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14 September 2011

La risa como terapia en niños hospitalizados



Payasos, padres y doctores hablan de la fuerza de esos pequeños y de cómo las sonrisas producen mejorías
“Los Doctores Sonrisa no hacemos terapia como tal, pero sí es cierto que es a través de la risa como solemos llegar a nuestros pacientes, y que a través de ella se producen cambios. Está demostrado que la risa desbloquea, relaja, te hace olvidar por unos momentos el dolor. Por medio de ella nos hacemos cómplices de los niños y creamos fantasía”. Así de contundente se muestra Javier Tejero, director de la Fundación Theodora, una de las entidades ganadoras de una de las subvenciones de DKV para proyectos sociales.
En su organización hablan con humildad de su trabajo: hacer reír y acompañar a los niños ingresados en 20 hospitales de toda España. Lo hacen mediante sus Doctores Sonrisa, que visitan por las tardes a pequeños convalecientes. “No hemos computado científicamente el efecto sanador de la risa, pero lo cierto es que los niños esperan con impaciencia el momento en el que llegan y se oyen ese día risas por toda la planta”, explica la oncóloga Celia Gil, del Clínico de Madrid.






-Expertos en sonrisas
Su profesión, la de estos animadores de batas de colores y narices rojas, es la de artista hospitalario, según la definen en la Fundación, que cuenta con 26 profesionales del humor y la magia. ¿Qué qué es eso? “Aquella persona que adapta sus capacidades escénicas al entorno sanitario, teniendo en cuenta tanto la situación anímica y emocional de los niños y adolescentes a los que visita como los protocolos higiénicos propios del lugar en el quedesarrolla su trabajo”, señala Javier Tejero.
Y es que estos artistas hospitalarios de nombre simpático (Doctor Zito, Sapofrita, Paquicardia, Melosita… ) saben bien que no sólo son payasos. Una vez entran en el hospital actúan de psicólogos para entender qué necesita el niño o niña. “Cuando llego allí, me abro y dejo que ellos me guíen. Hay que respetar cuando tienen rabia y dicen que no quieren jugar. A veces son ya adolescentes, o casi, y no quieren jugar. Ahí, tenemos que saber escuchar lo que proponen y quizás hablar de música, improvisar, quizás le gustan los coches…”, apunta la Doctora Escarola, actriz y clown, que como el resto de sus compañeros de la Fundación ha pasado por una formación específica que la prepara para llevar a cabo su labor en un entorno hospitalario, con empatía y respeto profundo, entre otras muchas cosas.
“Tenemos muy en cuenta, y esto es muy importante, que no siempre necesitan reírse, a veces su malestar es tal, que lo que quieren es simplemente que les acompañemos un ratito, que les demos la mano, que les cantemos una canción suave… Siempre sin presionar, sin forzar, si la risa sale, que salga de verdad! ¡que salga del corazón!, comenta el jefe de estos payasos.






-Formación artística imprescindible
“A los Doctores Sonrisa se les exige, antes de convertirse en tales, una extensa formación artística. A partir de ahí, la Fundación Theodora les enseña a llevar a cabo su labor en hospitales y con niños enfermos. Y lo hacemos tanto en el momento de la incorporación, con multitud de talleres dirigidos a construir su personaje y adquirir los conocimientos sanitarios necesarios, como durante toda su vida posterior como Doctor Sonrisa”, matiza su máximo responsable.
Porque enfrentarse a la enfermedad, a niños que no saben muchas veces qué es la vida fuera de esas paredes, con enfermedades graves y a unos angustiados padres no es fácil, coinciden en resaltar los especialistas de Theodora. Para hacerlo, se agarran a sus dotes artísticas, a la formación recibida para tratarles y a la fuerza de los pequeños, matiza la Doctora Escarola, un aspecto, éste último, del que todos estos artistas aprenden. También los familiares, con los que interactúan, para acercarse a los pequeños y para que respiren al ver reír a sus hijos.






-Resultado: felicidad
“Ustedes estarán acostumbrados a esas reacciones, pero a mí me dejó perpleja ver cómo en minutos cambiaba la situación anímica de padres e hijos… Muchísimas gracias por existir”, apunta la madre de Pablo, de 5 años, ingresado en el Hospital Materno Infantil Carlos Haya de Málaga. “No dejéis nunca de venir”, pide Pablo, de 13 años, paciente de La Paz de Madrid.
Por último, el responsable en España de este plantel de artistas hospitalarios, señala que “ahora más que nunca, donde el día a día parece querer mostrarnos que no hay otra cosa más que crisis, es importante que sigamosreforzando el apoyo a quien más lo necesita. Y los niños, por el merohecho de ser niños, merecen, y tienen el derecho, a reír y ser felices,aunque estén enfermos”.
DKV y sus empleados, al igual que otros patrocinadores públicos y privados, ayuda a que esas risas lleguen a los hospitales.






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