Personalidad sana frente a personalidad patológica. Ser feliz frente a no
serlo. Son disyuntivas de uno de los temas más amplios y complejos del
comportamiento humano: la personalidad. El psiquiatra y psicólogo de la Clínica
Universidad de Navarra Fernando Sarráis, aborda en su nuevo libro, de título
elocuente -"Personalidad" (Eunsa, colección Astrolabio)-, este y
otros aspectos de esa parte de la Psicología que nos define y nos diferencia
como personas, pero que también puede ser el germen de trastornos
psiquiátricos. Según Sarráis, profesor de Psicopatología de
la Educación y de Psicología Social en la Universidad de Navarra, una
personalidad sana se trabaja a diario. "La gente es capaz de dedicar
muchas horas al gimnasio y a trabajar sus músculos, pero no es capaz de ir al
gimnasio psicológico para trabajar su manera de ser", asegura. Con un tono
académico pero accesible, "dirigido a las personas interesadas en conocer
a otras personas o a sí mismas en profundidad", el libro recorre las
principales teorías históricas y tipologías de la personalidad y ofrece algunas
claves para alcanzar una manera de ser sana, las recetas de la felicidad.
- ¿Qué es la personalidad?
- La personalidad es equivalente a la manera de ser de cada individuo. Una
de las conclusiones generales de algunos de los autores que aparecen en el
libro es que cada persona tiene su propia personalidad. Se pueden establecer
diferentes tipos, pero cada individuo tiene su propia personalidad que puede
estar dentro de un grupo o tipo de personalidad por ciertos parecidos en
algunas estructuras básicas, como la seguridad o inseguridad personal, la
autoestima...
- ¿Así que hay tantas personalidades
como personas?
- Sí. Cada persona tiene su propia personalidad. Y para conocerla es
necesario estudiarla. En ese estudio, tenemos unos mapas o unos guiones que nos
orientan, como los rasgos, las dimensiones, las características básicas de la
personalidad. Con esos mapas es más fácil orientarse en el conocimiento de la
personalidad concreta de un individuo.
Personalidad sana
- El libro recoge la teoría de Gordon
Allport sobre los criterios que definen una personalidad sana: extroversión,
afecto, autoestima realista, emocionalmente estable, alegre, con una visión
unitaria de todos los aspectos de la vida... ¿No resulta más bien una
personalidad quimérica?
- Es un objetivo a lograr. Una persona cuando nace no sabe andar, no ve, no
sabe escribir ni leer... Tiene que aprender. Y también tiene que aprender a ser
normal. Eso es un ideal. Él no habla de cantidades, porque se puede ser más o
menos extrovertido. Lo importante es saber dónde está la dirección. Si uno
quiere ir a Madrid, tiene que saber cuál es la ruta, aunque esté en Moscú. Lo
importante es saber cuáles son los rasgos de normalidad para poder trabajar uno
mismo, quitar lo que no es normal y añadir lo que sí es. Es un proceso de toda
la vida y algo en lo que coinciden todos los estudiosos.
- Quizás un aspecto interesante de
Allport es que estudiaba a individuos sanos.
- Claro. Hay que tener en cuenta que a veces las personas somos muy
pragmáticas y que nos planteamos un problema cuando lo tenemos delante. Estas
cosas de la manera de ser se la han planteado los médicos cuando se encontraban
con personas con comportamientos raros y pensaban que tenían una manera de ser
patológica. Estudiaban la personalidad porque había un problema de violencia,
de abuso, de consumo de sustancias... ¿Cuál es la manera de ser de esta persona
para comportarse así? Hay que tener en cuenta que la mayoría de las patologías
neuróticas, que en Psiquiatría son las más frecuentes, se producen por una
personalidad patológica. Ahora bien, hay que precisar qué tipo de personalidad
patológica o inmadura.
- Que es de lo que habla el libro.
- Sí. en el libro se habla de las características de la madurez y de la
inmadurez. ¿Qué es la madurez? ¿Qué tipos de personalidades patológicas
existen? Si no concretas, metes en un cajón a todo el mundo con una personalidad
patológica y no vas a poder tratarles individualmente. Vas a darles recetas
"para todos" y no siempre son buenas para todos. Hay que distinguir y
especificar la patología de la personalidad, la inmadurez, la anormalidad...
Pero es que ahora sabemos que las enfermedades físicas y de comportamiento
están muy relacionadas. De hecho, ahora se estudia mucho las enfermedades
psicosomáticas, es decir, gente que está nerviosa porque se siente insegura y
que desarrolla una gastritis. Hay una relación de la unidad psicosomática, de
manera que muchos doctores pensaban que algunas enfermedades tenían que ver con
una forma de ser.
- ¿Y cómo se trata a una persona cuyos
problemas psíquicos provocan otros físicos?
- Pues conociendo una personalidad normal. De ahí los estudios de
individuos normales. Esta ha sido una tendencia muy habitual entre los
investigadores del siglo XX.
Personalidades
patológicas
- ¿Cuáles serían los trastornos más
frecuentes asociados a personalidades patológicas?
- Serían los trastornos neuróticos, término este que ya no se utiliza por
sus connotaciones negativas, como diferencia de los psicóticos. Son todos los
trastornos de la ansiedad generalizada, los trastornos de pánico, las crisis de
angustia, los trastornos fóbicos... En definitiva, todos aquellos que tienen en
común una ansiedad o angustia elevada, aunque sean cuadros diferentes. Estos
trastornos están muy relacionados con la personalidad. No digo que todos,
porque el trastorno obsesivo compulsivo tiene un componente biológico. Pero las
personalidades obsesivo-compulsivas, lo que la OMS llama anancásticas, tienen
más propensión a los trastornos obsesivos. Y en estos casos, hay un componente
biológico y otro de aprendizaje, de perfeccionismo, hiperresponsabilidad...
- ¿Y las personalidades patológicas más
habituales?
- Los trastornos neuróticos están relacionados con tres tipos de
personalidades patológicas, las más frecuentes: una, la personalidad
dependiente -aquellas personas inseguras y ansiosas que necesitan a otra que les
dé seguridad-, las personalidades evitativas o personas ansiosas que huyen de
situaciones de ansiedad porque de otro modo, desarrollarían fobias, y las
personalidades anancásticas, es decir, los perfeccionistas, hiperresponsables,
estrictos, rígidos, supercumplidores... Viven en tensión porque quieren hacer
todo perfecto, sólo para sentirse seguros. Los americanos tienen un manual de
clasificación, el DSM-IV de la Sociedad de Psiquiatría Americana, en el que
incluyen estas tres personalidades en un mismo grupo o cluster, que sería el de los ansiosos y sufridores.
- ¿Ha existido una evolución de las
personalidades en función del momento histórico, del ambiente, del contexto...?
- Dentro de la personalidad hay unos
núcleos básicos que los autores llaman rasgos primarios, dimensiones básicas,
factores de personalidad primarios... Todos esos tienen mucha relación con la
herencia, con la genética, con el temperamento... Eso es más constante en el
individuo y en las poblaciones. Pero luego existen unos factores secundarios
que tienen una influencia más ambiental. Dependen más de la educación y del
aprendizaje, y por tanto, de las épocas culturales.
- Entiendo que no existen recetas para
todo el mundo, ¿pero cuál sería el camino hacia una personalidad sana?
- ¡Sí hay recetas! Para cambiar la manera de ser hay que cambiar la manera
de vivir. Y esto es muy difícil, sobre todo cuando uno lleva 30 o 40 años
viviendo de la misma manera. Uno no puede curarse en una semana de una forma de
vivir patológica de años. Yo digo a los pacientes que esto es como hacer un
máster en dependencia emocional o en libertad interior. Y un máster no se hace
en un mes. A veces son tres años. Y la gente está dispuesta a estudiar tres
años, invertir un dinero para sacar un título, pero no está dispuesta a
invertir tres años para ser libre y feliz. En el fondo, la sociedad prima los
éxitos de fuera: dinero, fama, prestigio... Y no prima el éxito interno: dueño
de sí mismo, seguro, independiente, feliz... De esto trata el libro: es mucho
más importante la persona de dentro que la fachada de fuera. Hay que tener un
proyecto de persona y poner un ladrillo cada día.
- Uno de los momentos críticos en el
desarrollo de la personalidad es la adolescencia. ¿Hay trastornos asociados a
este momento de la vida?
- En algunos adolescentes -en muchos casos, chicas- se produce un trastorno
límite o border line de la
personalidad, con crisis de identidad, impulsividad... Este trastorno límite
está dentro de otro más grande, el de la inestabilidad emocional. Son personas
muy sensibles, muy dependientes del ambiente. Y dentro de este trastorno hay
dos tipos: el impulsivo, más frecuente en los chicos, y el límite, habitual
entre las chicas. Esto está cambiando por el tipo de la educación actual, muy
emocional y volcada en sentirse bien, en detrimento de una educación de la
voluntad, de control de uno mismo y de la afectividad.
- ¿Y no resulta llamativo que una
educación basada en la afectividad provoque trastornos de personalidad?
- En el libro aparece continuamente lo que ya decía Eysenck sobre
neuroticismo y control, como dimensiones básicas de la personalidad. Él define
el neuroticismo en personas dominadas por las emociones, y sobre todo,
emociones negativas. Otros autores, como Heymans-Le Senne, hablan de emotividad,
actividad y resonancia emocional. Frente al neuroticismo, Eysenck contrapone el
control. ¿Control de qué? De la voluntad sobre las emociones. En el fondo, la
afectividad en el ser humano es muy importante, como lo es la voluntad. Parte
de la maduración y del desarrollo del individuo, procede de lograr una armonía
y un equilibrio jerárquico entre la afectividad y la voluntad. La voluntad y la
razón van por un lado, y la afectividad por otro. Conseguir la integración de
las dos fuerzas y que vayan en sintonía es fundamental, pero de manera
jerárquica: la voluntad sobre la afectividad. No reprimirla, sino armonizarla.
Muchas veces cuando la gente funciona por emotividad, somete la razón a ésta.
El alcohólico, cuando se siente mal porque necesita beber, pone en marcha su
voluntad para conseguir alcohol y dejar de sentirse mal. Ahí hay una unidad,
pero mal jerarquizada: la afectividad está por encima de la voluntad. Toda la
tarea de la maduración es eso: un baile entre la cabeza y corazón para desarrollar
movimientos perfectos.
- ¿Y cómo se logra ese baile perfecto?
- Es muy frecuente que los problemas psiquiátricos sean por una manera de
ser inadecuada. No voy a decir patológica, pero sí retrasada en ese equilibrio
entre cabeza y corazón. Por ejemplo, mientras venía hacia la Clínica he visto a
tres chicas jóvenes y cada una de ellas iba con un vaso de café y un pitillo.
Las dos cosas a la vez. ¿Qué producen el café y el tabaco? Sensaciones,
emociones, estímulos... En el fondo necesitamos cosas para sentirnos bien. Al
igual que los jóvenes no pueden pasarlo bien el fin de semana si no beben. Hay
una hipertrofia de la afectividad que hace que luego la razón y la voluntad
estén en un segundo o tercer plano, cuando es lo más noble de un ser humano. La
razón es lo que hace al hombre distinto del resto de animales. Y la voluntad es
lo que te hace libre. Muchos jóvenes hablan de libertad y luego están
enganchados al tabaco, al alcohol, a las drogas, al sexo, a los videojuegos...
No son libres. Y una persona que no es libre no puede ser feliz.
**Pie de foto: El doctor Fernando Sarráis, psiquiatra de la Clínica Universidad de
Navarra, presenta su nuevo libro titulado “Personalidad”.
Impecable artículo. Tantas veces estudiadas la razón, la voluntad, la afectividad en cátedras de antropología y filosofía y al fin claramente accesibles para ayudar a las personas.
ReplyDeleteEn Argentina no se consiguen los libros del Dr. Sarráis. Una pena. No están en ebooks?
Saludos cordiales desde Buenos Aires,
MGari