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13 February 2012

La mala prensa del colesterol se debe a nuestros malos hábitos de vida

“Si hay una molécula en nuestro cuerpo con mayor mala prensa injustificada, esa es el colesterol”, asegura el Dr. Felix María Goñi Urcelay durante su intervención en la segunda edición de la Revista Hablada de la Sociedad Bilbaína. El catedrático en Bioquímica de la UPV ha expuesto los motivos por los cuales el colesterol no sólo no es nocivo para la salud, si no que además es de vital importancia para nuestra supervivencia.

Durante su intervención en la Sociedad Bilbaína, que reúne para su Revista Hablada a los más destacados expertos en las artes y las ciencias, el experto bioquímico aseguró que, con la excepción de las bacterias, todos los seres vivos (incluidos plantas, levaduras, hongos) tienen colesterol, o moléculas muy parecidas, y necesitan absolutamente de él para vivir. “En el caso de la especie humana, es tan esencial para nuestro organismo que lo sintetizamos nosotros mismos, lo que requiere además de una gran energía”, afirma el Dr. Goñi en la centenaria sede del club social bilbaíno. Asegura por tanto que si se redujese la toma de colesterol en la dieta, se sintetizaría más, debido a que se trata de un proceso tremendamente regulado. “Normalmente, la mitad del colesterol viene de nuestra dieta, y la otra mitad lo creamos nosotros mismos”, añade el experto bioquímico.

-Fruto de la mayor contaminación atmosférica de la historia
“El colesterol es un feliz subproducto del peor caso de contaminación atmosférica que se ha dado en la historia de la Tierra, cuando hace unos 2.000 millones de años, en el comienzo de la creación de la vida, apareció el mayor tóxico de los existentes en la mayor cantidad imaginable, que acabó con el 90% de las formas de vida de entonces, e hizo que a partir de entonces, el 10% restante viviese en unos habitas diminutos”, informa el Dr. Goñi. Ese tóxico era el oxigeno, que aparece como resultado de la fotosíntesis de las algas y de las plantas.

Fue entonces cuando entre las especies restantes, algunas encimas empezaron a funcionar de otra manera en presencia del oxigeno, y empezaron a introducir doble enlaces en las cadenas de los compuestos químicos de las moléculas biológicas, apareciendo entre ellas el colesterol.

-Sin colesterol, no hay vida
Todas las células están rodeadas por una membrana que las delimita, una película finísima de un tipo de grasa concreta. En su interior se encuentran pequeñas moléculas filiformes y flexibles de grasa, se mueven constantemente. El papel de estas membranas consiste en dotar una permeabilidad selectiva, permitiendo la entrada sólo de aquello que le conviene, reteniéndolo en su interior, y expulsando sólo de lo que no necesita más, al mismo tiempo que recaba información sobre las células que le rodean (si es enemigo o amigo, si hay compatibilidad o no, etc). “Esto requiere un cierto grado de fluidez regulada, y es el colesterol quien modula la fluidez de esos lípidos que forman parte de las membranas”, asegura el Dr. Goñi.

Otra de las principales funciones del colesterol es que, a partir de él, se sintetizan una serie de moléculas fundamentales para la vida humana, en particular de las hormonas, tanto en el hombre como en la mujer. Entre otras destaca la progesterona, siendo en el caso de la mujer la hormona que predomina en la segunda fase de la menstruación femenina, y si se produce el embarazo, la que principal hormona durante los nueve meses de gestación. Y a partir de la progesterona se sintetizan otras hormonas, como el cortisol, que es un antiinflamatorio natural y que regula el metabolismo de los azucares, así como los mineralocorticoides, que regulan el control del agua y del sodio a través del riñón. En el caso de hormonas propias de cada sexo, están por un lado testosterona, la hormona del varón, y el estradiol en las mujeres, que predominan en el primera parte del ciclo menstrual.

-La culpa es nuestra
El colesterol, aunque necesario, tiene unas propiedades físico-químicas que hacen que en ciertas ocasiones se ‘instale’ en las paredes de las arterias, y forme allí unos agregados placas de ateroma que pueden ocasionar las arteroesclerosis y todos sus efectos nocivos para la salud, principalmente el infarto de miocardio.

Sin embargo, el catedrático en Bioquímica afirma que la culpa es el estilo de vida sedentario e hiperalimentado que tiene el ser humano en los países desarrollados. “Un pequeño grupo del ser humano ha adquirido una costumbre extrañísima, que es la de comer todos los días, cuando ningún ser vivo nunca ha tenido acceso ilimitado a la comida, y no hacer nada de ejercicio”, añade el Dr. Goñi. Concluyo diciendo que las características físico-quimicas de nuestro organismo son el resultado de millones de años de evolución, por lo que en realidad no es el colesterol el responsable los problemas cardíacos, si no una vida que, asegura, es “biológicamente absurda”.

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