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09 February 2012

Incluir los «antojos» en la primera comida del día ayuda a perder más peso y mantenerlo a largo plazo, según un estudio



Es el sueño de cualquier persona con buen saque: conseguir mantener la línea comiendo de lo que te gusta. Sin embargo, en la mayoría de las dietas, los dulces suelen quedarse fuera del menú. Hasta ahora. Investigadores de la Universidad de Tel Aviv han descubierto que introducir el postre (por ejemplo un trozo de tarta) en un desayuno equilibrado de 600 calorías, que incluya proteínas y carbohidratos, puede ayudar a perder más peso y mantenerlo a largo plazo.
La clave está en complacer al cuerpo por la mañana, cuando el metabolismo está más activo y tenemos más tiempo para quemar las calorías durante el día, según las conclusiones del estudio.
«Luchar contra la tentación de los dulces por completo puede crear una adicción psicológica a largo plazo», advierte Daniela Jakubowicz, profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tel Aviv. En este sentido, los investigadores creen que añadir el postre al desayuno evita que tengamos otros «antojos» el resto del día.
Durante el transcurso del estudio (32 semanas), cuyos detalles se han publicado en la revista «Steroids», los participantes que comieron el postre en el desayuno (galletitas, pasteles o chocolate) perdieron una media de 18 kilos más que el grupo que evitó estos alimentos, y consiguieron mantener este peso durante más tiempo.






-La importancia del desayuno
«La primera comida del día aporta energía para las tareas de la jornada, ayuda al funcionamiento del cerebro, y pone en marcha el metabolismo del cuerpo, que es crucial para perder peso y mantenerse», explica la profesora Jakubowicz, que añade: «El desayuno es la comida que regula con más éxito la grelina, la hormona que controla el apetito».
Para comprobar si el momento del día en que se ingieren los alimentos y su composición afectaba a la pérdida de peso, reclutaron a193 adultos obesos no diabéticos a los que se dividió en dos grupos con idéntica ingesta de calorías, 1600 al día para los hombres y 1400 para las mujeres. Sin embargo, al primer grupo le dieron una dieta baja en carbohidratos, con un pequeño desayuno de 300 calorías; mientras que al segundo se le proporcionó un desayuno de 600 calorías rico en proteínas y carbohidratos, que siempre incluía un postre.
A mitad del estudio, los participantes de ambos grupos perdieron el mismo peso en la primera etapa, pero en la segunda cambió drásticamente: los que comían pocos carbohidratos recuperaron peso, mientras que los otros seguían perdiendo. De este modo, al final de la investigación, 32 semanas después, aquellos que habían tomado el desayuno de 600 calorías habían perdido de media 18 kilos más que sus compañeros.
«Las dietas que prohíben postres y carbohidratos son efectivas al principio, pero a menudo los que las siguen terminan saltándosela porque empiezan a sentir síntomas de abstinencia, y acaban recuperando gran parte del peso perdido», avisa la autora de la investigación.
En su opinión, los resultados muestran que una diesta debe ser realista para que sea adoptada como parte de un nuevo estilo de vida. «Controlar los antojos es mejor que privarse de ellos para tener éxito en la pérdida de peso», concluye.



**Publicado en "ABC"

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