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14 October 2011

El diagnóstico del infarto de miocardio mejora gracias a los trabajos colaborativos del laboratorio clínico con los profesionales médicos



A pesar de las mejoras logradas en los tratamientos para el infarto agudo de miocardio, la mortalidad asociada a esta patología sigue siendo elevada. Según el INE, en el año 2009 el 2,94% de las defunciones en hombres y el 2,11% en mujeres se debieron a esta causa, mientras que en el mismo período, el cáncer de próstata ocasionó el 1,43% de la mortalidad en varones y el de mama el 1,59% en mujeres.
El mejor tratamiento en el infarto de miocardio requiere su identificación inequívoca en sus fases más precoces. En alrededor del 10-15% de los pacientes esta identificación puede hacerse sólo con los datos clínicos y electrocardiográficos; pero, en el resto de los casos el diagnóstico debe apoyarse en marcadores bioquímicos.
Con el objetivo de elaborar y difundir materiales educativos sobre el diagnóstico de las enfermedades cardiovasculares, especialmente del infarto agudo de miocardio, la Federación Internacional de Química Clínica (IFCC), que agrupa a sociedades científicas de 85 países, entre ellas la SEQC, acaba de constituir el Grupo de Trabajo para las Aplicaciones Clínicas de los Biomarcadores Cardíacos (Task Force on Clinical Applications of Cardiac Biomarkers).
Formado por reputados profesionales de laboratorio clínico, cardiólogos y médicos de servicios de urgencias de 7 países diferentes, el Grupo ha nombrado como presidente al doctor Jordi Ordóñez, miembro de la Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología Molecular (SEQC), lo que supone un reconocimiento a la competitividad y calidad de los profesionales del laboratorio clínico de nuestro país.
"Con esta composición, la IFCC está haciendo evidente que el trabajo del laboratorio clínico no puede entenderse sin estar al servicio de las necesidades clínicas y que clínicos y profesionales de laboratorio deben interaccionar continuamente para servir mejor a los intereses de los pacientes", subraya el doctor Ordóñez.
"Lo más importante es que estamos diagnosticando mejor una patología tan frecuente como el infarto de miocardio, que lo estamos haciendo a través de trabajos colaborativos del laboratorio con la clínica, y que las mejoras en el laboratorio son mejoras en la salud de los pacientes", añade este experto.






-El diagnóstico bioquímico del infarto agudo de miocardio
El diagnóstico de las enfermedades coronarias agudas, fundamentalmente del infarto de miocardio, se basa desde hace más de tres décadas en los datos clínicos y electrocardiográficos y en la detección en sangre de algunos biomarcadores del tejido miocárdico que se liberan a la circulación tras el infarto.
Desde hace más de una década se puede medir un biomarcador específico del miocardio, la Troponina cardíaca (Tnc), lo que ha logrado mejorar notablemente la especificidad del diagnóstico del infarto de miocardio, tal es así que desde el año 2001 se recomienda su medida en cualquier paciente con sospecha de infarto de miocardio.
Sin embargo, los valores aumentados de este marcador (presente en más del 95% de los pacientes con infarto de miocardio) se observaban a las 6-12h del inicio de un infarto, una precocidad diagnóstica adecuada, pero no la óptima para conseguir el máximo beneficio de los tratamientos modernos que buscan limitar la extensión del daño miocárdico. "En este sentido, cuanto más precozmente se aplican estos tratamientos, mayor es el beneficio en términos de ahorro de complicaciones y mortalidad", apunta el doctor Ordóñez.
Gracias a los últimos avances desarrollados en los últimos 2 años, se dispone de nuevos métodos de elevada sensibilidad –llamados "ultrasensibles"- que permiten detectar una elevación de las concentraciones de este marcador a las 2-4h del infarto de miocardio, lo que augura una mejoría sustancial en el diagnóstico y tratamiento precoces del mismo.
Sin embargo, a pesar del avance que supone, presenta algunos inconvenientes. Con los actuales métodos ultrasensibles se ha comprobado que las personas sanas presentan concentraciones detectables de Tnc, sin que ello signifique que padezcan un infarto de miocardio. "Esta circunstancia obliga a que antes de introducir el uso de la Tnc ultrasensible en la práctica clínica, se deben realizar estudios piloto rigurosos para conocer los pros y contras. Estos trabajos se deben realizar conjuntamente entre los médicos clínicos que atienden a pacientes con sospecha de infarto de miocardio y los profesionales de laboratorio que han de evaluar la Tnc ultrasensible. El resultado de estos estudios debe ser ampliamente difundido entre todos los profesionales de la salud, a través de guías, recomendaciones y, sobre todo, materiales educativos que faciliten la mejor comprensión sobre el "nuevo" diagnóstico del infarto de miocardio con Tnc ultrasensible", concluye el doctor Ordóñez.

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