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05 January 2012

Barça-Osasuna: el primer partido sin humos en el Nou Camp

El portero de noche recibía al aficionado junto a los tornos de entrada. La lectura del código de barras iba acompañada de un comentario, sugerencia, advertencia, tanto da, del empleado del Camp Nou. «Esta noche está prohibido fumar en todo el estadio». «Yo no soy fumador -se contestaba-, pero, si enciendo un cigarro, ¿qué pasa?». «Pues que le pueden retirar el carnet y hasta ser expulsado del campo». Así finalizaba la conversación a las puertas de la tribuna.

Era necesario ver si la normativa sería tan rígida, tan severa. Y todo por un miserable pitillo. O por aquel puro, que ya ha pasado a la historia... «Yo soy fumador -explicaba Ricard Lavilla, con 59 años como socio culé, mientras comía un bocadillo- pero, sinceramente, creo que el humo molesta a los chiquillos. Sin embargo, añoro aquellos puros, los buenos, los que duraban 90 minutos».
Pero ya hace mucho tiempo que el aroma a café, copa y puro, el de los partidos a las 5 de la tarde, ha desaparecido del Camp Nou. Prohiben fumar, se programan los partidos a las 10 de la noche, hasta las 11 en verano, y la gente acude igual, ni se queja, ni protesta. Por eso, la conversación entre dos amigos, junto a uno de los bares de tribuna, Joan García y Julián Peñas, uno exfumador y el otro antitabaco, era reflexiva, del tiempo que toca vivir, el de los recortes, la subida del IRPF. «Y ahora llegará el aumento del IVA», lamentaba Peñas mientras hablaba de los Gobiernos neoliberales y socialdemócratas.
Así que poca importancia tenía el hecho de que el tabaco fuera declarado enemigo antibarcelonista -¿será porque el humo parece blanco?- ante las adversidades económicas, aunque también era obligado preguntar en los chiringuitos; por ejemplo, en uno de los puestos de distribución de palomitas, si había aumentado la venta sin pitillos que encender. «Pues no. Igual que siempre. No ha habido más ventas».

-El 'detector' de humos
El siguiente paso era averiguar si realmente la severa advertencia del portero de noche se cumpliría en el caso de que el detector humano de humos descubriera un cigarrillo delincuente en la grada. «A nosotros solo nos han dicho que le digamos al seguidor que lo apague y que si se resiste avisemos a seguridad», explicaba el empleado del club.
Sin embargo, el guardia de seguridad, con cierto aire clandestino, ante la pregunta de la prohibición casi invitaba a delinquir. «¿Es que quiere fumar?». Pero al identificarse el periodista, el vigilante contaba algo así como que la confusión reinaba en el estadio. «Yo he preguntado a los jefes porque había oído que no se podía fumar y me han dicho que ellos no sabían nada. Que nadie del club se había dirigido a ellos sobre este tema. Así que si alguien enciende un cigarro yo no sé qué hacer. Por ahora». Lo cierto es que no hubo puros y sí goles, como marca la tradición en el Camp Nou, en Copa, Liga o Champions. Y si se fumó, fue en la calle.

**Publicado en "EL PERIODICO DE CATALUNYA"

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