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02 August 2011

Usar componentes de cobre en los sistemas de climatización puede evitar los malos olores y la propagación de enfermedades

El aumento de las temperaturas durante los meses de verano lleva asociado el uso cada vez más extendido de los sistemas de climatización, en especial de las unidades de aire acondicionado, tanto en los hogares como en los edificios públicos, oficinas y automóviles. Si los componentes de los sistemas de aire acondicionado no cumplen unos requisitos mínimos de control e higiene, el ambiente húmedo y oscuro en el interior de estos sistemas se convierte en el entorno ideal para el crecimiento y propagación de hongos, bacterias y virus.
Hoy en día, los consumidores cada vez son más conscientes de los problemas de salud que conlleva un mal uso del aire acondicionado, lo que ha creado la necesidad de mejorar las condiciones higiénicas de los sistemas de ventilación y aire acondicionado.
Los organismos patógenos que crecen en los sistemas de climatización se propagan a través de conductos de aire en el interior de los edificios, empeorando la calidad del aire y causando con frecuencia graves enfermedades, como la legionelosis, la aspergilosis o la denominada fiebre del humidificador, y síntomas menos graves como dolores de cabeza, mareos, alergias, resfriados persistentes e irritaciones de piel y ojos clasificados como síndrome del edificio enfermo.
Pruebas en laboratorio han demostrado que el uso de superficies de cobre en los sistemas de climatización inhibe el crecimiento de microbios, lo que conduce a una mayor eficiencia energética y a la reducción de los malos olores que se asocian a menudo con las unidades de aire acondicionado tradicionales. Después de 24 horas de exposición a superficies de cobre, se observó una total extinción de varias especies comunes de moho, mientras que las superficies de aluminio no tuvieron ningún efecto en ninguno de estos hongos. De hecho, la Agencia de Protección Ambiental de EEUU ha registrado recientemente al cobre como material que protege las superficies de los equipos de climatización frente a bacterias, moho y hongos.
Investigación en EEUU confirma la eficacia antimicrobiana del cobre
Ante los resultados obtenidos de las pruebas realizadas en laboratorio, el Departamento de Defensa de EEUU ha financiado una investigación, que se está llevando a cabo en los barracones militares de Fort Jackson en Carolina del Sur, para comparar el crecimiento de los microorganismos en unidades de aire acondicionado con intercambiadores de calor de cobre frente a otras unidades con intercambiadores de calor de aluminio. El resultado de las comparaciones realizadas demuestra que las unidades de aire acondicionado hechas con cobre evitan el crecimiento de bacterias, moho y hongos que causan olores y reducen la eficiencia energética del sistema.
Estas pruebas en condiciones reales de uso indican que reemplazar componentes habituales de los sistemas de aire acondicionado por otros de cobre puede ayudar a reducir la contaminación biológica que afecta a la calidad del aire.
Una combinación de propiedades únicas para los sistemas de climatización
Además de su eficacia antimicrobiana, el cobre presenta una serie de ventajas que lo convierten en un material esencial para una instalación de aire acondicionado. Frente a otros materiales como el aluminio, los tubos de cobre ofrecen una mayor conductividad térmica, un menor calor específico (se calientan y se enfrían más fácilmente) y un mantenimiento a largo plazo más sencillo gracias a su durabilidad y su resistencia a la corrosión.
Se trata de un material natural que es totalmente amigable con el medio ambiente ya que presenta un ciclo de vida energético muy favorable, es 100% reciclable sin perder ninguna de sus propiedades que lo hacen único y el coste energético cuando se produce cobre a partir de chatarra excepcionalmente bajo.

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