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02 February 2012

La Medicina Personalizada pone cerco a la enfermedad de Alzheimer, el cáncer colorrectal y la talla baja



Muchas de las dudas que plantea actualmente el abordaje de la enfermedad de Alzheimer, que afecta a más de 600.000 personas en nuestro país, pueden ser resueltas en los próximos años por las mejoras introducidas en parte gracias a la Medicina ómica.
Expertos de reconocido prestigio nacional e internacional, procedentes de distintas disciplinas médicas y áreas de investigación, coinciden en señalar que la Medicina Personalizada va a introducir importantes mejoras en el manejo de este trastorno. Así lo pondrán de manifiesto hoy, en el transcurso de la 7ª Reunión Internacional sobre Investigación Traslacional y Medicina Personalizada, que organiza la Fundación Jiménez Díaz en colaboración con el Instituto Roche.




-Una nueva concepción, un mejor diagnóstico
Una de las sesiones incide en los retos y logros obtenidos en la investigación clínica de la enfermedad de Alzheimer, subrayando tanto las claves que determinan el desarrollo de nuevos y más eficaces fármacos como los beneficios que aportan las nuevas técnicas de imagen y la
identificación de biomarcadores, capaces de orientar sobre la respuesta a un tratamiento o de predecir la evolución clínica de un paciente.
En la conferencia magistral, el profesor Bruno Dubois, del Hôpital de la Salpêtrière de la Université Pierre et Marie Curie (Paris), insistirá sobre los nuevos criterios diagnósticos propuestos para la enfermedad de Alzheimer. “Debemos adoptar un nuevo algoritmo diagnóstico, así como un marco conceptual distinto, para la enfermedad de Alzheimer (EA)”, propone.
En su opinión, “esta enfermedad debe ser considerada como un continuo, desde los estadios preclínicos hasta la aparición de la demencia tipo Alzheimer: es una entidad clínica y sintomática única que abarca tanto las fases de predemencia como las de demencia”. Con todo, matiza, “aparte del fenotipo clínico típico, con una presentación amnésica, ahora sabemos que hay subtipos fenotípicos atípicos, entre los que se incluyen las afasias logopédicas y la ralentización del lenguaje, la atrofia cortical posterior y la variante frontal de la EA”.
Desde el punto de vista diagnóstico, este especialista argumenta la necesidad de “pasar del concepto clásico, en el que esta enfermedad se concibe como una entidad clínico-patológica dual, a diagnosticarla como una entidad clínico-biológica”; para el Dr. Dubois, “esta variación se debe a que ahora puede certificarse el diagnóstico in vivo en base a la presencia de ciertos biomarcadores patológicos”. Y es que, como criterios básicos y nuevos que propone para diagnosticar la EA, señala dos: la evidencia de un síndrome amnésico del tipo hipocampal (caracterizado por un muy pobre recuerdo libre que no es normalizado) y la presencia de biomarcadores patológicos de EA.
Partiendo de este cambio de concepto, el especialista galo cree que será más fácil diagnosticar precozmente la enfermedad y, por lo tanto, optimizar su tratamiento. Además, el Dr. Dubois manifiesta su “optimismo” en el tratamiento futuro de esta enfermedad, marcado por el empleo de fármacos dirigidos más específicamente a dianas patológicas; en concreto, se siente especialmente ilusionado con las denominadas inmunoterapias pasivas, “que han demostrado reducir el aclaramiento de beta amiloide (son anticuerpos específicos que pueden unirse al beta amiloide y promover su liberación del sistema nervioso central)”.




-La esperanza de los biomarcadores
La tasa de deterioro cognitivo se incrementa varios años antes de establecerse el diagnóstico de demencia tipo Alzheimer. Incluso, ahora se ha observado que las placas de amiloide se depositan progresivamente desde etapas iniciales de la enfermedad, un evento que con los nuevos recursos disponibles puede ser demostrado “in vivo”, utilizando para ello imágenes estructurales y determinados biomarcadores.
Como asevera el Dr. Juan Álvarez-Linera, del Hospital Ruber Internacional de Madrid, “los marcadores de imagen van a jugar un papel fundamental en el diagnóstico precoz de la EA”; es más, considera que “el uso de marcadores de imagen, junto con otros biomarcadores, está contribuyendo al desarrollo de nuevos tratamientos”.
Y es que con las técnicas diagnósticas clásicas tan sólo es posible descartar otras causas de demencia, pero son limitadas para detectar precozmente la EA. “De las técnicas avanzadas, que utilizan la cuantificación de parámetros biológicos, el único marcador de resonancia magnética validado es la volumetría, pero la perfusión, la difusión y la espectroscopia son otros marcadores potenciales que usados en combinación con la volumetría aumentan la fiabilidad en la clasificación de los pacientes”, destaca el Dr. Álvarez-Linera. En este campo, añade, “las investigaciones se dirigen tanto a la consolidación de nuevos marcadores de imagen como al desarrollo de nuevos métodos de análisis de datos”.
Otras investigaciones prometedoras en este ámbito proceden de disciplinas incipientes y especialmente innovadoras. Así, el Dr. Alejandro Cifuentes, del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación del CSIC (Madrid), presenta en este foro los fundamentos yaplicaciones de una nueva disciplina: la Foodómica (de hecho, ha sido su grupo de investigación el que la ha definido por primera vez en una publicación científica).
Tal y como explica, “la Foodómica emplea técnicas masivas de análisis (transcriptómica, proteómica, metabolómica) para investigar aspectos de los alimentos y la nutrición que eran inabordables hasta hace pocos años”. Por ejemplo, la Foodómica permite estudiar el efecto de los ingredientes de la dieta sobre nuestra salud (o en la prevención de enfermedades), determinando su interacción a nivel molecular con los genes y su repercusión en la expresión de proteínas y metabolitos, permitiendo comprender las bases moleculares de su influencia en la salud.
En el caso de la enfermedad de Alzheimer, “el objetivo a corto plazo es poder estudiar mediante una aproximación Foodómica como los alimentos repercuten en la prevención o evolución de la EA; así, teóricamente, en el futuro se podrá llegar a dar unas pautas a cada individuo sobre la alimentación que le puede proporcionar los mayores estándares de salud y el menor riesgo de padecer esta enfermedad”, vaticina este experto.
En cualquier caso, en estos momentos sigue existiendo una gran necesidad de nuevas metodologías y biomarcadores de la EA, sobre todo para la detección de los estadios más tempranos de la enfermedad. En este sentido, “la metabolómica puede desempeñar un importante papel, complementando además los resultados que se obtienen a día de hoy en el estudio de la EA mediante otras técnicas de análisis”, indica el Dr. Cifuentes, para quien no cabe duda que “ya hay suficientes evidencias que ponen de relieve las posibilidades de la metabolómica (es decir, el análisis masivo de compuestos de pequeño peso molecular) para la detección temprana de Alzheimer”.
También desde la perspectiva terapéutica hay buenas noticias. Para el Dr. José Luis Molinuevo, del Servicio de Neurología del Hospital Clínic de Barcelona, “hay mucho margen de mejora en el desarrollo de nuevos medicamentos en enfermedad de Alzheimer”. Para tener éxito en el tratamiento de la enfermedad, expone el Dr. Molinuevo, “no sólo debemos contar con fármacos que actúen biológicamente sobre la enfermedad y sobre las proteínas diana, sino que también debemos conocer bien la fisiopatología de la enfermedad y su desarrollo cronológico”.
Este último aspecto resulta clave, “puesto que sabemos que 10-15 años antes de manifestarse clínicamente, ya existen signos evidentes del desarrollo de la enfermedad (pérdida progresiva de memoria,…); y es en esos momentos iniciales en los que los fármacos pueden ofrecer los mejores resultados”, sentencia el Dr. Molinuevo. En su opinión, “resulta escasamente útil administrar fármacos modificadores del curso de la EA cuando ésta ya está presente como una demencia establecida”. En cuanto a las posibilidades reales que pueden aportar los estudios genéticos en este campo, asegura que “gracias a ellos posiblemente podamos saber antes de iniciar un tratamiento qué paciente va a responder mejor o peor a la terapia, lo cual ya supone un avance especialmente importante”.




-Acorralando al cáncer colorrectal
Durante esta reunión también se hace una actualización sobre los progresos que se están registrando en el conocimiento de las bases moleculares que subyacen en el cáncer colorrectal, insistiendo sobre todo en la importancia de la investigación traslacional (del laboratorio a la clínica). Así, se dan cita tres de los investigadores más relevantes a nivel internacional en cáncer colorrectal, que actualizarán el estado del conocimiento en una enfermedad que ocupa el segundo lugar entre todas neoplasias diagnosticadas en España (con más de 25.000 nuevos casos cada año).
Especialmente sugerente puede resultar la aportación del Dr. Eduard Batlle, del Laboratorio de Cáncer Colorrectal del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona, que en los últimos años se ha interesado en la caracterización de los mecanismos de iniciación y progresión en cáncer colorrectal, en relación a los mecanismos de transición epitelio-mesénquima y al papel de las células madre en el desarrollo del cáncer.
En concreto, explica “una de nuestras principales áreas de trabajo se basa en la identificación y purificación de células madre intestinales a partir de biopsias, con el objetivo de evaluar su capacidad para regenerar y curar el intestino enfermo (con resultados preliminares satisfactorios documentados ya en algunas enfermedades inflamatorias intestinales, como la enfermedad de Crohn)”.
Pero, además, el equipo del Dr. Batlle también está profundizando en la identificación de células madre en el cáncer de colon, sobre todo atendiendo a su facilidad para regenerar el tumor una vez que éste ha sido abordado exitosamente con la terapia estándar. Según resalta, “gran parte de los casos de recaída tras el tratamiento se deben a la acción de estas células y, de hecho, creemos que el riesgo de recurrencia del cáncer colorrectal se puede predecir dependiendo del número de células madre tumorales que tenga cada paciente”; en concreto, se está trabajando en el desarrollo de un kit diagnóstico capaz de calcular en cada paciente la cantidad de células madre intestinales con carga tumoral, lo que orientaría sobre el tratamiento posterior a seguir en cada caso.
Por su parte, el Dr. Jesús García-Foncillas, director de Oncología Médica de la Fundación Jiménez Díaz, destacará en este foro el papel de los miRNA en cáncer colorrectal, resaltando su impacto en la evolución de la enfermedad y su posible utilización como biomarcadores predictivos de respuesta a diversas terapias biológicas y sistémicas
Finalmente, el Dr. Gabriel Capellà, responsable del Laboratori de Recerca Traslacional del Institut Català de Oncologia (ICO) en l’Hospitalet (Barcelona), aludirá a los avances registrados en el cáncer colorrectal hereditario, indicando el impacto funcional de las diversas mutaciones del gen APC y su contribución al cáncer colorrectal hereditario y esporádico, así como en la desregulación de la vía WNT y los mecanismos moleculares que inducen inestabilidad cromosómica en las etapas tempranas del cáncer colorrectal.




-Talla baja: aumentan las soluciones
Finalmente, en otro simposio se incidirá sobre la talla baja, que constituye uno de los motivos de consulta más frecuentes en Pediatría. Aunque se desconoce con verosimilitud la prevalencia de este trastorno en nuestro medio, las consecuencias clínicas y sociales de la misma son ciertamente relevantes, pudiendo conllevar, dependiendo de la causa que la origine, alteraciones psicológicas, limitaciones sociales, alteraciones metabólicas, tanto lipídicas como de carbohidratos, entre otras.
Además, a día de hoy, sigue siendo un reto diagnóstico; de hecho, la mayoría de casos de hipocrecimiento armónico (fenotipo normal, sin desproporción de segmentos corporales) son etiquetados de talla baja idiopática (aquella talla en la que previamente se ha descartado cualquier patología orgánica y psicológica).
Por otra parte, existen muchos cuadros sindrómicos que fenotípicamente comparten la presencia de talla baja. “En aquellos en los que el diagnóstico no es claro, cobra especial importancia la evaluación de la serie ósea por personal muy experimentado que, sin duda, puede orientar al diagnóstico definitivo”, señala el Dr. Ignacio Pastor, del Servicio de Radiología Pediátrica del Hospital Universitario Infantil (La Paz, Madrid).
El avance en el ámbito de la Biología Molecular acontecido en los últimos años, así como la aplicación de la farmacogenética al tratamiento de este trastorno, están aportando grandes progresos. Según lo expresa el Prof. Jesús Argente, del Servicio de Pediatría y Endocrinología del Hospital Niño Jesús de Madrid, “la Biología Molecular está incidiendo de forma determinante en el diagnóstico y tratamiento de la talla baja”, mientras que “los progresos en Medicina Genómica intervendrán de forma decidida en el diagnóstico de nuevas causas de talla baja asociadas con anomalías genéticas aún no descritas”.
En los últimos años han surgido diversas líneas de investigación sobre la aplicación de la farmacogenética al tratamiento de la talla baja. En esta reunión, los doctores Leandro Soriano y María José Trujillo-Tiebas, del Servicio de Pediatría y de Genética, respectivamente, de la Fundación Jiménez Díaz, mostrarán ejemplos prácticos del uso que se hace de los nuevos criterios diagnósticos, moleculares y terapéuticos.

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