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18 December 2012

Los pacientes con gota deben evitar los excesos dietéticos estas Navidades


Los pacientes que sufren gota -una enfermedad producida por depósito de cristales de urato en el cuerpo, sobre todo en las articulaciones y los tejidos blandos- deben evitar los excesos dietéticos durante estas fechas navideñas. “Estudios epidemiológicos han demostrado una asociación entre la hiperuricemia (urato alto en sangre) y la gota con un abuso en la dieta o ingesta de grandes cantidades de productos de origen animal, y/o consumo excesivo de alcohol, cerveza o refrescos azucarados”, según advierte el Dr. Fernando Pérez Ruiz, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología (SER).

Los alimentos tienen distintas cantidades de purinas (que son las sustancias que generan el ácido úrico) y éstas serían las que habría que tomar con precaución. El marisco tiene la misma cantidad de purinas que otros alimentos de origen animal, aunque hay que tener en cuenta que tienen un desperdicio considerable. En definitiva, “no hay alimentos malos, sino dietas malas o conductas dietéticas desordenadas. No se debe prohibir, se consiguen mejores resultados con negociaciones sobre una dieta razonable”, indica el Dr. Pérez Ruiz, reumatólogo del Hospital Universitario Cruces e Instituto de Investigación Biomédica Biocruces de Baracaldo (Vizcaya).

A su juicio, “hay que tener un poco de sentido común. Se puede disfrutar de una comida navideña y tomar un poco de marisco, una cantidad moderada de carne o pescado, y añadir verduras o ensalada al menú, sin olvidar beber alcohol con moderación”.

Los lácteos, el café y el zumo de grosellas parecen tener un efecto protector para los pacientes con gota, si bien –añade el experto- tampoco parece razonable recomendar un consumo excesivo a diario de estos productos. Una dieta sana -como es la dieta mediterránea- favorece la salud general de los ciudadanos y reduce el riesgo de gota.

A favor de la prevención
La hiperuricemia se puede detectar con análisis, especialmente en pacientes con alto riesgo para desarrollarla, como hipertensos, obesos, diabéticos, sujetos con enfermedades renales o que toman medicamentos que puedan elevar las cifras de urato.

Esta enfermedad podría prevenirse modificando algunos factores asociados, como las dietas desordenadas o incluso el cambio de unos medicamentos a otros que no produzcan elevación del urato. Sin embargo, en muchos pacientes no hay posibilidad de hacerlo; por ejemplo, si toman fármacos para tratar patologías del corazón, riñón o tras un trasplante, ya que no se pueden suprimir ni sustituir estos tratamientos sin causar un riesgo para la salud del paciente.

La gota se cura
La gota es una de las pocas patologías reumáticas que se puede curar. En opinión del Dr. Pérez Ruiz, “la mayoría de los pacientes puede lograr un tratamiento exitoso que incluye un correcto diagnóstico y una adecuada información al afectado sobre el objetivo que hay que conseguir (alcanzar y mantener niveles de urato por debajo de lo normal, al menos inferiores a 6 mg/dl). Los beneficios son claros: dejar de tener ataques en las articulaciones y evitar que se estropeen de forma irreparable”.

Para conseguirlo simplemente bastaría con moderar ciertos hábitos, frecuentemente tomar medicamentos para controlar los niveles de urato en la sangre y realizar revisiones periódicas mediante análisis y visitas al médico. “Por otra parte, los riesgos o efectos secundarios de un tratamiento con medicamentos, bien planeado (médico) y cumplimentado (paciente) están claramente superados por los beneficios tanto de salud como de calidad de vida”, precisa el experto.

Una enfermedad más común entre los varones
La gota es la forma de artritis aguda más frecuente en los adultos y afecta a entre 5 y 10 personas por cada mil habitantes, lo que representa el doble que la artritis reumatoide. “Es más frecuente en hombres (85-90% de los afectados), pudiendo llegar al 5% de los varones mayores de 70 años. Hay hormonas sexuales femeninas que favorecen la eliminación del ácido úrico por el riñón, por eso las mujeres tienen los niveles de urato (ácido úrico en sangre) más bajos hasta la menopausia”, detalla el portavoz de la SER.
Los casos han aumentado en los últimos años porque esta enfermedad se relaciona estrechamente con el envejecimiento de la población y en España la expectativa de vida media supera ya los 80 años.
En concreto, se forman cristales de urato en los cartílagos, tendones o piel y, cuando éstos se liberan a las cavidades sinoviales (membranas que recubren articulaciones, bolsas y tendones), se produce una inflamación aguda muy intensa. La persistencia de los cristales provoca una reacción granulomatosa de cuerpo extraño (igual que una astilla o una espina) que invade y puede llegar a destruir los huesos y las articulaciones. Por eso, los síntomas pueden ser persistentes tanto por la inflamación crónica como por las lesiones de las articulaciones.

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