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21 September 2012

Dos médicos de la Clínica Universidad de Navarra describen el primer caso de un occidental que estuvo en riesgo vital al tratar la malaria con un medicamento falso adquirido en África




Dos médicos de la Clínica Universidad de Navarra firman un artículo publicado por la revista británica The Lancet en el que se describe por primera vez el caso de un ciudadano occidental afectado por el consumo de un medicamento falso en un país en vías de desarrollo.
En concreto, se trata de una mujer de 28 años que contrajo la malaria en Guinea Ecuatorial y regresó a España para ser atendida al persistir los síntomas de la enfermedad, pese a estar tomando medicación adquirida en el país africano.
La publicación es obra de los doctores José Luis del Pozo, del Área de Enfermedades Infecciosas de la Clínica Universidad de Navarra, y Carlos Chaccour, médico residente del Departamento de Medicina Interna del mismo centro. Ambos tienen formación sobre enfermedades tropicales y llevan a cabo proyectos de investigación sobre la malaria, que incluyen nuevas técnicas para el control de los mosquitos transmisores de la enfermedad y métodos alternativos para la detección de antimaláricos falsos. También firman el artículo los doctores Harparkash Kaur y David Mabey, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (Inglaterra), con la que el doctor Chaccour colabora activamente en proyectos de investigación sobre malaria.
El doctor Carlos Chaccour presentará el caso en el congreso “Challenges in Malaria Research. Progress towards elimination”, que se celebrará en Basilea (Suiza), entre los días 10 y 12 de octubre, donde se darán cita los principales investigadores de esta enfermedad.
La malaria o paludismo es la enfermedad parasitaria que mayor mortalidad produce en países en vías de desarrollo. Es transmitida mediante la picadura de un mosquito y anualmente se producen unos 200 millones de casos (el 90% en África), que suponen entre 800.000 y 1.600.000 muertes (el 80% en África). Presente en 99 países, se calcula que unos 3,3 billones de personas se encuentran en riesgo de padecerla.

La cuarta vez que contraía la malaria
El caso ahora publicado por The Lancet ocurrió en octubre de 2011. “Se trata de una mujer de 28 años, sin patologías previas, que visita con frecuencia Guinea Ecuatorial. Al presentar los síntomas propios de esta enfermedad -fiebre, escalofríos, malestar general...- acude a un centro de salud local donde le diagnostican la malaria”, relatan los doctores Chaccour y del Pozo.
La paciente había contraído la enfermedad en tres ocasiones anteriores y el tratamiento con comprimidos de artesunato había resultado efectivo. “Las otras veces se había recuperado al cabo de tres días, pero en esta ocasión no. Como persistían los síntomas, regresó a España y vino a la Clínica. Mientras esperábamos 24 horas a que llegara el tratamiento solicitado al Ministerio de Sanidad, única vía para conseguir este tipo de medicación extranjera, la concentración del parásito que tenía en la sangre se había duplicado. Llegó a tener en su sangre 50 billones de parásitos y se encontraba peor desde el punto de vista clínico y analítico, pese a que seguía tomando los comprimidos que trajo de Guinea. Eso nos hizo sospechar que el medicamento podía ser falso”.
Una vez que se le administró el medicamento llegado del Ministerio, la paciente se recuperó a los tres días. “Aunque ingresó en planta, presentamos el caso en la UCI porque no sabíamos cómo iba a evolucionar y la malaria puede ser mortal en viajeros”, recuerdan los médicos de la Clínica Universidad de Navarra.
Tras recibir el alta, pidieron a la paciente que les facilitara todos los envases que tenía del medicamento y los enviaron a la Escuela de Medicina Tropical de Londres para su análisis mediante cromatografía y espectrometría de masas. “Los resultados mostraron que los comprimidos no tenían ningún principio activo. Eran una falsificación de la marca Artesunat. A veces los falsificadores los fabrican con otros ingredientes como paracetamol e incluso precursores de anfetaminas como el éxtasis”, señalan los doctores Del Pozo y Chaccour. Por otro lado, añaden, “el envase era una falsificación muy buena. Resultaba muy similar al original, pero a pesar de ello, se apreciaban distintos errores tipográficos y ortográficos al compararlo con una caja original”.

Alrededor de un 30% de los antipalúdicos pueden ser falsos
El hecho de que este caso sea el primero descrito en el que una persona no autóctona de un país en vías de desarrollo se vea afectada por un medicamento antimalárico falso que pone en riesgo su vida podría obedecer, según los doctores de la Clínica, “a un tráfico diferencial en el comercio de estas falsificaciones”.
En concreto, la paciente había adquirido personalmente el mismo medicamento en ocasiones anteriores en farmacias de Guinea Ecuatorial y siempre había sido el producto original. “Sin embargo, esta vez envió a un ciudadano guineano a comprarlo. Aún es necesario probarlo, pero todo hace pensar que hay un tráfico diferencial. A un occidental no le venden el falsificado para no meterse en problemas, pero no ocurre lo mismo con los nativos”, apuntan los doctores Del Pozo y Chaccour.
Hasta ahora, añaden, sólo existían dos casos en los que podía correlacionar el tratamiento con un antimalárico falso con consecuencias de riesgo vital: un joven en Birmania que falleció y otro en Laos, que afortunadamente sobrevivió. “Este caso le pone cara humana, la de una mujer europea, a un drama que seguramente mata a miles de personas en los países en vías de desarrollo”, lamentan.
En este sentido, recuerdan que según estimaciones recientes, un 30% de los antipalúdicos pueden ser falsos en África y el sudeste asiático, un fraude que conlleva daños de dos maneras: “Por un lado, puede suponer la muerte de quien lo toma. Por otro, existe un tipo de falsificación que consiste en fabricar fármacos de mala calidad. Si, por ejemplo, el medicamento tan sólo lleva un 5% de antimalárico, no solo no cura la enfermedad, sino que el parásito, al estar expuesto a una concentración mucho menor de la que le mata, se vuelve resistente a ese principio activo. Por tanto, perdería efectividad, lo que puede a su vez matar a muchos miles de personas”.

+ Referencia del artículo en The Lancet:

Carlos J. Chaccour, Harparkash Kaur, Prof. David Mabey and José L. del Pozo. Travel and fake Artesunate: a risky business. The Lancet (22 sept 2012) 380:1120.

Pie de foto: De izquierda a derecha los doctores José Luis del Pozo y Carlos Chaccour, del Área de Enfermedades Infecciosas y el Departamento de Medicina Interna, respectivamente, de la Clínica Universidad de Navarra.

Instituto de Salud Tropical de la Universidad de Navarra
La Universidad de Navarra cuenta con un Instituto de Salud Tropical que busca aproximar la investigación básica a la aplicación clínica en colaboración con hospitales y centros de investigación de universidades de países en vías de desarrollo. Su objetivo es encontrar soluciones de diagnóstico, tratamiento, prevención, y control frente a enfermedades frecuentes en estas zonas.
Este proyecto es fruto de varias décadas de experiencia en las Facultades de Medicina, Farmacia y Ciencias, la Clínica Universidad de Navarra  y la Escuela de Enfermería. Además, el Instituto mantendrá una estrecha relación con el Centro de Investigación en Farmacobiología Aplicada (CIFA), el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) y la Escuela de Ingeniería, centros todos ellos de la Universidad de Navarra.


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