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10 October 2011

La leche materna reduce el riesgo de sufrir alergias



Uno de cuatro niños europeos sufre algún tipo de alergia hoy en día, lo que convierte a esta enfermedad en la epidemia no infecciosa del siglo veintiuno. Sin embargo, hay evidencias que demuestran que determinados estilos de vida y conductas alimentarias, como dar el pecho, favorecen a la reducción de la pronta aparición de síntomas alérgicos.

La detección y reducción de las causas prematuras de la alergia pediátrica es el tema principal de la 2° Reunión de la EAACI en Alergia y Asma Pediátrica (PAAM 2011), que empieza hoy en Barcelona. La exposición a factores alérgenos, tanto en los alimentos como en el medio ambiente, tiene un papel importante, pero sin embargo la dosis exacta o el tiempo de exposición no han sido todavía definidos. De acuerdo con la Profesora Halken, Presidenta de PAAM 2011, “hay algunas hipótesis que sugieren que específicos estilos de vida y conductas alimentarias favorecen a la pronta aparición de síntomas alérgicos. Por ejemplo, dar el pecho durante los 4-6 primeros meses ha mostrado reducir el riesgo de sufrir eczema atópico y alergia a la proteínas de la leche de vaca”.

El desarrollo de alergias es el resultado de una compleja interacción entre la genética y los diferentes factores medioambientales que pueden proteger o favorecer su desarrollo. Factores como la polución son también considerados como agentes que incrementan la prevalencia de las enfermedades alérgicas en niños en países desarrollados.

“La exposición a diferentes agentes medioambientales ha cambiado durante las últimas décadas, incluyendo la exposición al tabaco, lo que parece aumentar el riesgo de infecciones respiratorias y asma. Por otro lado, la exposición a alérgenos como determinados alimentos, ácaros del polvo, mascotas y pólenes, es un requisito para el desarrollo de enfermedades relacionadas con la alergia, pero también otros factores desconocidos podrían tener algo que ver con su desarrollo”, explica la Profesora Halken.

“Los factores genéticos pueden a su vez influenciar en la vulnerabilidad del paciente a los diferentes agentes medioambientales, además de poder influir también el modelo sintomático del niño”, añade la Profesora Halken. “Algunos estudios muestran que un niño con dermatitis atópica y con antecedentes familiares tienen un riesgo más alto de desarrollar asma en una etapa más avanzada de su vida. Cuando uno de los padres es alérgico, el niño tiene predisposición a ser alérgico también, y el riesgo es por tanto mayor si ambos padres sufren esta enfermedad”.

Los síntomas de la alergia pueden variar con la edad y algunos pueden desaparecer o ser sustituidos por otros síntomas. De acuerdo con las palabras de la Profesora Halken, “normalmente, los bebés suelen sufrir dermatitis atópica, síntomas gastrointestinales, y constantes resollos, mientras que los niños sufren principalmente asma bronquial y rinoconjuntivitis alérgica”. En este sentido, las reacciones alérgicas a alimentos, en especial a la proteína de la leche de vaca, se manifiestan habitualmente durante los primeros años de vida, y las alergias respiratorias ocurren sobretodo en una etapa más tardía de la niñez.

El mundo de la medicina está de acuerdo en que uno de los elementos claves para conseguir una mejor gestión en la alergia pediátrica es la mejora de las técnicas de diagnóstico y el desarrollo de tratamientos que no sólo reduzcan los síntomas, sino que conduzcan a una cura permanente. “Una diagnosis a tiempo puede dar lugar a un tratamiento efectivo para reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida del niño. El conocimiento sobre las alergias puede ayudar a los pacientes a evitar el contacto con aquellos agentes dañinos para su salud, consiguiendo así reducir los síntomas y evitar situaciones de riesgo, los cuales podrían incluso poner en riesgo su vida”, concluye la Profesora Halken.

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