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06 October 2011

Toda estrategia que busque favorecer la participación de la mujer en el ámbito público es positiva‏



El techo de cristal es la metáfora que se utiliza habitualmente para dar una imagen palpable de cómo a pesar de la igualdad de géneros de la democracia hay todavía una especie de barrera que impide que la mujer se eleve y dificulta la proyección de su imagen pública y su participación en la vida social. Con el objetivo de poner sobre la mesa los mitos y realidades existentes en torno a este problema, denunciado por muchas mujeres debido a su condición femenina, y conocer su influencia en el desarrollo de sus carreras profesionales o en el enfoque de sus trabajos e investigaciones, la Fundación de Ciencias de la Salud y el Colegio Mayor Rector Peset ha organizado el Ciclo En Tierra de Nadie, una iniciativa que pretende acercar las mal llamadas dos culturas: la científica y la humanística.

En relación con las medidas puestas en marcha por las administraciones en los últimos años para intentar salvar obstáculos como éste, el profesor Josep Lluís Barona, catedrático de Historia de la Ciencia de la Universidad de Valencia y moderador del acto, ha apuntado que “aunque es evidente que los cambios legislativos no generan cambios sociales de manera automática, sí son indispensables para provocar que eso ocurra”. Por ello, “cualquier estrategia que busque favorecer la participación de la mujer en el ámbito público es positiva”. El experto no se muestra muy esperanzado de cara al futuro más inmediato: “En épocas de crisis como la actual, donde los conflictos intergeneracionales se acentúan de manera importante, tendemos a volvernos más conservadores en aspectos como éste”.

Por su parte, la escritora Carmen Amoraga ha hablado de las mujeres en la literatura a lo largo de la historia, y “muy especialmente de aquellas que tuvieron que adoptar seudónimos masculinos para poder publicar sus obras o que dejaron que sus padres o esposos se apropiaran de ellas”, explica. Esto “era mucho peor que un techo de cristal, ya que no tenían acceso ni a la cultura ni a la educación”, añade. Aunque la situación ha cambiado radicalmente, la experta apunta que todavía hay pocas catedráticas y casi ninguna rectora. “En el mundo de Las Letras es más evidente la desigualdad de géneros si nos fijamos en el escaso número de mujeres que hay en la Real Academia Español (RAE) o que hayan ganado el Premio Cervantes, por ejemplo”. Según Amoraga, “sólo con educación se podrá acabar rompiendo ese techo de cristal”.

Por último, la profesora Flora de Pablo, científica del Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC, ex directora del Instituto de Salud Carlos III y fundadora de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas, afirma que “todavía está todavía vigente el concepto de techo de cristal, según el cual son muchas las mujeres que inician su carrera profesional, pero se ve limitado su progreso por un invisible techo y la falta de apoyos, y se van perdiendo a lo largo del camino”, explica la profesora Flora de Pablo. “Muy pocas llegan a ser catedráticas en las universidades o profesoras en los organismos de investigación”, añade. “A pesar del creciente desarrollo de los planes de igualdad, es muy probable que la situación no cambie fácilmente en un tiempo razonable si no se modifican ciertos estereotipos todavía vigentes”. Según la experta, “esto constituye una pérdida de diversidad importante y, por tanto, empobrece la ciencia, la investigación y el conocimiento”. Por tanto, “hay que seguir trabajando activamente e incorporar a los hombres a la solución del problema o no se avanzará con suficiente rapidez”.

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