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19 September 2011

Dos 'pinchazos' podrían ser suficientes contra el papilomavirus

Una reciente investigación sugiere que, para protegerse contra el papilomavirus, no son necesarias las tres dosis de vacunación que se recomiendan habitualmente. Dos 'pinchazos' podrían ser igual de seguros y efectivos, según el trabajo, desarrollado por el Instituto Nacional de Cancer de EEUU.
Actualmente existen dos vacunas contra el virus del papiloma humano, el causante de gran parte de los cánceres de cuello de útero. Aunque su composición es diferente, ambos tratamientos -Gardasil y Cervarix- se administran en tres dosis que deben inocularse en un periodo de seis meses.
La terapia se recomienda en jóvenes adolescentes que aún no han iniciado su vida sexual. Sin embargo, un gran número de chicas no completan la vacunación.
En los países en vías de desarrollo, esta falta de adherencia al tratamiento resulta especialmente preocupante ya que es allí donde se produce el 80% de los casos mundiales de cáncer de cuello de útero.
El coste de la terapia es uno de los motivos que hacen que muchas chicas abandonen antes de recibir los tres 'pinchazos'. Pero no es el único. En países como EEUU, con un alto nivel de vida, sólo el 32% de las adolescentes de edades comprendidas entre los 13 y los 17 años completa la terapia, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Aunque en nuestro país aún no hay datos oficiales, los especialistas estiman que la cobertura es mucho más alta en las Comunidades Autónomas -como Navarra o La Rioja- donde la vacunación se realiza a través de un programa escolar. "En cambio, en las regiones donde hay que ir al centro de salud a vacunarse las cifras son mucho menores, aunque, en general, los porcentajes de recepción de las tres dosis son más altos que los de EEUU", comenta Xavier Bosch, jefe del Servicio de Epidemiología y Registro del Cáncer del Instituto Catalán de Oncología.

-Estudio en Costa Rica
Con estos datos en la mano, un equipo dirigido por Aimée R. Kreimer, de la División de Genética y Epidemiología del Cáncer del Instituto Nacional del Cáncer de EEUU quiso comprobar si era posible 'acortar' la terapia manteniendo su efectividad. Para ello, estudiaron el caso de unas 7.000 jóvenes costarricenses mayores de 18 años que habían participado previamente en un estudio para comprobar la eficacia de Cervarix (la mitad de la muestra recibió esta vacuna y el resto una inmunización contra la Hepatitis A que sirvió como placebo).
El objetivo inicial era que todas ellas recibieran tres dosis del fármaco, pero un 20% no completó la terapia.
Después de cuatro años de seguimiento, los investigadores comprobaron que quienes sólo habían recibido dos dosis de la vacuna presentaban la misma protección frente al virus que aquellas que habían recibido la terapia completa.
Es más, también observaron altos niveles de protección en aquellas chicas que sólo se habían 'pinchado' una vez, aunque se muestran cautelosos con respecto a estos resultados ya que, generalmente, vacunas similares a la del papilomavirus siempre requieren una dosis de 'refuerzo'.
En su trabajo, que se ha publicado en la revista ‘Journal of the National Cancer Institute’, los investigadores reclaman nuevos estudios sobre el tema que aclaren la duración de la protección con menos dosis y si los datos pueden extrapolarse a otras poblaciones y a quienes opten por la vacunación con Gardasil.
Con todo, adelantan que sus datos podrían ser una muy buena noticia principalmente para las mujeres de países con menos recursos, donde la prevención del cáncer de cuello de útero sigue fallando.
Coincide con este punto de vista Xavier Bosch, quien subraya que «estas vacunas son caras, por lo que la posibilidad de reducir las dosis puede ser muy interesante en el ámbito de la salud pública ya que, por el mismo precio, podrían vacunarse más mujeres».
Con todo, este especialista se muestra cauteloso y señala que el diseño del estudio no permite sacar conclusiones definitivas sobre el tema. «El objetivo inicial del estudio no era comprobar si un menor número de dosis de la vacuna resulta igual de efectivo, por lo que habría que preparar una investigación específica sobre el tema».
Para Antonio González, oncólogo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y portavoz de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), lo primero que deben dilucidar futuras investigaciones -ya que esta no lo deja claro- es si la terapia con dos dosis es tan efectiva como la tripe para proteger a las mujeres frente al cáncer. «Lo que han visto hasta ahora es que evita la infección, pero no ha estudiado la existencia de carcinoma in situ y ese es un dato importante», remarca.
Mientras nuevas investigaciones no ratifiquen la eficacia y seguridad de acortar la vacunación contra el papilomavirus, coinciden González y Bosch, «hay que seguir con la recomendación de completar las tres dosis de la terapia».
En la misma línea se ha mostrado Esther Redondo, coordinadora del Grupo de Actividades Preventivas de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN). «Actualmente la pauta recomendada y correcta son tres dosis en ambas vacunas comercializadas», quien remarca que, aunque la reducción de la terapia «se esté valorando como una opción interesante sobre todo para países en vías de desarrollo» no es probable que se autorice esta pauta alternativa a corto plazo.
La prueba definitiva la traerán, por tanto, nuevos trabajos. Bosch adelanta que ya están en marcha distintas investigaciones que están tratando de evaluar esta posibilidad u otras variaciones de la terapia, como la posibilidad de retrasar la inoculación de la tercera dosis un plazo de hasta cinco años.

**Publicado en "EL MUNDO"

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