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12 November 2012

Expertos en Calidad Asistencial piden que se instaure la medición del dolor como rutina en el sistema sanitario



“El dolor agudo postoperatorio es el que más se mide y el que mejor se maneja, pero la situación es mejorable en la mayoría de las patologías que cursan con dolor crónico, incluido el cáncer”, ha apuntado el doctor Pedro J. Saturno, profesor de Salud Pública de la Universidad de Murcia y responsable del proyecto “Indicadores de Buenas Prácticas sobre el Manejo del Dolor en el Sistema Nacional de Salud”, una iniciativa pionera en Europa cuyos primeros resultados han sido presentados en el XXX Congreso de la Sociedad Española de Calidad Asistencial. “También es destacable la poca atención que se le presta a los tratamientos no farmacológicos, a pesar de la evidencia de su utilidad en muchos casos, y a las cuestiones relacionadas con la educación del paciente”, añade. En este contexto, el experto ha pedido a las administraciones “que se instaure la medición del dolor como rutina dada la relevancia de su control para el bienestar del paciente”. Posteriormente, “sería bueno ir introduciendo todos los indicadores contemplados en el proyecto”.

El principal objetivo de este proyecto ha sido “poder contar con un conjunto de indicadores que puedan utilizarse en todos los niveles asistenciales de nuestro sistema sanitario para mejorar el manejo del dolor”, explica el doctor Saturno. “Haber hecho de la problemática del dolor un foco de atención explícito permitirá evitar su presencia innecesaria en los pacientes”, ha explicado el doctor.

Auspiciado por la Plataforma SinDOLOR, iniciativa conjunta de la Fundación para la Investigación en Salud (FUINSA) y la Fundación Grünenthal, este proyecto “es el primero que intenta ofrecer un menú completo de indicadores para todos los tipos de dolor y todas las situaciones en las que es relevante atender esta circunstancia para lograr un servicio de calidad”, afirma el experto. En la fase de construcción y pilotaje se invitó a participar a la mayoría de las comunidades autónomas, priorizando aquellas que cuentan con programas específicos sobre dolor. “La respuesta en la ronda final de valoraciones de los indicadores propuestos representa a más del 70% de la población de nuestro país”, señala.

El proceso de valoración de los indicadores por parte de las comunidades autónomas todavía no ha terminado. No obstante, de momento se han destacado 47 indicadores del máximo interés en dolor agudo, dolor crónico oncológico y dolor crónico no oncológico. “Ahora hace falta una estrategia de implantación paulatina de dichos indicadores según las necesidades y recursos de cada comunidad autónoma y de cada centro sanitario”, apunta.

Por su parte, el doctor Enrique Bárez, director médico del Hospital Universitario de Álava, en el País Vasco, ha destacado la necesidad de “crear una cultura de calidad y seguridad entre los profesionales que trabajan en el campo del dolor”. El proyecto “Indicadores de buenas prácticas sobre el manejo del dolor” constituye un primer paso, ya que “nos permite disponer de unos parámetros básicos que puedan ser contemplados por todas las unidades del dolor de nuestro país”, explica. En este contexto, es importante que las administraciones “marquen unas directrices de gestión y colaboración entre el primer nivel asistencial y el ámbito hospitalario, y que las hagan extensibles a todo el Sistema Nacional de Salud”.

En relación con el manejo de dolor que se hace en nuestro país, el experto cree que “disponemos de muy buenos medios humanos y materiales, aunque nos falta generalizar la gestión y la organización de los procesos y, sobre todo, medirlos sobre parámetros básicos y uniformes”. Precisamente, éstos son algunos de los fundamentos del proyecto de indicadores que se ha presentado hoy en Bilbao. Durante su intervención en el simposio, el doctor Bárez se ha centrado en las demandas de los pacientes con dolor crónico, quienes “esperan una segunda opinión y que se cuente con ellos en la toma de decisiones clínicas”. Otros grupos de pacientes piden “rapidez de atención y tratamiento sintomático para calmar su dolor y, en último término, la curación”.

Por último, el doctor Juan J. Cajaraville, responsable de la Unidad del Dolor de la Clínica Universitaria de Navarra, ha comentado la visión europea de EFIC -entidad a la que representa en España- en relación con el uso de indicadores de calidad en el manejo del dolor. “Constituyen una herramienta indispensable para intentar abaratar los costes económicos y sociales del dolor crónico mediante la mejora de la calidad de vida de estos pacientes”, afirma. La idea de EFIC es “tomar este proyecto como un estudio piloto para hacerlo posteriormente extensible al resto de países de Europa en caso de tener éxito”. En relación con el manejo que se hace del dolor en España, el experto considera que “es bueno en términos generales”, ya que se dispone de una red muy amplia de unidades de dolor, entre otras cosas. “La formación de los profesionales en este ámbito y el reconocimiento de una especialidad o de una área de capacitación específica son los principales puntos débiles”.

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