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02 December 2011

El 92% de los pacientes con depresión no curados totalmente recaen en menos de cuatro años‏

Las estadísticas indican que el 15% de la población de nuestro país sufrirá algún episodio de depresión a lo largo de su vida, cifra que se encuentra por debajo de la realidad dado que son muchos los casos no tratados bien porque el propio paciente no quiere asociar sus síntomas a esta enfermedad o bien porque tiene miedo a acudir al Psiquiatra o a recibir tratamiento farmacológico. La depresión constituye, por tanto, un problema de amplio impacto sanitario y económico, sobre todo si se tiene además en cuenta que el 92% de quienes la sufren y han sido dados de alta sin que hayan desaparecido todos los síntomas de la enfermedad recaen de nuevo en menos de cuatro años. “Estos datos ponen de manifiesto que para dar por concluido el tratamiento de un paciente con depresión no es suficiente con que éste recupere únicamente parte del ánimo, mejore un poco la relación con el entorno o controle de forma parcial las emociones”, ha explicado el doctor Antonio Arumí, secretario de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), en una reunión de expertos celebrada hoy en Barcelona.

Según el doctor Arumí, “abandonar el tratamiento cuando todavía son perceptibles algunos de los síntomas no resueltos de la depresión hace que el paciente no sólo pueda recaer de nuevo en la enfermedad en un corto espacio de tiempo, sino que tampoco recupere el 100% de la funcionalidad social y emocional con la que contaba antes del periodo de depresión”. De hecho, sólo el 47% de los pacientes que no han conseguido una remisión completa de la enfermedad llegan a tener una funcionalidad normal en las actividades de su vida diaria, sus relaciones personales o en el cuidado de sí mismo.

Además de para el propio paciente, lograr la remisión completa de la enfermedad conlleva importantes beneficios socioeconómicos. Así, las personas que alcanzan la curación al 100% tienen una media de 20 días de baja a causa de la depresión a lo largo de seis meses, “cifra que se triplica cuando la enfermedad sólo consigue ser curada de forma parcial”, subraya el doctor Arumí. “Consiguiendo la remisión total, se reducen además los costes indirectos y se disminuye el gasto farmacéutico debido a otras enfermedades asociadas a la depresión, como patologías cardiovasculares u otras debidas a la obesidad, el sedentarismo o la mala alimentación”.

-La tristeza no es un estado normal
La no resolución de todos los síntomas de la depresión implica también un alto riesgo de cronificación de la enfermedad, además de que el paciente sólo recupere entre el 60 y el 80% de su funcionalidad a la hora de llevar a cabo las actividades de su vida diaria o de relacionarse socialmente, lo que hace que su calidad de vida se vea mermada.

Y es que una depresión mal curada puede acabar convirtiéndose en una forma de vivir equivocada o errónea que sólo puede conllevar problemas laborales, económicos o de pareja. “El conformismo, sobre todo en personas mayores, ha propiciado que la habituación al estado de tristeza sea tal que llegue a convertirlo en una costumbre normalizada de vida. Sin embargo, nuestro estado normal no es estar deprimidos, es una enfermedad y como tal hay que tratarla”, comenta el doctor Arumí. “No debemos conformarnos con encontrarnos tristes y asumir que eso será así siempre, debemos darle importancia a ese síntoma e intentar que desaparezca”.

La remisión tan solo parcial de una depresión puede tener su origen en diferentes factores. “Son muchos los pacientes que concluyen el tratamiento farmacológico tiempo antes de lo debido o que reducen la dosis porque física y anímicamente se encuentran algo mejor, pero también son muchos los que no tienen una terapia lo suficientemente amplia”. Y es que, para el secretario de la ASEPP, “En algunas depresiones que no se curan totalmente deben prescribirse antidepresivos duales, que actúan sobre dos neurotransmisores; serotonina y noradrenalina, ya que en estos casos los que trabajan sobre un solo neurotransmisor únicamente ocasionan una mejoría parcial.”.

-Depresión en crisis pero también en bonanza económica
Si bien es cierto que la actual coyuntura económica ha hecho que aumente el número de personas con depresión tanto en su forma más leve como en la de mayor gravedad, debido sobre todo a los problemas económicos, laborales, familiares y la desesperanza social que las épocas de crisis conllevan, el doctor Arumí señala que “tan malo es una sociedad en crisis, como aquella en la que la bonanza económica fomente la competitividad o el materialismo. Para una persona es tan malo no trabajar, como hacerlo en exceso, en ambos casos el índice de depresión se incrementa”, concluye.

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