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30 June 2011

Utilizar un fotoprotector de factor 15 durante los primeros 18 años de vida puede reducir hasta un 78% el riesgo de cáncer cutáneo

La exposición al sol es beneficiosa y necesaria para la vida humana; estimula la síntesis de vitamina D, favorece la circulación sanguínea y actúa en el tratamiento de algunas dermatosis. Sin embargo, una sobreexposición en la intensidad y el tiempo que pasamos al aire libre en verano puede acarrear una serie de efectos malignos para la piel y la salud en general, que van mucho más allá de las quemaduras evidentes de los días inmediatos, pudiendo ser el detonante de manchas, arrugas, cataratas, cáncer cutáneo y tumoraciones superficiales a largo plazo.
La aparición del cáncer de piel se relaciona, pues, con la exposición a los rayos solares durante períodos de tiempo largos y con exposiciones intermitentes e intensas. Según estimaciones de la OMS, cada año se producen en todo el mundo más de 2 millones de cánceres de piel distintos del melanoma y 200.000 melanomas malignos. Según distintos estudios clínicos, utilizar un fotoprotector de factor 15 durante los primeros 18 años de vida puede reducir hasta un 78% el riesgo de cáncer cutáneo.
Recomendaciones para el veranoPor este motivo y teniendo en cuenta la llegada de la época veraniega, la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) y la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) proponen una serie de consejos para prevenir estas enfermedades y lesiones que, sobre todo, se producen en verano. La Dra. Juani Solano, pediatra de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), afirma que los cuidados más importantes en este aspecto son “evitar exponer a los niños al sol entre las 12 y las 17 horas, usar cremas o lociones fotoprotectoras con un factor de protección 15 o mayor en niños de piel clara, pelirrojos, niños de ojos claros, con pecas o afectos de dermatitis atópica u otras enfermedades de la piel”.
Más del 90% de los cán¬ceres de piel aparecen en áreas expuestas al sol; la cara, el cuello, las orejas, los ante¬brazos y las manos son las localizaciones más fre¬cuentes de un cáncer que tiene su principal causante en los rayos invisibles Ultravioleta (UV), más intensos en el verano, en zonas de mayor al¬tura y mayor proximidad al ecuador. Los efectos de estos rayos aumentan por el viento y las propiedades reflectoras de la superficie del suelo; la arena refleja entre un 10% y un 25% de estos rayos, por lo que la exposición de los bañistas es especialmente intensa.
Por todo ello, ambas sociedades científicas aconsejan la precaución en la exposición solar y el uso de lociones fotoprotectoras. Las recomendaciones de los pediatras pasan por “aplicar el fotoprotector antes de salir de casa y renovar frecuentemente su aplicación, aproximadamente cada dos horas, o antes si el baño es prolongado o hay un incremento de la sudoración. Otras medidas útiles son el uso de gorras o sombreros anchos y gafas de sol con cristales homologados”.
“También es recomendable el uso de lociones hidratantes y calmantes con posterioridad a la exposición, que actúan conjuntamente con la finalidad de calmar la quemazón cutánea y paliar y/o corregir las anomalías originadas por la agresión solar. Finalmente, es aconsejable el uso de ropa que proteja la piel lo más posible, que no deje pasar la luz visible”.

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