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14 October 2011

Los niños con sobrepeso tienen el doble de riesgo de sufrir asma‏

El asma está considerado como una de las principales causas de absentismo escolar y su prevalencia ha aumentado en las últimas décadas. Ha sido demostrado que los niños con sobrepeso tienen el doble de posibilidades de sufrir asma frente a aquellos que no padecen este problema.

Las dietas pobres y la falta de ejercicio están asociadas con una serie de riesgos cardiovasculares y otras enfermedades crónicas. Algunos estudios señalan que el asma podría también ser añadido a esta lista de factores que pueden provocar obesidad, como está siendo discutido estos días en la 2° Reunión de la EAACI sobre Alergia y Asma Pediátrica (PAAM 2011) que está teniendo lugar en Centro de Convenciones Internacional de Barcelona (CCIB), del 13 al 15 de octubre.

“¿Provoca el asma obesidad o están ambos relacionados con factores comunes? Una de las recientes investigaciones que están llevando a cabo es la sobreproducción de citocina (sustancias con efectos inflamatorios) que, debido a una variedad de estímulos, podría producir el desarrollo del asma”, explica Ángel Mazón, Co-Presidente de PAAM 2011 y miembro de la Sección de Pediatría de la EAACI. “Gracias a estos descubrimientos, los expertos pueden calcular que la frecuencia de asma en niños que sufren obesidad dobla a la de aquellos niños que no la sufren”.

De acuerdo con los especialistas, la situación nutricional demuestra una influencia positiva en la lucha contra el asma. “En efecto, muchos estudios muestran que la dieta mediterránea tiene un efecto protector contra el asma. Y es que esta dieta, rica en frutas, verduras, pescado y otros alimentos frescos, y opuesta a la comida rápida, ha mostrado efectos protectores en casos de enfermedades cardiovasculares y cáncer, pero debe ser evaluada detalladamente para los casos de asma”, asegura Antonella Muraro, Co-Presidente de PAAM 2011 y Tesorera de la EAACI.

El asma y la alergia están normalmente relacionadas y la alergia tiene un doble papel en el desarrollo de la primera. Uno de estos papeles es, indiscutiblemente, como desencadenante de ataques asmáticos, como en el caso de que el niño este expuesto a una gran cantidad de alérgenos: mientras juega con un gato o en lugares llenos de polvo o de hierba. El segundo papel, no tan obvio pero probablemente más importante, es la provocación de la inflamación crónica de las vías respiratorias en niños expuestos a agentes alérgenos en una menor cantidad. Por ejemplo, una cantidad de polvo en casa no provocaría graves síntomas, pero pueden causar una inflamación crónica, por lo que el paciente será más susceptible a los efectos de cualquier otro desencadenante.

Al contrario de lo que opina la mayoría de la gente, es recomendable que los niños asmáticos practiquen deporte. “El deporte tiene muchos efectos beneficiosos para el sistema cardiopulmonar, y una mejora en la capacidad pulmonar es de mucha ayuda en casos de ataques asmáticos. Así, la falta de ejercicio conduce a una reducción de capacidad pulmonar, y ésta a un menor ejercicio, creando un circulo vicioso”.

Gracias a la detección de la influencia de estos desencadenantes del asma, los esfuerzos clínicos están ahora enfocados en personalizar las terapias, ya que la respuesta al tratamiento varía de paciente a paciente. “Los tratamientos disponibles para el asma muestran un progreso lento, ya que cada nueva terapia debe ser minuciosamente evaluada antes de ser llevada a cabo. Todas tiene sus ventajas y sus limitaciones en cuanto a su eficacia y sus posibles efectos adversos”.

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