionarle el mejor que exista”, añade.
Por otro lado, la búsqueda de la excelencia “es una obligación de todas
las empresas (especialmente las sanitarias), que exigen eficiencia y
calidad en sus actuaciones”. Bajo estas mismas premisas, se ha
presentado una guía sobre “Retos éticos en Atención Primaria” que puede
contribuir de manera importante a la resolución de conflictos de valores
en los centros de salud.
El reto de centrar la medicina en el paciente
Otros
de los retos éticos de la medicina actual, con especial relevancia en
el primer nivel asistencial, es su vertebración en torno al paciente.
Según el doctor Antonio Moya, miembro del Grupo de Bioética de la
Sociedad Madrileña de Medicina de Familia y Comunitaria (SoMaMFYC), los
profesionales sanitarios “seguimos escorados hacia los aspectos más
biológicos de la enfermedad y damos poca relevancia a los
psicosociales”. A este respecto, “es importante escuchar a los
pacientes, respetar sus valores y preferencias, y facilitar su
participación en la toma de decisiones de forma que compartan la
responsabilidad de las mismas. Esto requiere un cambio de actitudes
tanto en profesionales como en pacientes”.
En
palabras de este experto, “si conseguimos una relación clínica más
humana y de mayor calidad, se producirán menos conflictos y mejorará la
satisfacción de profesionales y pacientes”. En el caso concreto de la
atención primaria, “debe primar el compromiso con las personas porque es
la razón de ser de la medicina de familia”, comenta. Con respecto a la
guía “Retos Éticos en Atención Primaria”, editada por la Fundación de
Ciencias de la Salud y la FFOMC, en colaboración con GSK, “es la sexta
de una serie de guías de ética en la práctica médica que estas
instituciones vienen publicando conjuntamente en los últimos años. Las
publicaciones previas trataron temas tales como la intimidad y
confidencialidad, los cuidados paliativos, la objeción de conciencia,
los incentivos a profesionales sanitarios y la planificación anticipada
de la asistencia médica.
El
presidente del Colegio Oficial de Médicos de Baleares, el doctor Antoni
Bennasar, ha destacado la importancia de la comunicación entre médico y
paciente: "hacer medicina con el paciente y no solo para el paciente es
una de las claves para encontrar respuesta a muchos de los dilemas y
retos éticos que los procesionales nos encontramos en nuestro ejercicio
profesional", ha añadido.
Por su parte, el gerente
de Atención Primaria del Servicio de Salud de Baleares, el doctor
Federico Sbert, ha dicho en la inauguración de la jornada que "hablar de
ética es hablar de principios, valores, conflictos, excelencia y
formación en la actividad asistencial, que se basa a su vez en la
relación médico-paciente".
Los valores en la práctica asistencial
“La formación en Bioética juega hoy un papel muy importante en nuestro
país y el profesional necesita tener en cuenta los valores si quiere que
sus decisiones sean correctas y de calidad”, afirma el profesor Diego
Gracia, presidente de la Fundación de Ciencias de la Salud y uno de los
directores de esta obra, junto a Juan José Rodríguez Sendín, presidente
de la Organización Médica Colegial (OMC).
Pero
esa búsqueda de la excelencia supone un doble camino, tal y como se
explica en la guía, que requiere una actualización técnica permanente y
también de gestión emocional. Lo importante en la actividad profesional
no es alcanzar un nivel de excelencia, sino poner los recursos, el
interés y la dedicación para ello. Aunque no todo depende del
profesional, ya que está inserto en un equipo, en una institución y en
una sociedad que le exige el uso responsable de los recursos.
“El
uso de los recursos humanos de forma responsable es todo un reto en la
actualidad, ya que los profesionales tienen que buscar lo mejor para sus
pacientes y, además, velar cada vez más por la gestión eficiente de
recursos, lo cual no es fácil de cuadrar en ciertas situaciones, habida
cuenta de la escasez cada vez mayor de recursos y el progresivo coste de
las nuevas tecnologías diagnósticas y terapéuticas”, destaca Diego
Gracia.
Para
el presidente de la OMC, Juan José Rodriguez Sendín, “ejercer la
medicina en Atención Primaria es algo más que realizar una labor
asistencial pasiva. Es, sobre todo, compromiso con el paciente, con la
respuesta más adecuada a los intereses del SNS y con la comunidad y
hacerlo desde diferentes perspectivas: científica, ética y
deontológica”.
El
liderazgo sanitario en el médico de Atención Primaria, en momentos
clave como el actual, de profunda transformación de los sistemas
organizativos asistenciales y socio-sanitarios y de crisis de valores,
se convierte, según Juan José Rodriguez Sendin, en una necesidad. “Se
trata –afirma- de la gestión de recursos y del tiempo; de las
derivaciones a otros niveles asistenciales; de mejorar la comunicación,
en general, y con los pacientes, en particular; de optimizar la relación
entre niveles asistenciales; del uso racional de fármacos y otros
recursos; del manejo de la incapacidad temporal; en suma, de decidir
correctamente sobre las lealtades compartidas con el paciente y con la
institución”, y señaló que también requieren especial interés “las
decisiones en torno a la medicina preventiva y las relaciones con las
gerencias de centro y de área”.
Otros retos importantes
La
guía también recoge otros tres retos importantes que se le presentan al
profesional de Atención Primaria en su día a día: el reto de la
atención a las familias y al entorno psicosocial y el reto de la
educación sanitaria.
Respecto
al segundo, destacan aquellos conflictos provocados por diferencias
culturales, como la mutilación genital femenina, el rechazo de
vacunaciones, la atención a pacientes con alta dependencia o el menor
que solicita medidas de planificación familiar. Todas estas situaciones
exigen del profesional amplitud de miras, claridad en sus propios
límites morales, para no caer en la comodidad de “hacer lo mínimo que me
pide el paciente”, que conduce irremediablemente a la mediocridad y
aleja de la excelencia.
39 casos paradigmáticos
La
guía recoge un total de 39 casos paradigmáticos con sus posibles
soluciones, que si bien no pretenden ser una colección de recetas para
casos conflictivos, sino contribuir a la formación en el manejo de
conflictos éticos en el área de Atención Primaria. Para resolverlos, los
autores han utilizado el método de deliberación, que tiene por objetivo
la toma de decisiones prudentes o razonables. Es decir, se intenta
enriquecer el análisis a fin de incrementar la prudencia. El
procedimiento de análisis de los conflictos éticos sigue el siguiente
esquema: presentación del caso, aclaración de los hechos, identificación
de los valores, análisis de los cursos de acción posibles,
identificación del curso óptimo y, por último, comparación en el marco
jurídico pertinente al caso.
Según
se especifica en la guía, los profesionales de esta área, que hoy suele
ser un equipo multidisciplinar operando desde un centro de salud en el
que intervienen desde el enfermero, al psicólogo clínico o pediatría,
deben tener las siguientes cualidades: capacidad para el trabajo en
equipo, humildad, reconocimiento de los errores o insuficiencias en la
propia formación, habilidades o actitudes adecuadas, y un espíritu
abierto al aprendizaje y a la renovación permanente.
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