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14 November 2011

El estilo de vida de las sociedades occidentales induce a un aumento de la enfermedad inflamatoria intestinal en niños

Si hasta hace unos años la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) era una patología descrita fundamentalmente en adultos, hoy en día está situación ha cambiado: en los últimos catorce años se ha triplicado el diagnóstico de esta patología en la población infantil y adolescentes y cada año se detectan entre 3-4 nuevos casos por cada 100.000 habitantes menores de 18 años. La raíz del problema se encuentra para muchos expertos en el estilo de vida occidental.
“Todavía desconocemos las causas últimas que explican este incremento, pero se postula que los hábitos de vida de las sociedades occidentales juegan un papel importante en el incremento de la EII. En concreto, los cambios asociados a la vida de los países industrializados, en la dieta, en los agentes infecciosos, en los estímulos ambientales, podrían actuar de una u otra forma en individuos predispuestos genéticamente, que serían los que llegarían a desarrollar la enfermedad”. Así lo señaló el Dr. Javier Martín de Carpi de la Unidad para el Cuidado Integral de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal Pediátrica del Hospital Sant Joan de Déu (Barcelona).
Este experto ha coordinado el II Curso sobre Enfermedad Inflamatoria Intestinal Pediátrica, organizado conjuntamente el Grupo Español de Trabajo en Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa (GETECCU) y la Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (SEGHNP), con la colaboración de la compañía Otsuka y que ha reunido en Barcelona a los principales expertos en la materia. Como señaló el Dr. Luis Peña, presidente de la SEGHNP, “la enfermedad inflamatoria intestinal, que agrupa a diferentes patologías pero que se refiere fundamentalmente a la enfermedad de Crohn y a la colitis ulcerosa, se manifiesta de forma diferente en el adulto que en el niño, siendo este último un campo todavía muy desconocido. De ahí, la importancia de este curso donde se actualizan los conocimientos actuales sobre estas patologías”.

-Mejorar el diagnóstico, un reto
Durante esta jornada los expertos alertaron de la necesidad de mejorar el diagnóstico de esta enfermedad y es que, según el Dr. Martín de Carpi, el tiempo medio desde la aparición de la enfermedad hasta su detección puede superar el año. En su opinión, esta situación está asociada a una sintomatología no tan definida y a que todavía algunos médicos desconocen que esta enfermedad está experimentando un importante aumento en niños.
“Los síntomas en la población infantil son más sutiles que en el adulto”, aseguró el coordinador de esta jornada. “En los mayores, la EII suele cursar con dolor abdominal, diarrea y pérdida de peso, lo que hace plantearse este tipo de patologías casi de forma inmediata. Sin embargo, en los niños resulta más difícil y se piensa, ante los mismos síntomas, en otras enfermedades más frecuentes, como es el caso de los procesos infecciosos. Esto puede, en ocasiones, demorar el diagnóstico durante periodos prolongados. A esto se suma, el hecho de que todavía los médicos no consideran que se van a encontrar con estas patologías en este grupo de población”.
Para este gastroenterólogo pediátrico, los signos que deben alertar sobre la EII son: diarreas frecuentes y dolor abdominal a lo largo de los meses, pérdida o escasa ganancia de peso y empeoramiento progresivo del estado general, lo que condiciona en el niño o adolescente decaimiento, disminución de la actividad física y una imposibilidad de cumplir con su ritmo de vida habitual.
Los especialistas insistieron en la detección temprana para llegar a un tratamiento lo antes posible. “En los niños la terapia es todavía más compleja que en los adultos, si cabe”, señala el Dr. Fernando Gomollón, presidente de GETECCU, “ya que debemos cubrir dos objetivos: por un lado, controlar la enfermedad, y por otro, lograr un buen desarrollo físico y psicológico. La EII es una enfermedad crónica”, explicó, “que puede determinar y cambiar el desarrollo del menor, retrasando su crecimiento y maduración sexual, influyendo además en su calidad de vida y en su personalidad. De ahí, la importancia de tener controlada la enfermedad desde las fases iniciales para garantizar un adecuado crecimiento y que la enfermedad no condicione su vida futura”. Sobre todo considerando que su aparición en edades tempranas de la vida condiciona un peor pronóstico.
No obstante, las noticias son esperanzadoras ya que, como destaca el Dr. Martín de Carpi, es una de las áreas de la Medicina donde más se está investigando. “Cada vez contamos con más conocimientos para controlar mejor la enfermedad y esperamos que las estrategias que estamos aplicando nos permitan cambiar el pronóstico de la misma”. Incluso en los niños con un peor pronóstico, aquellos que responden peor al tratamiento, se dispone ya de evidencia práctica sobre la oportunidad que representan terapias innovadoras, no farmacéuticas, como la aféresis de granulocitos.
Tal y como se comentó durante el curso, este procedimiento se ha situado como una alternativa en niños con colitis ulcerosa que son dependientes a los corticoides, ya que permite disminuir la necesidad de estos medicamentos y minimizar así sus efectos adversos. España es uno de los países con una mayor experiencia en la aplicación de esta técnica que consiste en la adsorción selectiva de leucocitos (granulocitos y monocitos/macrófagos) de la sangre, es decir, de aquellas células más proinflamatorias.
“El mejor manejo de la enfermedad en nuestros niños y adolescentes pasa”, concluyó el doctor Martín de Carpi, “por la combinación de las diferentes estrategias terapéuticas de las que disponemos, de una manera individualizada para cada uno de los pacientes, ya que estas enfermedades presentan una importante variabilidad en los distintos individuos”.

**Publicado en "MEDICOS Y PACIENTES"

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