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14 February 2012

Una de cada cuatro mujeres en edad menopáusica tiene problemas de obesidad

Según los datos de la última Encuesta Europea de Salud publicados por el Instituto Nacional de Estadística, casi una de cada cuatro mujeres españolas en edad menopáusica presenta problemas de obesidad, debido en parte a la disminución de estrógenos que ocasionan modificaciones en la distribución de la grasa corporal, según se ha puesto de manifiesto durante la VII Reunión Hispano-Lusa de la Menopausia, organizada por la Sociedad Portuguesa de Menopausia y que se celebra en Faro estos días.

No obstante, según insiste el doctor Plácido Llaneza, miembro de la Junta Directiva de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) varios estudios realizados con mujeres premenopáusicas han demostrado un incremento en la grasa abdominal asociado a la edad, lo que pone de manifiesto que el binomio edad y menopausia trae consigo una tendencia al aumento de peso, derivando en una forma de obesidad denominada tipo “manzana” con acúmulo de grasa a nivel abdominal.

Uno de los conceptos erróneos más comunes es pensar que en algún punto de la menopausia el organismo se estabiliza y permite un mejor control de peso. Sin embargo, según comenta este especialista, “a medida que envejecemos el riesgo de obesidad aumenta. De hecho, en la mayoría de las estadísticas se observan proporciones más elevadas de obesidad a medida que aumenta la edad”.


El aumento de peso suele obedecer a un problema multifactorial que varía según las personas, pero donde fundamentalmente destacan la ingesta de calorías, un estilo de vida sedentario, susceptibilidad genética, así como cambios psicológicos y hormonales. De hecho, según el doctor Llaneza, “los cambios hormonales pueden ser causa del aumento de peso dada la influencia de los estrógenos sobre la regulación del apetito, el gasto de energía y el metabolismo en los tejidos”.

No existen soluciones mágicas para combatir la obesidad y los expertos siguen apostando por cambios en los hábitos de vida en los que una dieta equilibrada y la práctica de ejercicio físico sean aspectos básicos. “Diferentes sociedades científicas recomiendan realizar 30 minutos diarios de una actividad física de intensidad moderada, preferentemente todos los días de la semana con la finalidad de mejorar la salud y prevenir las enfermedades cardiovasculares”, argumenta este experto, que insiste en que se debe individualizar cada caso y adaptar la intensidad de dichas recomendaciones.

-Una mejor alimentación
En cuanto a los hábitos alimenticios, los expertos aconsejan reducir las grasas saturadas, los azúcares, comidas procesadas y su sustitución por alimentos como las frutas, hortalizas y cereales integrales, lo que proporcionará una buena base de alimentos de baja densidad energética con alto contenido en fibra e índice glicémico bajo, que facilitará la aparición de una saciedad temprana y contribuirá a disminuir la ingesta energética. El doctor Llaneza reconoce que “en general, uno de los mayores problemas asociados a las dietas es la escasa adherencia a largo plazo. La dieta mediterránea presenta en este aspecto una ventaja para su seguimiento, ya que puede conseguir una pérdida de peso similar a otras dietas cuando se restringen las calorías y con un mejor control glicémico. No obstante, independientemente del régimen escogido, los expertos insisten en que estas dieras deben asegurar la cobertura de las necesidades diarias de calcio y vitamina D”.

Asimismo, aunque no se ha demostrado claramente que la menopausia precoz esté asociada con más o menos riesgo de obesidad, hay estudios inciden en que existe una clara relación entre el fallo ovárico prematuro y el exceso de peso, y demuestran que las mujeres obesas pueden presentar problemas de fertilidad y una peor reserva ovárica.

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