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18 April 2011

La nueva generación de Omega-3 reduce el colesterol circulante en un 30%


La ingesta de krill de forma regular puede reducir el colesterol circulante en un 30%. Así, se desprende de un reciente estudio publicado por el “Journal of Agricultural and Food Chemistry” que señala al krill como un producto de excelente calidad que en contraste con otros aceites de origen marino proviene de una sola fuente: el krill (Euphausia superba); un crustáceo parecido al camarón que se encuentra en el océano Antártico y en menor medida en el Ártico y que es el principal alimento de muchas ballenas y el alimento de otros animales como focas, pingüinos, peces, calamares y aves marinas. El estudio demuestra que si una dieta rica en grasas se suplementa con aceite de krill se reduce significativamente la hepatomegalia, la esteatosis hepática y la hipercolesterolemia hasta en un 30%. El aceite de krill contiene astaxantina (provitamina A) que es un antioxidante natural. Los ácidos grasos omega-3 presentes en el krill están en forma de fosfolípidos y son dispersables en agua, a diferencia de los ácidos grasos omega-3 presentes en aceites de pescado que están en forma de triglicéridos. Esta propiedad es un hecho clave en la absorción y utilización de los ácidos grasos omega-3 del aceite de krill por parte del organismo.


-Lipokrill aumenta el índice de omega-3 mejorando su asimilación El índice de omega-3 es una herramienta de diagnóstico que determina las concentraciones de EPA Y DHA en las membranas de los eritrocitos. De modo que constituye la forma más fidedigna de evaluar el grado de protección que confiere la ingestión de esto ácidos grasos omega-3. Los participantes en el estudio comenzaron con un índice de omega-3 de un 2,0%, un valor relativamente bajo, después de la toma diaria de 2 gramos de aceite de krill durante 8 semanas, el índice aumentó hasta una media de un 4,5% lo que representa un incremento de hasta un 125%. Al cabo de las dos primeras semanas, ya se observó un incremento del 45% del índice de omega-3. Este aumento se produce porque el aceite de krill contiene omega-3 en forma de fosfolípidos, a diferencia del omega-3 en forma de triglicéridos presentes en otros aceites de pescado. Los triglicéridos y los fosfolípidos tienen diferentes mecanismos de absorción intestinal. Los triglicéridos por su carácter hidrofóbico, son insolubles en el lumen intestinal acuoso, y los productos de la lipósilis de los triglicéridos, es decir, los ácidos grasos libres y los monoglicéridos, dependen en gran manera de los componentes biliares para su solubilización. Los fosfolípidos, en cambio, son relativamente independientes de componentes de la bilis para su absorción intestinal. Los fosfolípidos tiene más tendencia que los triglicéridos para interactuar con el agua, de modo que su solubilización es más sencilla; forman micelas espontáneamente que se pueden transportar en un medio acuoso. Los fosfolípidos pueden ser absorbidos intactos o como liso-fosfolípidos y ácidos grasos libres tras su digestión parcial.


-Los estudios clínicos también demuestran que los ácidos grasos omega-3 en forma de fosfolípidos de aceite de krill son mucho menos propensos a la oxidación que los ácidos grasos omega-3 en forma de triglicéridos tradicionales de aceites de pescado. La astaxantina es un antioxidante de gran potencia que se encuentra de forma natural en el aceite de krill, y que otorga una protección adicional frente a la oxidación. El profundo color rojo del aceite de krill se debe a su contenido en astaxantina. Además de proporcionar un efecto protector frente a la oxidación de los ácidos grasos, la astaxantina es reconocida por sus efectos beneficiosos sobre la salud al contrarrestar los radicales libres que perjudican al organismo. Esto hace que su estabilidad se obtenga sin añadir conservantes artificiales a diferencia de la mayoría de los suplementos dietéticos de omega-3 derivados de aceites de pescado. El estudio demuestra que el aceite de krill tiene la capacidad de mejorar significativamente el metabolistmo de los lípidos y de la glucosa aún en dietas ricas en grasas. La suplementación con aceite de krill es particularmente eficaz en la reducción de los niveles hepáticos de TG y colesterol, aliviando así la hepatomegalia y esteatosis hepática inducida por la dieta.

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