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16 November 2012

GERIATRÍA Y ATENCIÓN PRIMARIA DEBEN COORDINARSE PARA MEJORAR EL DIAGNÓSTICO Y LA ATENCIÓN DE LAS DEMENCIAS


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Más de 800.000 españoles sufren algún tipo de demencia, siendo el Alzheimer el trastorno más prevalente. Así lo ha afirmado el doctor Juan Macías, presidente de la Sociedad Española de Medicina Geriátrica (SEMEG), durante el encuentro sobre “La atención primaria: primer punto de apoyo para las personas mayores” recientemente celebrado en Salamanca. Esta reunión, enmarcada en el proyecto “Espacio Transfronterizo sobre el Envejecimiento”, proporciona a los asistentes el conocimiento y las capacidades analíticas necesarias para poder evaluar adecuadamente las patologías más frecuentes entre personas mayores, con especial énfasis en los déficits cognitivos y los trastornos de la movilidad física, favoreciendo una mejor comunicación con los pacientes y fomentando una atención de mayor calidad.

A punto de cerrar el Año del Envejecimiento Activo y, según el doctor Macías, “asociada fundamentalmente al aumento en la esperanza de vida, la demencia se ha convertido en uno de los principales problemas de la sociedad. A partir de los 65 años, la frecuencia de diagnóstico de este trastorno se duplica cada 5 años. En la actualidad, más del 30% de los pacientes mayores de 85 años tienen demencia”.

Durante su intervención, el presidente de la SEMEG ha resaltado que aunque hoy por hoy no hay nada que frene el envejecimiento, sí es posible llegar a una edad avanzada en buenas condiciones físicas e intelectuales. “En el envejecimiento hay una parte genética, contra la que es difícil luchar, y otra que depende del entorno. Evitar hábitos tóxicos, realizar actividad física, seguir una dieta adecuada y prevenir los factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión y el colesterol pueden reducir hasta un 30% las consecuencias más “negativas” asociadas al envejecimiento: las enfermedades”.

El rol de la Atención Primaria
La enfermedad neurodegenerativa no puede considerarse un problema de salud aislado, sino como una patología familiar y comunitaria, ante la cual la Atención Primaria ejerce un rol protagonista (médicos de familia, enfermeros, trabajadores sociales, etcétera). Sin embargo, las dificultades a las que se enfrentan los médicos de Atención Primaria, entre ellas la falta de tiempo en consulta y ausencia de herramientas necesarias para la presunción de demencias y temprana derivación a las unidades de atención especializada, puede provocar un retraso en el diagnóstico.
Los médicos de familia juegan un papel fundamental en el reconocimiento de las demencias y sus síntomas. Constituyen la puerta de entrada para la mayoría de los pacientes. Estos y sus familiares, con frecuencia, interpretan erróneamente síntomas tempranos, como cambios normales del envejecimiento. El problema radica en que el médico dispone aproximadamente de cinco minutos por enfermo, en cuyo caso no dispone de tiempo para utilizar las herramientas necesarias para atisbar la presencia de factores que indiquen una demencia en etapas precoces. Sería conveniente dotar de herramientas de rastreo que favorezcan un cribado en salud mental similar al que se desarrolla en algunas áreas de la oncología”, sugiere el presidente de SEMEG.

Los expertos en Geriatría abogan, por un lado, por la existencia de un protocolo de actuación en Atención Primaria que posibilite la realización del diagnóstico temprano del Alzheimer y otras Demencias; y por otro, por una comunicación fluida entre Geriatría y Atención primaria, elemento fundamental en el tratamiento y seguimiento de las patologías neurodegenerativas. “Los médicos pueden no reconocer los síntomas iniciales, perpetuando incluso falsas creencias de que estos cambios son propios de la edad avanzada. La enfermedad de Alzheimer y el envejecimiento no son sinónimos”, concluye el doctor Macías.    

Deterioro cognitivo y edad
Existe en la sociedad una tendencia a asociar al proceso de envejecimiento ciertos comportamientos como la pérdida de memoria, la desorientación temporal y espacial, la confusión, la disminución de la movilidad, la inestabilidad postural o la disminución de la capacidad de comprensión, cuando en realidad se trata de síntomas de enfermedades cerebrales de distintas causas y mecanismos, como las demencias o la patología extra-piramidal y sus distintas manifestaciones.

No es correcto asociar el deterioro cognitivo a la edad ya que se dan muchos casos en personas jóvenes”, insiste el doctor Macías. “Lo que sucede es que algunas dolencias anidan mejor en personas con síndrome de fragilidad, por lo que se confunde enfermedad  con envejecimiento. En ausencia de enfermedad (cáncer, insuficiencia cardíaca, etcétera), puede conseguirse un envejecimiento saludable manteniendo las funciones y la independencia, objetivos que defendemos desde la SEMEG”.

En esta misma línea, el presidente de la Sociedad comenta que “determinar el impacto epidemiológico resulta difícil, dada la creencia de que cierto grado de deterioro cognitivo es "normal" en los ancianos, junto al hecho de que no existe curación en la mayoría de casos, lo que hace que muchos dementes no acudan a los servicios sanitarios; a esto se suma la dificultad del diagnóstico de los casos incipientes de demencia”.

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